Por... Manuel Sánchez González
Manuel Sánchez González considera que el replanteamiento de la estrategia de comunicación de la Fed es un esfuerzo que fortalecerá su política monetaria.
La comunicación es una función esencial para la conducción de la política monetaria. El entendimiento público de las razones que pueden conducir a un banco central a aplicar sus medidas favorece su credibilidad y, por tanto, su capacidad de alcanzar sus objetivos al menor costo posible.
Como en toda actividad humana, la comunicación de la autoridad monetaria siempre puede mejorar. A juzgar por la información reciente, el Banco de la Reserva Federal de Estados Unidos se encuentra en un proceso de revisión de sus políticas, incluyendo las de comunicación.
Una primera señal de cambio consiste en que, durante el presente año, el Fed llevará a cabo varios encuentros para recibir ideas de académicos y otros grupos sobre sus estrategias, herramientas y prácticas de comunicación.
Esta iniciativa es notable por carecer de precedente claro y, especialmente, por proponerse un alcance amplio. Entre otros aspectos, se examinarían los instrumentos de la política monetaria convencional, fundamentalmente el objetivo de la tasa de interés de Fondos Federales, así como de la política no convencional, incluyendo las 'guías futuras' y el balance financiero del Fed.
Con las guías futuras, ese banco central ha buscado delinear lo que puede ser su política monetaria, a fin de influir en las condiciones económicas y financieras presentes.
Además, el Fed ha utilizado el tamaño y la composición de su balance para enfrentar las secuelas de la crisis financiera global, una vez que redujo su tasa de interés de referencia hasta a un intervalo cercano a cero en diciembre de 2008.
Ante la imposibilidad de inyectar un mayor estímulo mediante tasas de interés negativas, el Fed implantó tres programas sucesivos de compras de activos financieros a gran escala en los mercados, referidos como 'relajamiento cuantitativo'.
A partir de diciembre de 2015, ese instituto emisor ha incrementado el rango objetivo de su tasa de política, hasta llegar a un intervalo de 2,25-2,50 por ciento tres años después. Adicionalmente, desde septiembre de 2017, ha contraído lentamente su balance, mediante un programa basado en la no renovación de vencimientos de sus activos.
Con las acciones recientes, el Fed ha buscado acercar su postura a un nivel considerado 'neutral', congruente con una economía que no requiere empuje monetario. Según el propio banco central, el intervalo actual de su tasa de referencia se ubica en la cota inferior de sus estimaciones de neutralidad.
Una segunda señal de replanteamiento es la incorporación, a partir de hoy, de una conferencia de prensa conducida por el presidente del Fed, después de cada una de las reuniones de política monetaria, y no sólo en la mitad de ellas, como fue la costumbre hasta 2018.
Tal modificación busca fomentar la conversación pública sobre el quehacer del Fed, al tiempo que le otorga mayor flexibilidad al combatir la percepción, alentada por la práctica de varios años, de que las modificaciones de política monetaria únicamente podían ocurrir en cuatro de las ocho reuniones anuales.
Y una tercera señal de escrutinio tiene que ver con el reciente cuestionamiento sobre la utilidad de las guías futuras. Según las minutas de la reunión monetaria de diciembre pasado, algunos participantes plantearon la conveniencia de abandonar completamente ese tipo de herramienta.
Debe señalarse que las guías futuras empezaron a ser utilizadas por ese banco central a principios del presente milenio, mediante la inclusión de balances de riesgos para la actividad económica y la inflación en sus comunicados de prensa.
Las guías futuras adquirieron una mayor notabilidad a raíz de la crisis financiera, como medio de asegurar al público que la política monetaria se mantendría expansiva. Al principio, las orientaciones hacían referencia a fechas y, posteriormente, a condiciones económicas. Con el proceso de normalización monetaria, las guías perdieron precisión, al enfatizar la gradualidad del ajuste y utilizar palabras clave para su interpretación.
El inconveniente obvio de las guías futuras es que, para ser útiles, deben contener cierto grado de rigidez. Sin embargo, en cualquier momento, la política deseable puede diferir de la prometida, lo que puede forzar a la autoridad monetaria a incumplir sus promesas, a costa de perder credibilidad.
El replanteamiento de la estrategia de comunicación del Fed es un ejercicio que fortalecerá su política monetaria, con posibles lecciones para México. En la reunión de hoy, es probable que el avance de ese proceso cobre más relevancia que la decisión monetaria misma, la cual, por otra parte, se anticipa sin cambios.