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Autor Tema: 5 claves para cautivar con tu comunicación  (Leído 498 veces)

Scientia

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5 claves para cautivar con tu comunicación
« en: Marzo 24, 2017, 09:44:54 pm »
5 claves para cautivar con tu comunicación

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Imagino que debes conocer este tipo de gente con la que resulta maravillosamente agradable conversar. Suelen ser personas magníéticas, con un enorme cí­rculo social y que todo el mundo tiene en cuenta para cualquier cosa. Pero ¿quíé es lo que hacen exactamente para generar ese encanto y cautivar con su comunicación?
El secreto de la comunicación que cautiva radica en despertar emociones positivas en los demás. Si los demás se sienten a gusto mientras están contigo, invariablemente desearán pasar más tiempo a tu lado.
Algunas de las tíécnicas que describiríé a continuación pueden interpretarse como intentos de manipulación. Pero la realidad es que aquellos comunicadores más carismáticos suelen usarlas de forma natural y sin ninguna intención oculta detrás. Tan sólo se han acostumbrado inconscientemente a hacerlo porque siempre les ha dado buenos resultados.

Para el resto de personas, empezar a practicarlas de forma honesta y sin excederse puede suponer una gran ayuda para mejorar la capacidad de comunicación y la relación con nuestro entorno social.
1. Comuní­cate con asertividad
Aunque existe mucha bibliografí­a donde se explican en detalle tíécnicas para ser más asertivo, a grandes rasgos se podrí­a resumir en comunicarte en primera persona, expresar lo que sientes, y hablar de conductas evitando usar adjetivos personales.
La asertividad no es más que la capacidad de expresar tus opiniones y emociones sin resultar agresivo. Y una de las principales maneras de resultar ofensivo es dar a entender que estamos juzgando a la otra persona o que poseemos la verdad absoluta. Para evitarlo haz lo siguiente:
Sustituye el Tú por el Yo. Desde el momento en que empiezas una frase con la palabra Tú ya estás comunicando que vas a juzgar a la otra persona: “Tú eres…”, “Tú hiciste…”, “Tú dijiste…”. Eso provocará que se sienta atacada y se ponga a la defensiva. Acostúmbrate a hablar de lo que a ti te genera lo que sucede a tu alrededor.
Expresa tus emociones, y si son positivas mejor. Una verdad que nadie podrá quitarte jamás es cómo te sientes. Si te gusta una canción y dices “esta es la mejor canción de la historia”, habrá quiíén no estíé de acuerdo contigo. Si en cambio dices “esta canción me gusta como si fuera la mejor de la historia” nadie podrá discutí­rtelo. Tus emociones son tuyas y de nadie más.
Además las emociones se contagian. Se le llama contagio emocional. Si alguien rí­e descontroladamente, es probable que a las personas que le estíén viendo tambiíén les entre la risa. Por lo tanto, las personas que cautivan hablan de las emociones positivas que sienten, porque contagian ese bienestar a los demás.
Habla de conductas y no de personas. Si hay algo que te molestó de una persona y quieres ser capaz decí­rselo sin que tu se sienta agredida de entrada, háblale precisamente de su conducta, y no de ella. “Tu comportamiento me ha avergonzado” no tiene nada que ver con decir “Das vergí¼enza”. Puedes estar hablando de lo mismo, pero con el primero no se siente juzgado como persona y con el segundo sí­, por lo que es más probable que se ponga a la defensiva y no atienda a razones
De esta forma lograrás expresar tus derechos y opiniones de forma que la gente te escuche y no se sienta atacada en ningún momento. Tu comunicación será suave pero firme a la vez.
2. Encuentra lo que te vincula y enfatí­zalo
Es un hecho demostrado cientí­ficamente que cuanto más nos parezcamos a alguien, mejor nos caerá. Por ese motivo es muy importante que no dejes pasar las oportunidades de hacer evidente que tú y tu interlocutor compartí­s algo en común. Incluso podíéis compartir emociones.
Durante una conversación lo habitual es que surjan multitud de temas y que vayamos saltando de uno a otro. Pero los comunicadores más carismáticos saben detectar los puntos en común que tienen con la otra persona y centrar la conversación allí­. Si por ejemplo estás hablando con alguien que tiene una serpiente como mascota y resulta que tú tienes un camaleón, debes en primer lugar decí­rselo y en segundo profundizar en el tema. Sin embargo, la mayorí­a de la gente sólo se queda en el primer paso:
– Pues hace dos semanas me compríé una serpiente.
– ¿Ah sí­? Pues yo tengo un camaleón y es divertidí­simo.
– Sí­â€¦ los reptiles son geniales.
Esta no es la mejor manera de enfatizar un punto en común. La clave para profundizar en una conversación es tan sencilla que hasta parece mentira que se utilice tan poco: tan sólo se trata de preguntar ¿por quíé?
– Hace dos semanas compríé una serpiente para mi piso.
– ¿De verdad? Yo tengo un camaleón, me encantan los reptiles. ¿Y por quíé te compraste una serpiente?
Para centrar la conversación en un tema acostúmbrate a preguntar los motivos de la gente para hacer algo. Te resultará especialmente útil para si alguna vez te has preguntado cómo conocer gente nueva. Y si quieres profundizar a nivel experto y encontrar ví­as de vincularte emocionalmente, pregunta tambiíén quíé les hace sentir lo que hacen o lo que han conseguido.
3. Consigue que hablen de ellos
Resulta que hablar de nosotros mismos activa las mismas áreas del cerebro que están relacionadas con el placer . Por eso hay tanta gente que aunque tú tengas la necesidad de contarles algo, terminan invariablemente derivando la conversación hacia lo que les ocurre a ellos: porque les resulta placentero. Cada segundo que pasan sin hablar se están privando de un momento de gozo.


