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Bancos de la eurozona redujeron su exposición a los posibles efectos de la salida británica de la Unión Europea (UE), el llamado Brexit, pero persisten importantes riesgos, evaluó una entidad financiera del bloque regional.
A partir de junio de 2016, tras el referendo que aprobó el Brexit, los bancos comenzaron a trasladar operaciones fuera del territorio del Reino Unido, señaló la Autoridad Bancaria Europea (EBA, por sus siglas en inglés).
No obstante, persisten preocupaciones en torno a la continuidad de los contratos transfronterizos suscritos y a la capacidad de cumplir con las obligaciones una vez que el Brexit se haga efectivo en 2019, observó el organismo, cuya sede en Londres se mudará a París, también como consecuencia de la ruptura.
Según el análisis, los bancos de los países miembros de la UE redujeron su exposición al Brexit en términos de activos desde 1,9 billones (millones de millones) de euros en junio de 2016 hasta poco menos de 1,6 billones de euros en junio de 2017.
Mientras, los pasivos pasaron de 1,7 billones de euros hace un año a poco más de 1,3 billones en 2017, lo que a juicio de EBA se refleja principalmente en un fuerte retroceso de las operaciones con derivados.
El análisis institucional también deja entrever inquietudes vinculadas al futuro de las relaciones comerciales entre Reino Unido y la UE, las cuales dependerán del acuerdo que llegue a concretarse.
En opinión de EBA, 'las negociaciones sobre el Brexit continúan siendo una fuente de riesgo político para el mercado financiero de la UE, y un escenario de incertidumbre podría conducir a perturbaciones sustanciales para el sector bancario'.
Ante ese panorama, resulta importante que los bancos, los clientes y las autoridades públicas 'consideren medidas de mitigación apropiadas y planes de contingencia para abordar estas preocupaciones', indicó el pronunciamiento.
'Una interrupción de los flujos financieros (...) junto con la disminución de la confianza de los participantes en el mercado, podría llevar a un problema de liquidez en el mercado (...), afectando a la estabilidad financiera en el sistema bancario de la UE', remarcó el texto.
Al decir de la agencia, los bancos de la zona euro mejoraron considerablemente su resiliencia para hacer frente a eventuales choques: redujeron, por ejemplo, el monto de los préstamos de alto riesgo en más de 890 mil millones de euros, aunque todavía esta variable representa un desafío.
Al mismo tiempo, mejoraron su rentabilidad media sobre el capital al lograr un siete por ciento, el nivel más alto desde 2014, pero todavía el indicador resulta inferior al costo de capital.
El problema de la baja rentabilidad puede deberse tanto a las condiciones actuales del mercado como a la propia estructura del sector, consideró el reporte.