Por... Walter Formento, Wim Diercksens
Es importante plantearnos que el Brexit puede ser observado como una jugada para retomar el control del Reino Unido por parte de la Corona Británica, enfrentada con la estrategia del Proyecto financiero global, quien tiene en la milla cuadrada de la City de Londres uno de los centros neurálgicos con el cual coordina y potencia la red financiera global y su proyecto de globalización neoliberal. Con esta, tiene una confrontación prioritaria, y, por otro lado, y de segundo orden, con el Continentalismo Europeo que controla actualmente la UE con centro en el núcleo de poder de Alemania-Francia-Italia.
Esto se debe a que el proyecto de globalización financiera ha significado una creciente deslocalización y pérdida del poder industrial de los países antes llamado “centrales”: el RU no es una excepción. Es a partir de la profundización de los efectos de la globalización financiera neoliberal, que se pueden trazar contradicciones irreconciliables entre la gran banca global y la Corona Británica. Por eso entendemos el Brexit como una jugada contra este agente en la City de Londres, lo cual significa un realineamiento geopolítico con estrategia propia, para retomar el control de su territorio (RU).
De manera secundaria como dijimos, se disputa el regreso de la soberanía comercial de Bruselas (capital de la UE), controlada por la Oligarquía Continentalista europea, a Downing Street, hoy en manos de la Corona Británica, lo cual es una herramienta fundamental para definir el futuro comercial y productivo del RU. En este sentido, el Brexit anuncia formalmente un realineamiento estratégico del Reino Unido. La definición de este juego de poder e intereses, aparece bajo la forma de lucha por definir la tenencia o no del pasaporte financiero para el Reino Unido; cambios que golpean directamente a la gran banca global en la City de Londres y su acceso el mercado europeo, uno de los más importantes del mundo.
La Corona Británica se sostiene en la Oligarquía Continentalista Británica, la cual se expresa a través de la escala de su complejo industrial-militar-científico-tecnológico cuyo centro es el RU. Este realineamiento venía manifestándose al menos desde el año 2013, apoyándose en el esquema Universal Multipolar-BRICS y en la profundización del dialogo ecuménico entre anglicanos y católicos, entre Reino Unido y Roma. La escala continental que tiene la Corona, tras haber controlado vastos territorios del planeta en su estadio de potencia hegemónica desde el primer cuarto del siglo XIX hasta 1944/50, se respalda primero en los 14 territorios de ultramar dependientes directamente de la Reina Isabel II. En segundo lugar, se sustenta también en la Commonwealth, o Mancomunidad de Naciones, que representa los vestigios de la antigua esfera de influencia mundial del imperio británico.
Por el lado militar, en la UE, el RU domina la venta de armas con 35,5 billones de Euros al año (2015), lo cual genera 309.210 empleos en su territorio. BAE Systems es la principal empresa en ese rubro en territorio Británico con 23 billones en ventas y 82.500 empleados. Por el lado científico-tecnológico, se notan dos aristas del RU con diferentes posiciones relativas en comparación con el Continentalismo europeo (UE). Hay que destacar que el volumen de negocios de la manufactura de alta tecnología (MAT) del RU (2014) es de 40.922 millones de Euros, ubicándose en cuarta posición en la UE detrás de Alemania, que con 121.114 millones casi triplica su volumen; Francia 68.467 millones e Italia 44.247. No hay que perder de vista, que, a pesar de tener el cuarto lugar en volumen de negocios en la MAT, tiene el tercero en valor agregado. Pero en el sector “servicios de alta tecnología intensivos en conocimiento”, es donde el RU lidera el volumen de negocios con 248.404 millones, seguida por Alemania con 221 mil millones, Francia con 151 mil millones e Italia con 96 mil millones.
Además, la Corona Británica tiene un pie en la City de Londres, que opera desde un lugar subordinado a la gran banca global, con un conjunto de corredores de bolsa y fondos de inversión de tamaño mediano y pequeño, que se posicionaron a favor del Brexit.
Entendemos entonces, a la luz de estas premisas, la iniciativa Brexit, primero como un golpe al globalismo en la City de Londres en su disputa de poder por el RU. Segundo, es también una jugada dirigida a la UE para poder retomar el control del proyecto productivo en su territorio y llevarlo a dar un nuevo salto de escala y calidad, he aquí el lugar que puede llegar a darse con la asociación con la China Multipolar, impulsadas tanto por David Cameron como por Theresa May.
El Brexit es un hecho político que aspira a reestructurar las relaciones de poder en Europa y por ende el mundo, es la expresión de la lucha de estos actores; que se establece como tal, debido a sus estrategias antagónicas de territorialidad y proyección de poder. Contra la City de Londres por un lado y por el otro, contra el “yugo” germano-francés que puede dar y no dará lugar para que la Corona se fortalezca en el mismo plano que el Continentalismo europeo. Plano en el cual es fuerte y desde el cual puede mantener su presencia como actor estratégico: el industrial-militar, científico y tecnológico.
La Corona Británica, entonces, confronta con el núcleo germano-francés en el terreno de la producción industrial, científico-tecnológica por el mercado europeo en general y el de China-BRICS en particular. Pero es en la confrontación entre el Continentalismo Europeo y el Multipolarismo contra el Globalismo, que yace la clave para entender por qué la Corona tiene una oportunidad histórica de retomar la iniciativa después del Brexit. Para primariamente golpear sobre el globalismo en Londres y retomar el control del RU, y secundariamente, salirse del corsé alemán-UE y disputarles en su propio terreno.