Cómo preservar el ahorro en un entorno de recesión
Publicado en Expansión por S. Píérez
Nuevo jarro de agua fría para las expectativas económicas. La OCDE dijo el martes que veintiuno de los treinta países miembros de la organización atravesarán una prolongada recesión, de una magnitud que no se ha visto desde principios de la díécada de los ochenta. Experimentarán cuatro trimestres consecutivos de crecimiento negativo del PIB, hasta el último de 2009.
El organismo multilateral define un panorama muy gris para España porque se trata de una de “las economías más directamente afectadas por la crisis financieraâ€, por la existencia de “vulnerabilidades†particulares como el “severo ajuste inmobiliarioâ€.
Según el último informe semestral de la OCDE, Irlanda, Italia, Islandia, Gran Bretaña y Estados Unidos sufrirán una recesión más aguda que España en 2009. Pero la contracción del PIB del 0,9% y el nivel de desempleo, que superará la barrera del 14%, parecen suficientemente desalentadores, según los expertos.
La íépoca de vacas flacas ya está aquí, y ha pillado a los inversores casi por sorpresa. Veníamos de un largo ciclo de cinco años de bonanza en la economía y en los mercados financieros, en los que rentabilizar el ahorro era prácticamente una cuestión de coser y cantar. Eso en el caso de aquellos que tuvieran excedentes porque cerca de la mitad de los españoles no guarda para el futuro.
Los depósitos bancarios de los particulares han crecido 5 puntos porcentuales en un año
El panorama ha dado ahora un vuelco importante, y sacar jugo de las inversiones se ha convertido en una tarea sumamente complicada. Y no sólo en la bolsa, donde la tremenda volatilidad y debilidad que se vive desde finales de enero, ha provocado la huida de numerosos inversores, especialmente particulares. Otros instrumentos que tradicionalmente se han comportado bien en periodos de turbulencias, como los hedge fund, están viviendo el peor año de su historia, y de los productos estructurados nadie quiere oir ni hablar desde que estalló la crisis subprime (hipotecas de alto riesgo).
Las decisiones que han tomado los ahorradores en los últimos meses reflejan con bastante fidelidad el nuevo escenario. Según los datos del Banco de España sobre la distribución de activos financieros en los hogares, las acciones de compañías cotizadas han pasado de suponer el 27,49% de la riqueza de los particulares en junio de 2007 al 22,5% un año despuíés (ver gráficos). Las participaciones en fondos de inversión tambiíén se han reducido sustancialmente en esos doce meses: del 11,59% al 9,7%.
Cambio de tercio
¿Dónde se ha ido el dinero? Una parte, evidentemente, se ha evaporado con las píérdidas de valor de los activos sufridas durante 2008. Pero tambiíén se ha producido un trasvase considerable hacia los depósitos bancarios, que han pasado de representar el 32,76% de los activos financieros de los hogares en junio de 2007 al 37,88% un año despuíés.
Este porcentaje está aún lejos del 47,74% que suponía en junio de 1993, durante la última recesión profunda que vivió la economía española, cuando el capitalismo popular –desatado con las grandes OPVs de empresas públicas de la segunda parte de los años noventa– no había hacho su aparición y lanzado a los particulares al parquíé.
Pero la vuelta de los ahorradores a los depósitos bancarios durante los últimos meses anticipa la tendencia del movimiento del dinero a medio plazo, según los expertos.
“Vienen tiempos duros, en los que cabe preguntarse quíé puede pasar si se deteriora el empleo o no se cobran los bonos. Si antes se necesitaba un colchón, ahora se precisa un extra adicional. Con el dinero que te va a hacer falta no tiene sentido asumir muchos riesgos.La prioridad no es buscar rentabilidad, sino preservar el ahorroâ€, sostiene Joaquín Casasús, director general de Abante.
La rentabilidad que se espera obtener de las inversiones debe ser como mínimo el IPC
Mientras los depósitos bancarios sigan esgrimiendo el gancho de unas atractivas rentabilidades –hay productos que ofrecen hasta el 6,5% anual, los inversores españoles, que tienen un perfil de riesgo bastante conservador, continuarán prefiriíéndolos por delante de otros productos tambiíén conservadores como las letras del Tesoro, o los fondos monetarios.
Estos últimos instrumentos no pueden competir ahora en rendimiento: la última subasta de las letras a doce meses se saldó con un tipo de interíés del 3,323%, y la rentabilidad media de los fondos monetarios en euros se sitúa en el 1,5% durante el último año.
Lo que no está tan claro es cuánto tiempo se prolongará la oferta arrebatadora de los depósitos bancarios. Hay que tener en cuenta que la tendencia de los tipos de interíés es a descender, y que las peculiaridades que atraviesan los mercados actualmente algún día acabarán.
“De momento, a las entidades les sale más rentable pagar el 6% a sus clientes que financiarse en el mercado de deuda, donde les pueden pedir hasta el 10%. Además de que consiguen recursos, captan clientes que quizás fidelicen. Pero en la medida en que el mercado de deuda y el interbancario, que es el mercado natural para los bancos, se normalicen –ahora están cerrados–, los depósitos se verán presionados a la bajaâ€, explica Jacobo Zarco, socio director de Atlas Capital.
