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Autor Tema: El multimillonario Charles Koch, quien adoptó la tesis de James McGill Buchanan...  (Leído 360 veces)

OCIN

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Por... Mirko C. Trudeau


La internacional capitalista existe, la moviliza el movimiento libertario de extrema derecha (en inglés los llaman libertarians) y, obviamente, está muy bien financiada: funciona a través de  un inmenso conglomerado de fundaciones, institutos, ONGs, centros y sociedades unidos entre sí por hilos poco detectables, entre los que se destaca la Atlas Economic Research Foundation, o la Red Atlas. Su meta: rotar al socialismo en todos los niveles, desde las batallas campales en los campus universitarios hasta la movilización de un país para abrazar la destitución de un gobierno constitucional.
 
La red, que ayudó a alterar el poder político en diversos países, es una extensión tácita de la política exterior de EEUU – los think tanks asociados a Atlas son financiados por el Departamento de Estado y la National Endowment for Democracy (Fundación Nacional para la Democracia – NED), brazo crucial del soft power estadounidense y directamente patrocinada por los hermanos Koch, poderosos billonarios ultraconservadores.
 
La NED y el Departamento de Estado, que cuentan con entidades públicas que funcionan como centros de operación y despliegue de líneas y fondos como la Fundación Panamericana para el Desarrollo (PADF), Freedom House y la Agencia del Desarrollo Internacional de Estados Unidos (Usaid), son los principales entes actores que reparten directrices y recursos, a cambio de resultados concretos en la guerra asimétrica en la que participan.
 
Atlas cuenta con 450 fundaciones, ONGs  y grupos de reflexión y presión, con un presupuesto operativo de cinco millones de dólares (2016), aportados por sus fundaciones “benéficas, sin fines de lucro” asociadas. La red tiene 13 entidades afiliadas en Brasil, 12 en Argentina, once en Chile, ocho en Perú, cinco en México y Costa Rica, cuatro en Uruguay, Venezuela, Bolivia y Guatemala, dos en República Dominicana, Ecuador y El Salvador, y una en Colombia, Panamá, Bahamas, Jamaica y Honduras.
 
La extrema derecha “moderna” es el movimiento libertario de extrema derecha que hoy navega con pabellón republicano, con apoyo de grupos religiosos protestantes y de jesuitas en guerra con el papa Francisco, y que basa su accionar en una deliberada estrategia de desinformar a las mayorías para imponer sus políticas plutocráticas y que tiene en la Red Atlas a su principal propulsor en América Latina.
 
El impulsor de este movimiento es el multimillonario Charles Koch, quien adoptó la tesis de  James McGill Buchanan –economista de la Universidad de Chicago y Premio Nobel- para desarmar el Estado progresista, con una estrategia operativa en defensa de la santidad de los derechos de la propiedad privada y para doblegar al modelo de gobierno: para que prospere el capitalismo, sostenía: hay que ponerle cadenas a la democracia, señalaba.
 
Entre las quince organizaciones más importantes financiadas por Koch están Americans for Prosperity, el  Cato Institute, la Heritage Foundation, el American Legislative Exchange Council, el Mercatus Center, Americans for Tax Reform, Concerned Veterans of America, el Leadership Institute, Generation Opportunity, el Institute for Justice, el Independent Institute, el Club for Growth, el Donors Trust, Freedom Partners, Judicial Watch. A ellas súmele las más de 60 organizaciones de la State Policy Network (Red de Políticas de los Estados Unidos).
 
El Center for International Private Enterprise (CIPE) es una fundación afiliada con la NED, creada por el gobierno de EEUU para llevar adelante las metas de la política exterior de Washington, que financia a organizaciones políticas en el mundo en desarrollo. Fue instalada por la Fundación Cámara de Comercio de EEUU, la organización de cabildeo más grande del país. El 96% de sus fondos provienen del Departamento de Estado y de la USAID.
 
