Por... LUCIANA TELLO
El patrimonio de Francoise Bettencourt, dueña de L’Oreal , aumentó en US$ 7,100 millones el año pasado. La rivalidad con su antecesora llegó a los tribunales. Dejó su vida como escritora y pianista para defender su fortuna.
La mujer más rica del mundo mantuvo una relación conflictiva con su madre tras enterarse de los lujosos detalles que tenía con el fotógrafo François-Marie Banier.
Como cada año, la revista Forbes publica el ranking de las personas que mayor fortuna acumulan. Durante la última década, la mujer más rica del mundo se ha apellidado Bettencourt o Walton.
Esta vez se trata de Francoise Bettencourt Meyers, la dueña de la marca de cosméticos L’Oreal . Su fortuna alcanza los US$ 49,300 millones, patrimonio que la posiciona en el puesto decimoquinto a nivel mundial.
Continuación del negocio
L’Oréal es un conglomerado internacional de cosmética. El abuelo de Bettencourt, Eugène Schueller, fue quien construyó el imperio luego de inventar los tintes de cabello.
Con el tiempo, su madre Liliane Bettencourt, se convirtió en heredera de la compañía. De hecho, estuvo en la lista de Forbes desde que se publicó el primer ranking en 1987.
Tras su fallecimiento, en el 2017, Bettencourt Meyers debutaría en la mencionada lista.
Entre su pasión y la labor
Sin embargo, a la heredera no le fue sencillo tomar las riendas de una faceta empresarial de la que siempre se había mantenido al margen.
Según explica BBC, a pesar de formar parte del consejo de administración de la compañía junto a su esposo, la carrera laboral de Bettencourt ha discurrido por otros lares: se hizo escritora y pianista. Incluso, siendo judía, se animó a escribir una obra sobre la Biblia.
Además, según relata El Confidencial, la mujer más rica del mundo mantuvo una relación conflictiva con su madre tras enterarse de los lujosos detalles que tenía con el fotógrafo François-Marie Banier.
Un mes después de la muerte de su padre, presentó una denuncia penal contra el amante de su madre para acusarlo de explotación de la debilidad sicológica de Liliane Bettencourt para beneficio personal. A lo que ella respondió: “Comprendo que una hija esté celosa. Yo lo estaba de mi padre y de las mujeres que había a su alrededor”, anota El Universal.
Asumir el puesto
Un enfrentamiento por similar motivo las llevó a los tribunales y la mujer de 80 años fue declarada incapaz, por lo que se le asignó como tutor a su nieto mayor Jean-Victor Meyers.
“Depender de mi familia sería el peor castigo, una pesadilla”, habría dicho de rabia la madre de Francoise Bettencourt antes de amenazar con abandonar Francia. Ahora, esta gestiona la empresa hasta que pase el relevo a sus hijos.
Liliane, a pesar del Alzheimer del que padecía desde hacía algunos años, dejó claro que su heredera deberá rendir cuentas ante su primogénito.