Un estudio elaborado por la privada Fundación Getulio Vargas y publicado por el diario "O Estado de Sao Paulo" revela que ese total de industrias dispuestas a despedir es el más alto desde 1999 y supera con creces el promedio histórico de los últimos 15 años, que fue de 19,5%.
"Casi un tercio de la industria brasileña pretende despedir antes del mes que viene", de 1.086 empresas que emplean a cerca de 1,3 millones de trabajadores, el 32,5% informaron a la FGV que planean reducir el número de empleados, explica el reportaje.
La tendencia actual es exactamente opuesta a la de seis meses atrás, cuando el 35,7% de los empresarios preveían contrataciones en el corto plazo. El mayor número de despidos debe ocurrir en la industria de bienes de consumo duraderos, cuyas ventas dependen más del paralizado flujo de críédito.
La industria mecánica encabeza los recortes con el 68,3% de las empresas de ese sector manejando nuevos planes para deshacerse de fuerza de trabajo. Los fabricantes de bienes de capital, vehículos, repuestos y electrónicos ya han reducido sus plantillas.
La industria brasileña está presionada por elevados inventarios y caídas en las ventas. Las perspectivas de despidos en este sector de efecto multiplicador en la economía ha hecho sonar luces de alerta en el comercio y los servicios, señaló "O Estado".
En el diario "O Globo" el ministro del Trabajo Carlos Lupi admitió que la crisis ha tenido un "efecto devastador" en la economía brasileña al cerrar líneas de críédito.
En diciembre pasado hubo una píérdida neta de 600.000 puestos de trabajo, el doble de lo normalmente previsto en ese mes, admitió Lupi.
Pero el ministro mantiene su optimismo y espera que despuíés de un primer trimestre díébil haya una recuperación a partir de marzo, gracias a las medidas económicas lanzadas por el gobierno para revitalizar la economía.
Además de los despidos ya contabilizados, otros 150.000 trabajadores brasileños de varios sectores han sido enviados de vacaciones colectivas forzadas por el estancamiento de las líneas de producción y ventas, especialmente en los sectores automotriz, construcción, siderúrgica y alimentos, según una recopilación de "O Globo".
Este cuadro de la economía real que recibe Brasil en 2009 contrasta con el abierto optimismo oficial.
Hasta hace pocas semanas el gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva insistía en que Brasil estaba blindado de la crisis internacional y el propio presidente ha llamado reiteradamente a los brasileños a que salgan a comprar y a gastar, como antídoto de confianza ante el enfriamiento de la economía.
Por su parte, el diario "Folha de Sao Paulo" destacó hoy en su principal editorial que la crisis se está propagando en Brasil, lo que exige ajustes en la política económica oficial para hacerla más agresiva con reducciones de las tasas de interíés, hoy las más altas del mundo.
"En Brasil el abrupto deterioro de la confianza y la caída acentuada en la concesión de príéstamos desde octubre, se refleja con fuerza sorprendente en la actividad económica", destacó Folha.
