Bloomberg
Los productores de aluminio de Estados Unidos y Canadá han argumentado que necesitan protección contra la producción de importaciones desleales del metal ligero en el continente.
Como parte de los cambios al Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) se acordó posponer por 10 años la discusión para que el 70 por ciento del aluminio de autos fuera fundido en la región de Norteamérica–contrario a lo que ocurrió con el acero, que tendrá que cumplir con un 70 por ciento de contenido regional en 7 años–, lo que generó controversia en el sector.
Craig Bouchard, jefe de Braidy Industries, un fabricante estadounidense de aleaciones de aluminio criticó a las asociaciones de la industria de América del Norte, al decir que intentan proteger un ‘oligopolio de la vieja guardia’, al pedir que se incluyera en el T-MEC a este material como contenido regional.
La Asociación Estadounidense de Aluminio Primario (APAA, por sus siglas en inglés), alertó que la exclusión de este material como parte del T-MEC permitiría que países como China y Rusia inunden el mercado norteamericano con metales baratos.
Sin embargo, el director ejecutivo de Braidy Industries, Craig Bouchard, cuya compañía planea establecer una planta en Kentucky que se abastecería de aluminio desde United Co. Rusal de Rusia, cuestionó los comentarios.
“Norteamérica tiene una escasez de aluminio primario con bajo contenido de carbono y necesita más para tener alguna posibilidad de generar cero emisiones netas en nuestra industria para 2030”, dijo Bouchard.
Los productores de aluminio de Estados Unidos y Canadá han argumentado durante años que necesitan protección contra la producción de importaciones desleales del metal ligero en el continente.
La administración de Estados Unidos impuso aranceles el año pasado a las importaciones de acero y aluminio con el fin de proteger la seguridad nacional interna, aunque los gravámenes en los envíos desde Canadá y México fueron eliminados en mayo.
‘Patio trasero norteamericano’
En su crítica a la última versión del acuerdo comercial del T-MEC, la APAA dijo además que el gobierno mexicano se había negado a aceptar una solución a las normas automotrices de origen para el aluminio.
A la queja se unió la Asociación de Aluminio de Canadá (AAC), que señaló el martes que la exclusión haría de México “más o menos el patio trasero norteamericano de China para deshacerse de los productos de su exceso de capacidad, generando así la reubicación gradual de los transformadores norteamericanos a México”.
Bouchard dijo que las declaraciones eran “un intento de asegurar que México nunca construya un laminador y que dependa de las importaciones extranjeras del mismo oligopolio”.
Por su parte, el Instituto Mexicano del Aluminio calificó la declaración canadiense como “absolutamente injusta”.
Fernando García, presidente del grupo mexicano, dijo en un correo electrónico que su país no importa aluminio crudo desde China y que no lo necesitará mientras la región siga siendo una opción competitiva en el mercado.