En todo caso, los profesionales no son, en general, muy partidarios de los depósitos como inversión, incluso para una economía recesiva como la que se espera.
“Si alguien tiene la suerte de contar con un excedente que no vaya a necesitar, se encuentra con la oportunidad de su vida de asumir inversiones con riesgoâ€, según Casasús. Este experto considera que, en este momento, “la bolsa es el riesgo mejor pagado. Normalmente el PER(relación precio/beneficio por acción) está entre 12 y 15 veces, y ahora se sitúa en 7 ú 8. ¿Quíé puede caer más? Por supuesto, como se han roto las leyes que parecían inmutables del mercado.
Hay que meterse poco a poco, y no pensar que el día que entras se va a dar la vuelta. Pero con que la bolsa vuelva a niveles razonables, el margen de ganancia es brutalâ€, añade Casasús. El director general de Abante recuerda que la bolsa se va a recuperar mucho antes que la economía.
En el caso de invertir en renta variable, Zarco apunta que “hay que ir a grandes compañías más que a pequeñas; que EEUU suele ser un mercado más defensivo que otras zonas, y que los sectores de salud, sanitario, consumo básico y las compañías de telecomunicaciones como son ahora –funcionan casi como las empresas de servicio público– se defienden bien en las recesionesâ€.
Casasús ve más complicado el mercado inmobiliario. “Pese a que era el más sobrevalorado, y lo normal es que se hubiera matado con la crisis, hay muchas reticencias a bajar los precios de los inmuebles. No es un buen momento para comprar, porque apenas han caído los preciosâ€, dice.
Estructura de patrimonio
De cara a construir una estructura de patrimonio en un contexto de contracción económica como la que tenemos por delante, Zarco insiste en que “más que nunca es importante la planificación financieraâ€. Una vez que se tiene esto controlado, se pueden intentar algunas estrategias con las que batir, al menos, al “enemigo número uno, que es la inflaciónâ€, señala el experto de Atlas Capital.
Si la inflación se mantiene a la baja –actualmente se sitúa en el 2,4%, y las previsiones del Gobierno apuntan a que se coloque por debajo del 1% en julio de 2009–, se puede optar por los fondos monetarios o las letras del Tesoro, con los que actualmente no se bate la subida de los precios.
En renta fija a largo plazo, que normalmente funciona bien en las recesiones porque son procesos con recortes de tipos, “ahora hay poco dinero a ganarâ€, según Zarco, ya que los tipos a largo plazo están bastante bajos. Se puede intentar una estrategia más complicada que juega con posiciones de compra y y de venta tanto en el tramo corto como en el largo de la curva. Un fondo de inversión que ofrece esta posibilidad es el Julius Baer Absolut Return Bond.
Cuando se empiece a vislumbrar el final de la contracción económica, sería interesante invertir en bonos corporativos de grandes compañías y máxima calificación crediticia: algunas elíéctricas, como Iberdrola, están ofreciendo rentabilidades superiores al 6%. “Los spreads (diferencial sobre los bonos gubernamentales) de la renta fija corporativa están descontando una caída del PIB del 6%, y un nivel de impagos del 21%, cuando esto no ha pasado nuncaâ€, dice Zarco.
Según este experto, los nuevos fondos de capital riesgo, que cuentan con dinero fresco, tienen ahora la oportunidad de hacerlo muy bien. “Ahora, con menos apalancamiento, van a comprar mejor, y venderán dentro de 6 ó 7 años, cuando al ciclo le díé tiempo de recuperarâ€.
Finalmente, Zarco subraya el atractivo de algunos fondos de inversión tradicionales, que fijan sus objetivos en compañías que atraviesan situaciones especiales (cambios de gestión, etcíétera), que son buenas pero están mal valoradas por este tipo de circunstancias. El fondo M&G Recovery es uno de ellos.
Escasa inclinación por el riesgo
La capacidad de ahorro no es una característica generalizada en España. El 47% de los españoles de entre 30 y 55 años no tiene ningún tipo de ahorro a medio y largo plazo, según un estudio elaborado por TSN Finace para ING Nationale-Nederlanden. La mayoría de las personas que no guardan dinero para el futuro no lo hacen porque no les llega el presupuesto; sólo el 12% confiesa que no lo hace por falta de costumbre.
Las conclusiones del estudio señalan que el poco más de la mitad de la población ahorradora da prioridad a la seguridad sobre la rentabilidad. La liquidez es otra condición que se valora especialmente a la hora de intentar rentabilizar el dinero.
Los planes de pensiones, los depósitos bancarios, los seguros de vida y los seguros de ahorro son los productos financieros más contratados. Sólo un 17,4% se atreve a ahorrar a travíés de inversiones en bolsa. Y es que la mitad de los españoles considera que el mercado de acciones contiene un riesgo importante. El 42% de los encuestados para este estudio reconoce que estaría dispuesto a incrementar la cantidad que ahorra mensualmente en el caso de que encontrara un producto rentable y garantizado a la vez.