¿Tiemblan las fotovoltaicas? El secreto está en la sal
@S. McCoy - 11/01/2008
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Llega a mis manos, gentileza de un lector, un artículo muy interesante del Wall Street Journal, fechado el pasado dos de enero. En íél se describe el intento de United Technologies de comercializar, junto con la sociedad de capital riesgo US Renewables Group, un nuevo modelo de planta termosolar que utilizaría la sal molida para almacenar el calor del sol y convertirlo en energía elíéctrica en el momento en que fuera necesario, luzca o no en el horizonte el Astro Rey. Como toda curiosidad que llega a mis manos, la recibo primero con escepticismo y luego con curiosidad malsana. Suena extravagante. Muy extravagante, de hecho. Pero puede tener sentido. Especialmente por la doble novedad que supone: disponibilidad energíética a gusto del productor (que graciosamente la ejercitará en picos de demanda con precios disparados) y utilización de un componente tan común como la propia sal en el proceso productivo. Veamos en quíé consiste.
El proceso consiste, en esencia, en lo siguiente, disculpen los errores tíécnicos en los que pueda incurrir. A travíés del reflejo de los rayos solares en un depósito con agua salada se consigue calentar la sal molida por encima de los 565 grados centígrados, momento en el que es enviada a un tanque de almacenamiento. Las propiedades de la sal, mezcla de sodio y nitrato potásico, le permiten mantener el calor en el tiempo. De hecho, y según los impulsores de la idea, la sal molida apenas pierde un 1% diario de su valor energíético lo que facilita su conservación durante el tiempo que sea oportuno. Desde allí, y sólo cuando es necesario, se bombea a un generador de vapor que a su vez mueve la turbina elíéctrica a la que está ligada. La sal ya enfriada vuelve al proceso productivo. El proceso no es novedoso. De hecho existe algo similar en España desarrollado por Abengoa Solar. Sí lo es, por el contrario, el empleo de materiales caloportantes como la sal.
La historia parece sacada de las desaladoras de Alberto Vázquez Figueroa, -de hecho la tecnología ha sido desarrollada por HS Rocketdyne, filial de United Tech y artífice del sistema de generación elíéctrica de la Estación espacial Internacional- pero, a juicio de los promotores del invento, “el sistema es parecido al de las minicentrales hidráulicas pero con varias ventajas. Es mucho más predecible que la lluvia, el aprovisionamiento solar es gratuito e infinito y carece de impacto medioambientalâ€. Resulta curioso que el propio venture capital reconozca que había descartado hasta ahora invertir en la producción solar por entender que no había una tecnología adecuada.
Capacidad de almacenamiento, materia prima inagotable, enorme fuerza de generación. ¿Demasiado bonito para ser verdad? Eso parece, en parte. La capacidad de obtener ingresos adicionales, a travíés de la libertad de suministro a la red de la energía generada, se encuentra con dos hándicaps iniciales que hacen la situación de partida menos idílica de lo que podría parecer, a primera vista, frente a la fotovoltaica tradicional: la mayor superficie requerida y unos costes de instalación más elevados. Es cuestión de hacer números y ver la rentabilidad adicional o no que este tipo de plantas puede generar. De momento, escepticismo, aunque siempre es divertido tener un poco de tiempo para analizar novedades como las aquí planteadas. Cerebro que no se usa, se oxida. En cualquier caso, el secreto está en la sal. ¿Se podrá aplicar a la tecnología cilindro parabólica? Esto parece de Mortadelo y Filemón. Demasiado para servidor por esta semana. Que la fuerza les acompañe el sábado y el domingo. El lunes más y mejor, si cabe, que cabrá.