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Autor Tema: La heurística de la crisis económica en el neoliberalismo...  (Leído 212 veces)

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La heurística de la crisis económica en el neoliberalismo...
« en: Septiembre 15, 2018, 12:56:50 pm »
Por... Pablo Dávalos



En un escenario de crisis económica, la sociedad se siente amenazada por algo que la rebasa y ante lo cual no tiene respuestas ni capacidad de maniobra.

La crisis económica, aparece como un hecho creado desde fuera de la sociedad y por fuerzas de mercado que la sociedad no puede controlar y, ni siquiera, reconocer. Esas fuerzas de mercado que desencadenan la crisis se convierten en un Godzilla que amenaza a todos y cada uno con su fuerza destructiva, y ante el cual casi no existen soluciones, sino la espera paciente que se aleje y remita En ese sentido, las crisis económicas recuerdan mucho a las catástrofes naturales, y no es gratuito el hecho que el neoliberalismo haya utilizado a las catástrofes naturales como parte de su heurística de la crisis económica.

A pesar de que la economía forma parte de la sociedad y los seres humanos la crean y la recrean cotidianamente, durante las crisis económicas, la economía se convierte en una potencia extraña, amenazante y, lo más paradójico de todo, en un evento in-humano.

Ante circunstancias tan dramáticas y desesperadas, la sociedad siente que los tradicionales mecanismos por los cuales se regulaba la producción, la distribución de la riqueza, y las relaciones de poder, están desfasados y no pueden, al menos en esos momentos, devolverle a la sociedad la confianza en sus propias capacidades. Si la crisis aparece como el designio de un dios numinoso y producto de la Ira Dei, como fuerzas desencadenadas de un mercado al que nadie puede controlar, entonces para restablecer la calma es necesario recapitular y ceder a esos numinosos designios.

Mientras más profunda, más grave y más radical sea la crisis, más sacrificios debe realizar la sociedad para conjurarla. En circunstancias normales, la sociedad no va a permitir que muchos marcos institucionales que le sirvieron para defenderse a sí misma, por ejemplo las ayudas sociales a los más pobres, o los planes de protección a los jubilados, o a los niños, o a las mujeres en situación de violencia, o los derechos de los trabajadores, se desarticulen. Pero cuando la crisis económica se ha desencadenado, es la existencia misma de la sociedad la que está en juego y ésta apela a negociar aquello que antes era innegociable. El rol heurístico de la crisis es potente porque las causas que la desencadenan nunca coinciden con aquellas que la remiten.

El neoliberalismo aprendió bastante bien ese rol heurístico que tienen las crisis económicas. El neoliberalismo comprendió que de la misma forma que Roosevelt utilizó la crisis económica de 1929 para negociar el New Deal y construir el Estado de Bienestar, ellos podían hacerlo pero en sentido contrario. La historia les enseñaría que no solo que se pueden aprovechar políticamente las crisis, sino que también pueden ser provocadas en beneficio propio.

Existe un catálogo extenso de crisis económicas desencadenadas y provocadas desde que se impusieron las ideas neoliberales como ideas regulatorias del capitalismo. En ese catálogo, el neoliberalismo tiene en sus activos el apoyo a regímenes fascistas y genocidas como las dictaduras de los años setenta del Cono Sur de América Latina, o el régimen de Suharto en Indonesia; o las crisis económicas de Grecia, EEUU, entre otras, que se suscitaron en la primera década del siglo XXI. Para el neoliberalismo, las víctimas de sus políticas podían ser comprendidas como “daños colaterales”.

El neoliberalismo necesita de las crisis económicas. Ellas se convierten en el umbral necesario para su tránsito de la economía hacia la política y hacia el control de la sociedad. Sin las crisis económicas, las sociedades tienen posibilidades de defenderse y el neoliberalismo tendría pocas oportunidades de aplicarse, por ello el neoliberalismo se constituye en la teoría y en la praxis de la crisis permanente.

Todo su discurso está inscrito desde las coordenadas de la crisis: austeridad fiscal, ajuste económico, políticas de estabilización, desregulación, privatización, apertura, competitividad, superávit fiscal, en fin, son conceptos cuya articulación epistemológica y pertinencia normativa solo caben y se explican desde la noción de crisis. Fuera de este marco teórico que tiene como referencia a la crisis, son conceptos y nociones con pocas posibilidades teóricas y prácticas.

La crisis económica como heurística de la gran transformación neoliberal implica una nueva conceptualización, porque ahora la crisis económica no expresa una disfuncionalidad del sistema sino una necesidad política. Cuando se requiere disciplinar a la sociedad y encajarla en el interior de las coordenadas neoliberales, el expediente de la crisis económica es infalible.

Gracias a la crisis económica, se puede flexibilizar el trabajo sin la resistencia activa de los sindicatos. Gracias a la crisis económica se puede radicalizar la austeridad, sin movilización social que la cuestione. Gracias a la crisis económica se puede eliminar cualquier traba jurídica, social, política o institucional que obstaculice a las corporaciones transnacionales. Se puede también devaluar la moneda, recortar gasto fiscal para sectores sociales, eliminar subsidios sociales, restringir el acceso al empleo público, desmantelar el proteccionismo, en fin, todas las políticas que forman parte de la austeridad fiscal.

La gran transformación del capitalismo que está provocando el neoliberalismo tiene a la crisis económica como elemento central. Los teóricos del neoliberalismo, en el fondo son teóricos de la crisis permanente. Así, referirnos a la crisis del sistema implica entrar de lleno en los marcos teóricos de la episteme neoliberal y legitimar involuntariamente sus prescripciones.

Quizá por ello, sea necesario otro marco teórico para definir lo que es la crisis. Quizá en su momento aquellas explicaciones que daban cuenta de la sobreproducción del sistema y de la insuficiencia de la demanda efectiva, aún sean pertinentes para comprender la dinámica interna del capitalismo, pero al parecer son insuficientes para entender la economía política del neoliberalismo y las transformaciones históricas que provoca.

Desde una visión de economía política del neoliberalismo, quizá sea necesario esbozar una nueva hipótesis, cuyos alcances y repercusiones teóricas y prácticas tendrían que ser desarrolladas y que podrían ayudarnos a comprender y situar de manera más coherente las dinámicas internas del capitalismo tardío; la hipótesis que las crisis económicas, al menos desde el horizonte conceptual y analítico en el que las habíamos situado y comprendido, en realidad, no existen.


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