Día Internacional Contra la Contaminación Electromagnética: hablamos con Elena López
Por Diana
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Seguro que alguna vez escuchaste a alguien decir que es malo dormir con el móvil cerca de la cabeza porque las ondas provocan tumores, o que no es bueno vivir rodeados de tantas antenas porque eso afecta nuestra salud. Pero… ¿qué tienen de cierto todas estas afirmaciones?
Hablamos con Elena López Martín, profesora de Anatomía Humana en la Facultad de Medicina de la Universidad Santiago de Compostela y experta en los efectos biológicos de los campos electromagnéticos, cuyo reciente trabajo de investigación se centra en cómo afecta el electromagnetismo a la biología. Y lo hacemos justamente en el Día Internacional Contra la Contaminación Electromagnética.
Gracias Elena por dedicarnos unos minutos hablar sobre la radiación electromagnética, un fenómeno que vive con nosotros sin ser muy conscientes de ello, pues son pocas las personas que se paran a pensar en la cantidad de estímulos electromagnéticos a los que nos sometemos día tras día. Para aquellos que no tengan muy claro a que nos estamos refiriendo…nos podrías explicar…
¿Qué es el electromagnetismo?
Es una rama fundamental de la física que estudia las interacciones eléctricas y magnéticas. Una subdivisión del mismo seria el bioelectromagnetísmo, disciplina que estudia los fenómenos eléctricos, magnéticos y electromagnéticos que aparecen en los tejidos biológicos.
Cuando se habla en general de radiación electromagnética se piensa en radiación ionizante, sin embargo esto es un error, ya que el espectro electromagnético abarca la radiación ionizante y la no ionizante siendo los mecanismos de interacción con la materia viva muy diferentes y las precauciones a tomar también son distintas. La radiación ionizante es la más peligrosa ya que provoca alteraciones en los enlaces químicos y en el código genético celular pudiendo ser según la dosis cancerígena, sería la radiación ultravioleta (efecto bronceado y de golpe de sol), radiación gamma (radioscopia), rayos X (materiales radioactivos y centrales nucleares). La radiación no ionizante como los infrarrojos (lámpara de calor) o microondas no modifican enlaces químicos, tienen otros efectos sobre el tejido biológico como el calentamiento o alteraciones en la membrana celular. Dentro de la radiación no ionizante también estaría la producida por el televisor, la radio, la radiofrecuencia (teléfonos móviles) y las líneas de alta tensión.
El espectacular desarrollo de las telecomunicaciones, especialmente en el rango de las radiofrecuencias (RF), ha dado lugar a una creciente preocupación sobre los posibles efectos biológicos de los campos electromagnéticos. La necesidad de conocer los mecanismos de interacción de los campos de radiofrecuencia con los sistemas biológicos ha hecho que en la mayoría de los países el bioelectromagnetísmo constituya, actualmente, una línea de investigación importante.
¿El electromagnetismo afecta a nuestra actividad cerebral?
El cerebro humano produce y utiliza sus propios campos electromagnéticos, ya que genera señales lentas de baja frecuencia que pueden ser observadas en un electroencefalograma. Al ser las ondas cerebrales de amplitudes débiles, son más sensibles a los campos electromagnéticos exteriores. Están descritas modificaciones en la actividad cerebral con campos débiles a frecuencias extremadamente bajas e hiperfrecuencias moduladas con frecuencias próximas a las cerebrales (teléfonos móviles).
¿La radiación que emiten los teléfonos móviles afecta a todo el mundo por igual?
No. Aunque normalmente los teléfonos móviles emiten radiación cuyos límites se sitúan dentro de lo que permite la legislación, los usuarios no son ni de la misma edad, sexo ni tampoco se encuentran todos en las mismas condiciones de salud. Un usuario joven, de menor edad puede ser más vulnerable a tener cefaleas o insomnio si hace un uso irresponsable de los inalámbricos, wifi. Un usuario varón no debe de llevar el móvil próximo a los testículos porque puede llegar a afectar a su fertilidad. Existe mucha polémica en la actualidad de saber cómo afecta la radiación electromagnética en el embarazo y en los recién nacidos.
Estudios recientes indican que puede existir una relación entre el empleo de las nuevas tecnología por las madres y un incremento de la prevalencia de niños con déficit de atención e hiperactividad. También existen estudios publicados sobre los efectos de la radiación en enfermedades neurológicas y psiquiátricas en adultos donde en determinadas patologías podría existir una mayor vulnerabilidad a la exposición de los teléfonos móviles. Por destacar alguno de ellos, en nuestro grupo de investigación de bioelectromagnetismo hemos encontrado que la actividad cerebral se modifica en modelos experimentales de convulsiones en animales y también en humanos que padecen epilepsia después de someterlos a la radiofrecuencia que utilizan algunos móviles.
Otros estudios hablan de una mayor incidencia por ejemplo de depresión. Hay también evidencia de que se modifican los parámetros fisiológicos y cognitivos del cerebro humano por interacción de las señales de radiofrecuencia que recibe la cabeza, pero todavía se desconoce con exactitud la repercusión que puede tener en la salud humana. Ya en el 2001 un grupo de trabajo de la Agencia Internacional de Investigación del Cáncer de la OMS (IARC) reviso estudios relacionados con efectos de carcinógenos de los campos eléctricos y magnéticos estáticos y de frecuencias extremadamente bajas (ELF). Usando la clasificación estándar de la IARC que pondera las evidencias en seres humanos, animales y de laboratorio, los campos magnéticos de ELF fueron clasificados como posibles cancerígenos en seres humanos basados en estudios epidemiológicos de leucemia en niños. En la actualidad la relación causal entre las leucemias infantiles o tumores cerebrales y los teléfonos móviles se sigue discutiendo en la OMS (Organización Mundial de la salud).