Atlas ha jugado un papel en Venezuela. Los registros obtenidos a través de la Ley de Libertad de Información, así como los cables del Departamento de Estado revelados por Chelsea Manning, revelan el sofisticado esfuerzo de los políticos estadounidenses para usar los think tanks de Atlas en una larga campaña para desestabilizar el gobierno venezolano. Ya en 1998, Cedice Libertad, el buque insignia de Atlas en Caracas, recibió apoyo financiero regular del Centro para la Empresa Privada Internacional para ayudar a abogar por “un cambio en el gobierno”.
 
Cedice Libertad, en Caracas, provee apoyo a dirigentes de la oposición conservadora, incluyendo a María Corina Machado. El director de Cedice firmó el Decreto Carmona, que instauraba la breve dictadura tras el golpe cívico-militar contra Hugo Chávez en 2002. Es un think tank de Atlas que ha recibido, también, financiamiento del gobierno de EEUU, a través de la NED.
 
Un cable de 2006 estableció una estrategia del embajador estadounidense William Brownfield para financiar organizaciones sin fines de lucro políticamente activas en Venezuela para el fortalecimiento de las instituciones democráticas; la penetración de la base política de Hugo Chávez; la división del chavismo y, sobre todo, la protección de los negocios vitales a nivel internacional.
 
Hay otras ONGs y fundaciones que trabajan en el entramado de Atlas, como Provea (financiado además por Open Society Foundation del multimillonario George Soros, la Fundación Ford y la embajada británica), la Asociación Civil Poder Ciudadano (enrutada en el socavamiento de las fuerzas militares y los aparatos de inteligencia y seguridad venezolanos), y el Observatorio Venezolano de Conflictividad Social, que trabaja en temas de derechos humanos y ciudadanización del conflicto interno, cofinanciado por la NED.
 
A ello se suma Espacio Público, que coordinó directamente la distribución del fondos y proyectos del Departamento de Estado al “periodismo independiente” (portales antichavistas en realidad) entre 2008 y 2010, que pone énfasis en la defensa de la libre expresión, y Foro Penal Venezolano, financiado por Freedom House, para la defensa jurídica de los acusados por sabotaje, terrorismo durante las vandálicas campañas de “resistencia civil” de la oposición venezolana en 2014 y 2017.
 
El Instituto de Asuntos Económicos (IEA).ayudó a popularizar las ideas de economistas afiliados a las ideas de Hayek, conectando a periodistas con académicos de libre mercado y difundiendo críticas de forma regular a través de columnas de opinión, entrevistas de radio y conferencias. Grandes empresas, desde Barclays a British Petroleum, le proporcionaron el grueso de los fondos.
 
Gigantes corporativos, como ExxonMobil y MasterCard, se sumaron a los donantes de Atlas, que se “prestigió” con figuras destacadas entre los libertarios ultraderechistas, como las fundaciones asociadas con el inversor John Templeton y los millonarios hermanos Charles y David Koch. Así comenzaron a florecer numerosas fundaciones y ONGs conservadoras.
 
La red Atlas se iluminó cuando llegó Donald Trump a la presidencia. La administración de Trump está repleta de ex alumnos de grupos relacionados con Atlas y amigos de la red. Sebastián Gorka, el asesor islamofóbico de contraterrorismo de Trump, dirigió un grupo de reflexión respaldado por Atlas en Hungría.
 
El vicepresidente Mike Pence asistió a un evento de Atlas. La secretaria de Educación Betsy DeVos lideró el Acton Institute, un grupo de reflexión de Michigan que desarrollaba argumentos religiosos a favor de las políticas de los libertarios de ultraderecha, que ahora mantiene una filial en Brasil, el Centro Interdisciplinario de Ética y Economía Personalista.
 
Pero la figura principal del entramado es hoy Judy Shelton, economista y miembro principal de la Red Atlas, quien se hizo cargo de la NED, tras ser consejera de la campaña de Trump.


•... “Todo el mundo quiere lo máximo, yo quiero lo mínimo, poder correr todos los días”...
 Pero nunca te saltes tus reglas. Nunca pierdas la disciplina. Nunca dejes ni tus operaciones, ni tu destino, ni las decisiones importantes de tu vida al azar, a la mera casualidad...