Por... Paola Ycaza Oneto
Paola Ycaza Oneto dice que aunque la recuperación económica de Irlanda no fue sutil ni fácil, las reducciones de salarios y del gasto público salvó a muchas empresas, e hizo posible una recuperación económica mucho más veloz que aquella de Grecia.
Desde 2010 hasta la actualidad, Irlanda y Grecia, parte de los llamados PIGS de la zona euro (junto con España y Portugal), han reflejado desequilibrios fiscales considerables y niveles de endeudamiento inmanejables. Por muchos años luego de la llamada “crisis del euro”, los PIGS presentaron profundas crisis en sus sistemas bancarios, pobres tasas de crecimiento económico y altos niveles de desempleo. Irlanda y Grecia optaron por vías opuestas para salir de la crisis.
Luego de haber sido uno de los países más afectados por esa crisis, la economía irlandesa era hasta antes de la pandemia uno de los países de más rápido crecimiento en Europa. Tomemos el ejemplo de una empresa irlandesa X que fabrica carretillas elevadoras para bodegas (forklift) y que exporta el 98% de su producción. Durante la crisis, las ventas colapsaron. El gerente general tomó medidas drásticas y despidió a una cuarta parte de la fuerza laboral. El día que despidió a 43 empleados también introdujo un recorte salarial del 10% para todos los empleados, incluidos los altos mandos. Los empleados estaban agradecidos de tener un recorte salarial del 10%, porque al menos aún conservaban su trabajo. Esta acción salvó a la empresa. Años después, muchos de los 43 empleados que fueron despedidos durante la crisis fueron recontratados, la mano de obra total se duplicó y el recorte salarial fue revertido.
Las cifras del desempleo de Irlanda también mejoraron de forma alentadora luego de la crisis. En el 2012 alcanzó el 16% y a los cinco años se vio reducido a menos del 6% y la economía creció un 7,8%, es decir, tres veces el promedio de la eurozona.
El Gobierno recortó drásticamente el gasto y los salarios y pensiones del sector público también se redujeron. La reducción del salario promedio entre el sector público y privado fue de aproximadamente 15%. Irlanda se decidió por la austeridad como medida para salir de la crisis y salvar empleos.
En Grecia sucedió lo opuesto. La crisis mostró las vulnerabilidades del país: crecientes desequilibrios macroeconómicos, grandes volúmenes de deuda, escasa competitividad, un sistema de pensiones insostenible e instituciones débiles. Solicitó asistencia financiera al FMI, al Banco Central Europeo y a la Comisión Europea.
Desde 2010, las tres instituciones otorgaron paquetes de rescate para Grecia, pero el país continuaba hundiéndose. El problema es que el Gobierno no tomó las medidas de austeridad propuestas y en el 2015 se realizó una consulta popular en la cual los votantes griegos dijeron un rotundo NO al programa de austeridad para mantener la asistencia financiera.
Esto no quiere decir que la recuperación de Irlanda haya sido sutil y mucho menos fácil, pero las reducciones salariales bajaron los precios de la economía, salvando muchas empresas de la quiebra y direccionando el país hacia una segura recuperación. En el caso de Grecia la recuperación fue lenta por oponerse a la austeridad. Ambos países, al igual que el Ecuador, carecen de moneda propia. Por lo tanto, sus recuperaciones nos sirven de lección para evitar cometer los errores de aquellos Estados que se niegan a reducirse.