Por... Manuel Sánchez González
Manuel Sánchez González indica que el éxito de las FinTech en China se encuentran en que esta responde a necesidades reales de la población y en que la regulación de estas tecnologías fue inicialmente laxa, permitiendo así su desarrollo.
China es el país líder en el uso de las innovaciones derivadas de la Tecnología Financiera, conocida como FinTech. Algunos avances observados en esa nación podrían reproducirse en México con efectos favorables significativos.
El apoyo de la tecnología en el desarrollo financiero tiene una larga historia. Hitos mundiales en esa materia incluyen la utilización del telégrafo y el cable transatlántico para las transacciones intercontinentales, el primer sistema de transferencias electrónicas del Banco de la Reserva Federal de EE.UU., la tarjeta de crédito, los cajeros automáticos y la banca por internet, entre otros.
Si bien la FinTech se inserta dentro de esa secuencia de mejorías, el posible alcance de sus cambios representa un rompimiento drástico en la forma de operar. Se trata de una transformación del sistema financiero en su conjunto, con actividades tan diversas como criptomonedas, pagos digitales, métodos alternativos de préstamo como las plataformas de fondeo colectivo (crowdfunding), calificación crediticia, inversiones, seguros y asesoría automatizada.
La revolución de FinTech ha sido liderada por empresas de nueva creación, cuya orientación ha sido, en principio, tecnológica. Estas firmas han buscado competir ofreciendo servicios más ágiles, eficientes y de menor costo, los cuales se encuentran al alcance de la mano, generalmente mediante dispositivos móviles.
Tal movimiento ha sido posible gracias a varios factores, entre los que destacan dos. El primero consiste en los avances tecnológicos y la infraestructura disponible, lo que comprende la generalización del internet, los teléfonos inteligentes, la tecnología de registros compartidos (blockchain), el cómputo de alta velocidad, el progreso criptográfico y el aprendizaje automático.
El segundo tiene que ver con la insatisfacción de grandes capas de la sociedad con los productos ofrecidos por las instituciones tradicionales, caracterizados por costos elevados y procedimientos engorrosos. Además, en algunos países como México, una elevada proporción de la población no tiene acceso a los servicios financieros.
El paso de la FinTech ha sido disruptivo y ha llevado a las instituciones financieras a iniciar un proceso de adaptación mediante la inversión en nuevas tecnologías y la asociación con empresas tecnológicas.
Los beneficios de esta transformación pueden ser enormes, en la forma de una mayor competencia e incentivos para la modernización. Ello puede redundar en mejores y más accesibles servicios financieros para segmentos cada vez mayores de la población, incluyendo, desde luego, aquellos desatendidos por los intermediarios tradicionales.
Con mucho, China constituye el mercado más grande de FinTech en el mundo, medido tanto por el valor de las transacciones como por el número de usuarios de estos servicios.
La amplia aceptación de las innovaciones financieras en ese país obedece a varias causas, siendo la más importante la falta de atención a la población y a las empresas medianas y pequeñas por parte del sistema bancario.
En China, los grandes bancos son propiedad del Estado y se orientan a servir a las corporaciones estatales. Esas instituciones generan pocos incentivos para el ahorro, con tasas de interés controladas y bajas, a la vez que las oportunidades de financiamiento para hogares y negocios resultan limitadas y caras.
De ahí que la infraestructura física de los bancos sea reducida, lo que contrasta con una potente infraestructura de telecomunicaciones y una muy elevada penetración de teléfonos inteligentes.
El éxito de FinTech en China estriba en que responde a necesidades reales de la población. La utilización está impulsada, entre otros, por los nuevos conglomerados de comercio electrónico e internet que a través de celular ofrecen, de forma integral, múltiples y muy diversos servicios, desde pagos, préstamos e inversiones en fondos hasta la contratación de taxis, reservaciones de viaje y redes sociales.
De especial importancia para las empresas medianas y pequeñas han sido las plataformas de financiamiento. La diseminación de los avances de FinTech ha estado facilitada por una regulación inicialmente laxa para permitir su desarrollo. Ante el surgimiento de problemas de fraudes, especialmente en los sitios de préstamos, las autoridades han adoptado medidas más estrictas de prevención.
El desarrollo de FinTech en China sugiere el elevado potencial de beneficios que avances similares podrían tener en México. El más claro paralelismo consiste en la significativa fracción de la población no atendida por las instituciones financieras.