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Autor Tema: El mal humor se vuelve contra el que lo lleva  (Leído 1237 veces)

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El mal humor se vuelve contra el que lo lleva
« en: Julio 13, 2017, 08:47:51 pm »
El mal humor se vuelve contra el que lo lleva

https://lamenteesmaravillosa.com/mal-humor-se-vuelve-lo-lleva/

Solemos replicar el modo en que nos tratan y, según la psicóloga Elisa Múgica eso se debe a las neuronas espejo, que nos incitan a actuar de la misma forma en que lo hacen con nosotros. Estas famosas e interesantes neuronas son las responsables del bostezo contagioso, de que sonriamos cuando nos dedican una sonrisa o de que nos pongamos de mal humor cuando alguien enfadado se dirige a nosotros.

Por lo tanto, todos los insultos y borderías que salen por nuestra boca acaban encontrando el camino de vuelta, haciendo estragos en nuestro equilibrio personal y emocional. El mal humor es como estar en resistencia con uno mismo, con los demás y con las situaciones que nos pasan.


Una de las explicaciones que se contemplan para explicar por qué algunas personas están constantemente de mal humor, pese a que la vida les ha dado fortuna, es que tienen un ego demasiado grande. Poco o nada les parece bien y piensan que la realidad tiene un empeño especial en que no se cumplan sus expectativas, de ahí su constante mal humor. En este sentido, el humor atormentado es el estado de ánimo que nos hace al mismo tiempo pequeños y esclavos.

“La ignorancia y el error son manantiales de mal humor”
-Barón de Holbach-


¿De dónde viene nuestro mal humor?

El desencadenante del mal humor puede ser cualquier circunstancia. El humor es un estado de ánimo en el que nos instalamos por muchos factores. Algunos expertos concluyen que las expectativas no cumplidas, por ejemplo, nos hacen mas propensos a tener pensamientos desajustados y eso es lo que termina poniéndonos de mal humor.


Tal Ben Shahar, profesor de Psicología Positiva en la Universidad de Harvard, asegura que el enfado tiene su función, es como una válvula que cuando se abre alivia la presión a la que está sometida una persona ante una circunstancia que le afecta. Si alguien es despedido del trabajo, puede ser más productivo para uno mismo aceptar el enfado que produce tal circunstancia que negarlo.

El enfado, en este sentido, puede informarnos de que hemos sido víctimas de una injusticia y llenarnos de energía para poner una reclamación. También nos puede hacer prisioneros del resentimiento. Todo dependerá de la manera en la que gestionemos la emoción.


El mal humor también puede ser explicado, siempre que no haya trastornos neurológicos, como un estado de ánimo en el que generalmente se produce una negación de la realidad. Las personas que continuamente están mal humoradas, rara vez están conformes con lo que tienen. Sus desajustadas expectativas les producen una gran frustración que se traduce en enfado y mal humor, haciendo que vean la situación de una forma más negativa de lo que realmente es o puede ser.

“La amargura y el orgullo son hermanos gemelos; el mal humor y la irritabilidad son sus inseparables acompañantes”
-Madre Teresa de Calcuta-

El mal humor ataca a nuestro cuerpo y a nuestra mente

Estar continuamente mal humorados nos causa malestar psicológico y un desgaste emocional que ataca nuestro sistema inmunológico. Aumenta el riesgo de sufrir problemas cardiovasculares y es un hábito nocivo para la función de los pulmones, según un estudio de la Universidad de Harvard.

La persona mal humorada tiene sentimientos de irritación, enfado y rabia. Enfoca su atención en los obstáculos externos que le impiden conseguir sus objetivos, a los que responsabiliza de su frustración. Además, el mal humor nos genera la necesidad de actuar física o verbalmente de modo intenso e inmediato.

Mujer con dolor de cabeza y los ojos cerrados

En el plano fisiológico, este estado de ánimo activa el sistema nervioso, eleva la frecuencia cardíaca y la presión arterial, y a la vez reduce el volumen sanguíneo y la temperatura periférica. También hace que aumente la tensión muscular y la secreción de adrenalina, preparando al organismo para esfuerzos intensos.

Debido a las crecientes evidencias científicas sobre el impacto negativo del mal humor en el organismo, es mejor contar hasta diez antes de perder el control. ¿No crees?

“Tenemos que interpretar el mal humor como un signo de inseguridad y de falta de autoestima”
-Alfred Adler-




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Re:El mal humor se vuelve contra el que lo lleva
« Respuesta #1 en: Julio 13, 2017, 09:45:59 pm »
¿Cómo desactivar al cascarrabias?


https://lamenteesmaravillosa.com/como-desactivar-al-cascarrabias/

El cascarrabias, el quejica, el protestón y el gruñón, esa persona con el ceño fruncido casi de continuo, que no aguanta ni una y que parece que va a comerse a cualquiera que le lleve la contraria, es en realidad, una persona que está sufriendo.

El sufrimiento tiene múltiples caras, puedes expresarlo con lágrimas, durmiendo o comiendo en exceso, mostrándote ansioso la mayor parte del tiempo o incluso enmascarado con ira.


