Por... María Luisa Ramos Urzagaste
Trump está implementado una política de expulsión de extranjeros.
Las remesas hacia Latinoamérica y el Caribe juegan un rol vital y en varios países superaron el 10% del PIB en 2019. Esos envíos no son cifras frías, son millones de familias que se alimentan, visten y estudian con esos recursos. Las condiciones hoy no son nada alentadoras.
El Banco Mundial BM informó que las remesas registradas oficialmente, en todo el mundo en 2019 superaron los 700.000 millones. Asimismo, el BM afirmó que las remesas se han convertido en un aspecto fundamental de muchas economías y son la mayor fuente de financiamiento externo de los países de ingreso bajo y mediano (sin incluir a China).
En cuanto a Latinoamérica y el Caribe se refiere, EEUU es el principal país de procedencia de esos recursos, seguido de Europa.
Un mal presagio en el cielo
El 21 de febrero pasado en el mundo se reportaron 196.000 vuelos (en un solo día); en abril, luego de poco más de un mes de haber sido declarada la pandemia, esa cifra se ha reducido a 58.000 vuelos diarios.
En relación a Suramérica, la organización Flightradar24 ha comparado datos y reporta que la reducción de vuelos ha llegado a ser del 80%. Es previsible que las duras restricciones a la conexión aérea no serán restablecidas en el corto plazo, al menos en la magnitud prepandemia.
Hoy nuestra región latinoamericana y caribeña ingresa en una etapa difícil, luego de ser contaminada por casos importados en avión desde Europa y EEUU, y la posterior transmisión a los contactos estrechos, ha ingresado a la fase de circulación comunitaria o contagio local.
Este período amenaza extenderse y ser catastrófico debido a erróneas políticas gubernamentales, sumado a eso, difícil mantener a la gente en casa, debido a razones de pobreza y la informalidad de las fuentes de trabajo.
Pronto llegará el invierno al Cono Sur, antes de que el contagio logre estabilizarse o declinar.
Cuando Europa y EEUU superen la crisis, es difícil creer que abrirán sus cielos a nuestros ciudadanos, y si lo hacen, será luego de demostrar que la persona no está enferma ni es portadora del virus, porque el epicentro estará en el Sur y no sabemos por cuánto tiempo.
Tal vez abran sus aeropuertos a vuelos de retorno para esos miles de mujeres que trabajaban en Europa, por ejemplo, cuidando a adultos mayores. Muy posiblemente muchas de ellas ya están desempleadas pues las familias europeas no tienen ni tendrán recursos para pagar esos cuidados.
Las remesas
Según el Banco Central de Ecuador el flujo de remesas familiares que ingresó a ese país durante 2019 superó los 3.000 millones de dólares y representa el 3% del Producto Interno Bruto (PIB) ecuatoriano de ese año. El 58% son procedentes de EEUU, a España corresponde el 25% y desde Italia se remitió poco menos del 5% del monto total recibido.
Según ese mismo informe del BCE las principales provincias que en 2019 concentraron flujos de remesas familiares fueron: Guayas, Azuay, Pichincha y Cañar. Dicho esto, no es difícil darse cuenta cuáles serán las regiones más afectadas en el futuro inmediato, debido a la crisis en los tres países de origen de sus envíos.
En cuanto a Bolivia, el Banco Central BCB informó que el flujo de remesas para la gestión 2019 superó los 1.300 millones de dólares. Las remisiones desde España bordean el 40%, a EEUU corresponde aproximadamente el 19% y le siguen Chile (12%), Brasil y Argentina. los departamentos beneficiados son Santa Cruz (40%), Cochabamba y La Paz.
El Banco Central de la Reserva de El Salvador informó que en 2019, recibió 565.0000 millones en concepto de remesas familiares, que representan más del 20% del PIB. El mayor flujo provino desde EEUU, país que alberga a más de dos millones de salvadoreños.
Por su parte, un informe del Banco de México indica que el envío de remesas familiares desde EEUU en 2019 se elevó a 36.048 millones de dólares. En tanto, Guatemala recibió 10.500 millones de dólares en 2019, que equivale al 13.8% del PIB.
El Banco Central de Honduras informó que ese país recibió 5.523,6 millones de dólares en 2019 en concepto de remesas, aproximadamente el 20% del PIB , de las cuales más del 80% proviene de EEUU.
Pero más allá de las cifras, esos miles de millones en remesas, tienen nombres y apellidos, tanto en el país de remisión como en el país de recepción y se destinan sobre todo para pagar gastos de alimentación, servicios de salud y educación.
Esa es la magnitud del impacto que debe impedirse que sea trágico.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) alertó que el PIB mundial se contraerá al menos un 3% en 2020 por el impacto de la pandemia de COVID-19. El PIB de los países de América Latina y el Caribe caerá en un 5,2% y la eurozona se hundirá en un 7,5%, sobre todo Italia (-9,1%) y España caerá un 8%. Estados Unidos retrocederá un 5,9% en comparación con 2019.
La contracción de la economía en EEUU, España e Italia, donde el COVID 19 azota hoy con dureza, es hoy una dura realidad. En España por ejemplo, el desempleo ha superado los 4,5 millones, de los cuales más de 800.000 se deben a la pandemia.
En tal situación, con la salud deteriorada, sin empleo, los migrantes latinoamericanos y caribeños no tendrán capacidad de enviar dinero, ni siquiera mantenerse en esos países.
Hoy muchos ciudadanos intentan regresar a su patria, como en el caso de bolivianos que intentaban retornar desde Chile vía terrestre, y fueron maltratados y discriminados por el Gobierno de Jeanine Añez, violando sus derechos.
En el caso de EEUU, el presidente Trump ya está implementado una política de expulsión de extranjeros, como sucedió con ciudadanos guatemaltecos, mexicanos, entre otros.
Todo hace prever que los países, como EEUU o los europeos, se enfocarán en sus ciudadanos, en sus empresas, en sus industrias, dentro de sus fronteras. ¿Y de los nuestros, quien se ocupará?
Millones de mujeres y hombres mexicanos, salvadoreños, hondureños, guatemaltecos, ecuatorianos, bolivianos, por mencionar algunos ejemplos, dentro de poco (incluso hoy) no solo no podrán remitir dinero a sus países y, salvo que se les apoye, caerán en el desamparo porque la mayoría están en el último escalón de la pirámide social del país que les acoge.
¿Cuál será la actitud de los actuales gobernantes? Este asunto no es menor.
Los Estados están en la obligación de ir en auxilio de sus ciudadanos donde quiera que estén, más aún si su aporte a la economía del país es de tal magnitud que se refleja en el PIB de manera innegable y sostenida durante muchos años.