Por... MARK NIQUETTE Y ANDREW MAYEDA
En todo EEUU, las empresas se están esforzando para buscar formas de responder al aumento de los aranceles a los productos extranjeros en su cadena de suministro.
Enfrentando la avalancha de aranceles del presidente Donald Trump, Steve Katz busca protección en la versión de guerra comercial de una zona desmilitarizada.
Katz dirige una planta de United Chemi-Con en Lansing, Carolina del Norte, un pueblo de aproximadamente 150 personas sin señales de tránsito. La fábrica, que produce condensadores para productos industriales y de consumo, está dentro de una zona franca situada en Greensboro. Las zonas francas son áreas dentro o cerca de los puertos de entrada bajo la supervisión de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos que generalmente se consideran fuera del territorio de la CBP. Con la autorización del Gobierno de Estados Unidos, las empresas pueden importar bienes a la zona con una reducción de los aranceles caso por caso.
Esa puede ser una herramienta vital para una empresa en tiempos de guerra comercial. Para evitar los aranceles que impuso Estados Unidos al aluminio importado de Japón, Katz obtuvo la aprobación del departamento de Aduanas de EU para modificar el área activada de la zona franca para incluir un muelle de carga para las exportaciones. La compañía también espera designar una nueva zona franca alrededor de su bodega en California para evitar aranceles a las importaciones chinas enviadas fuera de EU.
Las zonas francas no son una laguna para evitar los aranceles de Trump a los productos destinados al mercado de EU, pero pueden ser una forma para que las empresas eviten los gravámenes sobre los bienes enviados a Estados Unidos que posteriormente son exportados.
"Es una de las pocas herramientas que tenemos a nuestra disposición para reducir significativamente el impacto de estos aranceles", señaló Katz.
En todo Estados Unidos, las empresas se están esforzando para buscar formas de responder al aumento de los aranceles a los productos extranjeros en su cadena de suministro. Desde enero, Trump ha aplicado aranceles a las importaciones de paneles solares, lavadoras, acero y aluminio y 34 mil millones de dólares en bienes chinos.
La administración anunció esta semana que impondrá gravámenes a otros 16 mil millones de dólares el 23 de agosto, y el presidente ha amenazado con imponer derechos de importación a todos los 500 mil millones de dólares en productos que Estados Unidos importa de China.
"No hemos visto nada como esto en la mayoría de nuestras carreras", señaló Marianne Rowden, presidenta de la Asociación Estadounidense de Exportadores e Importadores en Washington. "Desde la administración Reagan, hemos tenido liberalización comercial prácticamente ininterrumpida, excepto tal vez durante la crisis financiera".
Trump quiere que las empresas construyan más fábricas en Estados Unidos, que dice han sido golpeadas por las prácticas comerciales desleales de países como China. Algunas empresas advierten que los aranceles pueden tener el efecto contrario, obligándolas a trasladar la fabricación al extranjero. Harley-Davidson anunció que trasladaría la producción fuera de EU en respuesta a las represalias europeas contra los aranceles del presidente al acero y el aluminio.
Pero modificar las cadenas de suministro es una decisión costosa que puede tomar años realizar. En el corto plazo, las empresas están buscando formas de evitar pagar los aranceles.
Observa las zonas francas. El programa federal se implementó en 1934, para ayudar a las compañías estadounidenses a protegerse de la guerra comercial global que siguió a los aranceles promulgados por la Ley Arancelaria Smoot-Hawley. Desde entonces, se han creado alrededor de 200 zonas en todo el país, con 610 mil millones de dólares en envíos que pasan por ellas, según el último informe público al Congreso del Consejo de Zonas Francas de Estados Unidos.
En el caso de United Chemi-Con, modificar el área activada de la zona franca en Carolina del Norte le costó a la empresa 20 mil dólares, señaló Katz. La medida le permite a la empresa importar libre de impuestos el papel de aluminio que utiliza para hacer condensadores, siempre y cuando sean exportados desde la zona. La compañía, con 150 empleados en Lansing y 50 en otros lugares de EU, es una división de Nippon Chemi-Con en Japón.
Las empresas están empezando a tener conciencia de la idea de usar zonas francas para ayudar a mitigar el impacto de los aranceles, de acuerdo con consultores en comercio y agentes de aduanas.