La ira es una máscara que nos puede hacer parecer fuertes, pero lo único que hace en muchas ocasiones es compensar una carencia, una debilidad interior.


Pero si nos topamos con un cascarrabias, nos impondrá un cierto respeto y distanciamiento ya que eso es precisamente lo que quiere de nosotros. Esto le ayuda momentáneamente a engordar su ego, que como hemos dicho, en el fondo está profundamente dañado.

Anatomía de un cascarrabias

Baja tolerancia a la frustración

Los cascarrabias toleran muy mal las incomodidades cotidianas y se enfurecen cuando las cosas salen de manera distinta a lo que ellos quieren. Esto les genera rabia, que suelen proyectar en los demás, siendo normalmente desagradable con todo aquel con el que se topan.

Quejas continuas

Se suelen quejar una y otra vez, pero sin llegar a ninguna solución eficaz. Así, al final terminan agotados y agotan a las personas de su alrededor, dificultando las relaciones sociales. Las quejas suelen ser de tipo culpabilizador, victimista y exagerado.


Soluciones poco constructivas

Los cascarrabias son personas que lejos de buscar soluciones realistas y funcionales, prefieren quejarse y pasar la mayoría de su tiempo enfadados por lo que no está bajo su control. Sin embargo, lo que sí está bajo su control lo dejan pasar y raras veces se responsabilizan, ya que como hemos comentado, suelen pensar que los demás deben actuar de cierta forma para con él o que la vida debería ser distinta a como es.

Malos aprendizajes tempranos

Estos comportamientos, como casi todos, suelen ser aprendidos, ya sea a través de la familia, del cine, de los libros o de cualquier mensaje que de niño le haya calado. Se graba en el cascarrabias y lo va practicando a lo largo de nuestra vida, sin cuestionarnos si nos beneficia o no. Por lo tanto, aunque la genética influye, la mayoría de las veces el cascarrabias no nace sino que se hace.

Algo sumamente relevante, ya que si se ha aprendido a ser así, también es posible desaprender a serlo, aunque sea complicado debido a la automatización del comportamiento humano.

Lenguaje verbal y no verbal amenazador

El cascarrabias suele presentarse con un aspecto serio, con cara de pocos amigos, el ceño fruncido y normalmente no suele mirar a los ojos cuando habla con otras personas. El lenguaje verbal es amenazador, imponiendo sus opiniones como la única verdad, sin escuchar lo que la otra persona tiene que decir.

Mujer gritando fuerte

Además el tono suele ser fuerte, enérgico y dan sensación de nerviosismo. Esto está muy relacionado con el patrón de conducta tipo A, que a su vez se relaciona con trastornos cardiovasculares.

No todo es tan malo

Todo lo que acabamos de ver es solo parte de la persona cascarrabias con la que nos podamos encontrar. En el fondo de todo eso, en el cascarrabias existe una persona maravillosa, un niño interior que quiere jugar y divertirse.

Ese cascarrabias, alguna vez, también fue un niño de cinco años, con ilusiones, con ganas de saltar, de reír…


Lo que ocurre es que las personas aprendemos ciertas creencias muy disfuncionales a lo largo de nuestra vida, las hacemos nuestras y guiamos nuestra vida a través de ellas, lo que nos hace confundirnos, engordar nuestro ego, ser exigentes… Por lo tanto, la clave para desactivar al cascarrabias es ser capaz de sacarle a su niño interior…pero, ¿cómo podemos hacer esto?

Los niños son la máxima expresión de amor y alegría que existe, son inocencia pura, quieren dar afecto y recibirlo, con lo cual ahí tenemos nuestras armas, la principal, el amor.

El amor es el arma más poderosa que puede existir e implica entendimiento, afecto, un poco de humor, sonrisas y buen trato. Por lo tanto, si queremos desactivar a un cascarrabias con el que nos podamos encontrar, el primer paso es dejarnos el ego en casa.

Esto quiere decir, que no tenemos que sentirnos muy dolidos o afectados si esa persona nos mira con aires despreciativos o emplea un mal tono con nosotros. Recordemos siempre que es una persona que está confundida y se está equivocando en su forma de actuar.

También ayuda el percatarse de que el cascarrabias es, en el fondo, una persona frágil que no ha sabido gestionar bien los problemas de su vida y no está contento en general. Aquí ya estamos usando una parte del amor: el entendimiento.

Otra táctica para desactivar al cascarrabias es mostrarle nuestra mejor sonrisa y nuestros afectos más cálidos y sinceros, aunque sea complicado porque lo que nos salga del alma sea no mirarlo.

Inténtalo y verás como funciona, ya que a todos nos gusta que nos traten bien, que los demás nos sonrían y que nos quieran.

Emplea el sentido del humor con él, no para reírte de él, evidentemente, sino de las situaciones cotidianas que le perturban. Muchas veces ayuda tener cerca a alguien que le saca una nota alegre a lo que nos ocurre o que simplemente es capaz de desdramatizar.