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Autor Tema: ETER: EL QUINTO ELEMENTO  (Leído 610 veces)

Scientia

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ETER: EL QUINTO ELEMENTO
« en: Septiembre 18, 2018, 06:22:39 pm »
https://vademedium.wordpress.com/2018/07/15/eter-el-quinto-elemento/

ETER: EL QUINTO ELEMENTO


Siempre se habló del éter como uno de los cinco elementos de la naturaleza: Tierra, Agua, Aire, Fuego y Éter..  un material misterioso que llenaba la región del cosmos por encima de la esfera terrestre…


Éter es el dios del aire o el cielo superior, hermano-esposo de Hemera, diosa del día, hijo de Erebo, la oscuridad, y Nix, la noche. Como el resto de los dioses primigenios, es más un concepto o fenómeno de la naturaleza que un dios, por lo que careció de culto propio entre los griegos. Con su esposa, se le creía padre de Tálasa, diosa del mar. Mantuvo relaciones extramatrimoniales con Gea, diosa de la Tierra, de las que nacieron Tártaro, el abismo infernal donde iban a parar los malvados tras la muerte para ser castigados, y  Pentos, dios o personificación de los lamentos y el pesar, compañero de las Algeas.

Seres mágicos del elemento éter

Los ángeles pertenecen al mundo del espíritu, son seres sutiles y absolutamente nobles y diáfanos. Pertenecen al elemento eter , también conocido como quinto elemento. La tradición ubica a los ángeles en el elemento éter y se considera que ellos fueron los que impartieron órdenes a los demás seres elementales para crear el mundo y mantener las condiciones necesarias para que éste siga adelante.

Cuando un angel desea transitar la tierra, suele adoptar formas de personas o animales, manifestándose de ese modo. Nexo entre Dios y los hombres, los ángeles tienen la misión de cuidar al género humano y mostrar la dimensión de lo divino en la tierra. Se dice que si un angel desea manifestarse, puede hacerse visible. A veces, a través de una imagen antropomórfica pura y perfecta, y otras tantas simplemente a través de una luz especial o un perfume.

La representación artística de los ángeles ha cambiado a través del tiempo. Actualmente, prevalecen las imágenes sobrenaturales que aluden a una existencia metafísica. Las alas, son un símbolo del mundo sutil y eterno, y la luz, alude a la bondad que irradia sus eteras existencias. Como muchos otros seres elementales, los ángeles poseen una organización jerarquíca. Tales jerarquías angélicas describen un inverso cuyo centro es Dios y que en forma circular y concéntrica se expande hasta el infinito a través de nueve coros angélicos.

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El quinto elemento

En la antigua mitología griega, al éter se le llamaba la esencia pura que respiraban los dioses, llenando el espacio donde vivían. El éter era una sustancia brillante y liviana que respiraban los dioses, en contraste con el pesado aire que respiran los mortales. El término aparece también en la física de Aristóteles.

La cosmología aristoteliana diferenció entre dos regiones del cosmos que no son reductibles la una a la otra: el mundo sublunar y el mundo supralunar. Para Aristóteles el éter era el elemento material del que estaba compuesto el llamado mundo supralunar, mientras que el mundo sublunar está formado por los otros cuatro elementos: Tierra, Agua, Aire y Fuego. El éter era para Aristóteles un elemento más sutil y más ligero, más perfecto que los otros cuatro y su movimiento natural es circular, a diferencia del movimiento natural de los otros cuatro elementos, que es rectilíneo. Para Aristóteles el éter era una substancia divina e indestructible situada en el Universo, allí donde se forman las estrellas y otros cuerpos celestiales.

