11 de enero de 2009.- Primero fueron los bancos los que recibieron un chorro de dinero público. Despuíés, los bancos de inversión, las empresas de tarjetas de críédito, y las financieras de coches se hicieron bancos, para cobrar el cheque. A continuación llegaron las empresas de automoción. Despuíés, la siderurgia, aunque en te caso, no ha pedido directamente un rescate, sino un programa de obras públicas que aumente la demanda de los productos del sector.
Y, finalmente, el porno.
Dos empresarios de ese sector, Larry Flint—fundador de la cadena de strip-tease y revistas y vídeos Hustler— y Joe Francis —creador de la línea de porno de aficionadas Girls Gone Wild— han pedido al Congreso que les díé 5 millones de dólares (3,5 millones de euros) para sobrevivir a la recesión.
El problema no es si lo recibirán (que no), sino que, al igual que la siderurgia y la automoción, los problemas del porno de EEUU no se solucionarán con dinero público. Los dos primeros sectores son de hecho víctimas del propio modelo económico estadounidense. En efecto, son las pensiones de los trabajadores ya jubilados —que corren a cargo de la empresa— y las duras condiciones exigidas por los sindicatos —herederas de acuerdos de los años cincuenta— los factores que están lastrando a la automoción y el acero en EEUU.
En el caso del porno, el problema es otro: Internet. Según el sitio web TZM, especializado en medios de comunicación y cotilleos, las ventas de DVDs prono han caído un 22% este año en EEUU. La recesión puede tener algo que ver con esa flacidez. Pero la clave del problema es otra: Internet. De hecho, en 2006, cuando EEUU aún estaba en plena expansión, las ventas de esos productos ya cayeron un 11%. Youporn.com tiene más visitas que CNN.com.
En todo caso, lo mejor y más barato sería que EEUU se dejara de subvencionar a las empresas y subsidiara directamente a sus ciudadanos. Si el Estado diera 5.000 dólares (2.750 euros) a cada persona, con independencia de su edad, sólo costaría 1,5 billones de dólares, ó 1,1 billones de euros. Eso significa menos que los 1,4 billones de dólares que el Estado ya posee en títulos de renta fija y variable, fruto de sus rescates. Y la gente podría gastarse como quisiera ese dinero: en amortizar la hipoteca, en pagar deudas, en acciones o, por supuesto, en pornografía.