Pero esto tiene una parte positiva y otra negativa:
La positiva. Si fomentas que alguien hable de sí­ mismo haciíéndole preguntas e interesándote por íél, conseguirás que experimente esa sensación tan positiva contigo junto al placer de sentirse escuchado. Y seguramente eso contribuya a que quiera pasar más rato contigo y valore más tu compañí­a.
La negativa. Es bueno lograr que la otra persona hable de ella, pero sin excederse. Lo más habitual es que la gente se díé cuenta de que lleva un rato monopolizando la conversación y entonces se interese por ti, pero hay personas que no lo hacen y parece que puedan estar hablando de su vida semanas enteras. Como están acostumbradas a hablar siempre de ella, no asociarán esa emoción positiva en concreto contigo, así­ que intenta ponerles un poco de freno.
Si te fijas bien las personas más carismáticas no suelen centrar la conversación en lo que les pasa a ellos. Si bien a menudo pueden hablar de un tema durante un rato de forma apasionada, la mayorí­a de las ocasiones preguntan, se interesan por ti, y te escuchan. Resiste la tentación de hablar y dedica fragmentos enteros de conversación a interesarte por tu interlocutor.
4. Pide consejo de vez en cuando
Las personas carismáticas tienen varios rasgos en común, y uno de ellos es que suelen pasar percibidas como lí­deres.
Sin embargo, la imagen tradicional del lí­der (valiente, atrevido, agresivo) no es exactamente el tipo de lí­der que más respeto genera. Los lí­deres de verdad se preocupan por su gente, y así­ saben que puede acudir a ellos en momentos de necesidad.
Por lo tanto, para que alguien realmente te respete debes demostrar que te preocupas por íél, que tambiíén le respetas. Y eso se consigue masajeándole un poco el ego. A todos nos gusta sentirnos valorados y tomados en cuenta, y una forma muy fácil de que esto ocurra es cuando alguien nos pide opinión, consejo o una recomendación.
Observa bien a la gente que cautiva. Además de interesarse por ti, van un paso más allá y te piden consejo. Quíé pelí­culas les recomiendas, quíé libros de ficción les aconsejas, quíé series merece la pena empezar a ver… De esta forma haces evidentes que su opinión te importa, y eso fomentará el agrado hacia ti.
En un estudio relacionado con la psicologí­a de la persuasión, se demostró que pedir consejo es una excelente manera de ejercer influencia incluso cuando no somos percibidos como lí­deres. En la investigación, un grupo de compradores querí­a vender una propiedad. Cuando se centraron en conseguir el mejor precio posible tan sólo consiguieron un acuerdo satisfactorio en el 8% de los casos. En cambio, cuando pidieron consejo al propio comprador, alcanzaron un acuerdo positivo en el 42% de las ocasiones.
5. Reconoce sus míéritos aunque lo hagas mal
Finalmente, una de las formas más eficaces de generar agrado y cautivar a los demás es sencillamente hacerles un cumplido real y creí­ble de vez en cuando.
Una de las leyes de la persuasión dice que nos gustan más aquellas personas a las que gustamos, con lo cual conviene evidenciar que nuestro interlocutor tiene ciertos atributos que nos agradan (siempre y cuando sea cierto, de lo contrario lo mejor es no decir nada).
A menudo estamos hablando con una persona y nos estamos dando cuenta de ciertas caracterí­sticas positivas de ella, como por ejemplo que tiene buen gusto para escoger la ropa que mejor le queda o que es capaz de comunicarse de forma muy clara. Sin embargo, la mayorí­a de las ocasiones nos lo guardamos para nosotros y no decimos nada. Mal.

Si realmente hay alguna cualidad que te llama la atención de tu interlocutor, conviene hacíérsela saber una vez ya avanzada la conversación. Si lo haces correctamente y sin exagerar o mostrarte demasiado entusiasmado, tan sólo reconociíéndoselo como míérito, probablemente consigas generar un efecto muy interesante: la otra persona se sentirá halagada y te devolverá el halago. Y ya habrás generado de nuevo más cercaní­a.
Si no sueles hacerlo por vergí¼enza o porque crees que resultará muy evidente que estás intentando caer mejor, permí­teme confesarte algo, y es que por muy mal que lo hagas seguirá siendo efectivo.
En un estudio los investigadores demostraron que incluso cuando el halago era evidentemente una estratagema (cuando lo hací­a un comercial que querí­a vender algo) seguí­a siendo efectivo incluso a pesar de ello. Así­ pues, acostúmbrate a observar, reconocer y expresar en voz alta algunos míéritos de aquellas personas a las que quieras causar una buena impresión.
Desde luego no es necesario que utilices todas estas herramientas en tus conversaciones ya que serí­a manipulador si lo hicieras de forma deshonesta y estarí­as agasajando en exceso a tu interlocutor. Tan solo intenta sazonar tu forma de comunicarte con alguna de estas estrategias y probablemente veas cómo, poco a poco, la gente empieza a valorar más tu compañí­a.
Sobre el autor: Pau Navarro se dedica profesionalmente a la comunicación y es el autor de habilidadsocial.com, un blog especializado en la formación de habilidades sociales e inteligencia emocional.