Lo etéreo no tiene nada que ver con el peso siendo aquello que flota en el aire y su lugar natural es la equidistancia desde centro del mundo hacia el Universo. El cielo es el mundo del orden, de la estabilidad y del equilibrio frente al mundo terrestre de la diversidad y del cambio. Era importante tener un conocimiento exacto y geométrico del cielo para poder elaborar calendarios lunares o solares y regular las actividades humanas como la agricultura y las fiestas religiosas. La tierra no podía ofrecer un punto de referencia estable y permanente. Fue el cielo ese asidero de regularidad y orden, la medida del tiempo y de los acontecimientos.

La energía del éter es la fuerza que fluye constantemente desde las profundidades del Universo, uniendo al hombre con la Creación. En las Ciencias Ocultas, el éter atrae y favorece el pensamiento mágico y todo lo relacionado con la espiritualidad y el misticismo. El Éter era el alma del mundo y toda la vida emanaba de él. Éter es la energía de la que somos hechos con la que estamos conectados.

La ciencia y el éter

Desde la antigüedad, éste elemento misterioso y el concepto de éter se utilizó para describir una serie de fenómenos naturales. Se consideró  éter como un fluido que llenaba todo lo que se creía espacio vacío en el Universo, y que poseía propiedades elásticas gracias a las que la luz y todos los tipos de ondas lograban propagarse por el cosmos. La existencia del éter fue refutada mediante una sucesión de descubrimientos en el mundo de la ciencia.

En los siglos VII y VIII existían dos teorías de la luz, una que proponía Isaac Newton y que explicaba la luz como un torrente infinitesimal de partículas, y otra preferida por Cristian Huygens que decía que la luz era una onda. Ambos genios se enfrentaron en acaloradas discusiones sobre la luz. Huygens decía que el éter era el medio elástico por el cual se propagaba la luz como onda; y Newton respondía: ¿cómo puede explicarse el éter si no puede percibirse?.

En una época en que las ondas conocidas como el sonido solo se propagan con ayuda de un medio elástico, el científico inglés Thomas Young fue célebre por su experimento de la doble rendija que mostraba la naturaleza ondulatoria de la luz. En 1801 hizo pasar un rayo de luz a través de dos rendijas paralelas sobre una pantalla generando un patrón de bandas claras y oscuras demostrando que la luz es una onda.

A finales del siglo XIX el físico y matemático James Clerk Maxwell propuso que siendo  la luz de una naturaleza ondulatoria, necesitaría un medio en el que propagarse con una velocidad que dependería de la naturaleza del medio. Dada la elevadísima velocidad con la que la luz se desplaza en el espacio, se postuló que este medio debía ser una sustancia de una densidad inapreciable y con un coeficiente de elasticidad enorme que permearía todo el universo. A esta sustancia se la denominó éter por su similitud con el concepto griego original.

Años después Albert Einstein propuso que no existen ni un tiempo ni un espacio absoluto, de lo que se dedujo que tampoco existiría el éter. Sin embargo, quedaban en el aire algunas cuestiones: si la luz posee una naturaleza ondulatoria, ¿en qué medio se propaga?.

En 1964 Peter Higgs desarrolló un mecanismo que dotaba de masa a las partículas dentro del modelo estándar de física de partículas. El campo de Higgs es un campo cuántico que abarca todo el universo y que dota a las partículas de masa, debido a la interacción del bosón de Higgs con las partículas elementales. El 4 de julio de 2012 la Organización Europea para la Investigación Nuclear (CERN) anunció la observación de una nueva partícula cuyas características coincidían con el bosón de Higgs. Este descubrimiento lleva implícito la existencia del campo de Higgs. Dicho campo sería imponderable y se encontraría en todo el universo. Sus características recuerdan a las del éter que había descartado Einstein a principios del siglo XX.

El quinto elemento es una película francesa de 1997, dirigida por Luc Besson, que se encuadra dentro de la ciencia ficción, la acción y la comedia: Nos encontramos doscientos cincuenta años en el futuro, la vida tal como la conocemos se encuentra amenazada por la llegada del diablo en forma de amenaza extraterrestre. Sólo el quinto elemento puede impedir que consiga sus fines tras cada ciclo de cinco mil años de espera…