El frenazo de la construcción pone en peligro hasta un millón de empleos
Muchos empleados de la construcción verán peligrar su puesto. Ilustración: archivoDurante años ha sido el motor de la economía, pero en los últimos meses, como si se viese afectado por el continuo encarecimiento del petróleo, el sector de la construcción en general, y el inmobiliario en particular, ha perdido fuerza. La gasolina escasea, el coche está a punto de detenerse y los ocupantes que llevaban años viajando confortablemente en íél están a un paso de tener que buscar otro vehículo, recurrir el auto-stop, es decir, hacerse autónomos, o subirse al autobús del Estado y empezar a cobrar el paro.
La razón principal es que cada vez se construyen menos pisos, tras las cifras astronómicas alcanzadas en años anteriores. Y eso, en primer lugar, afecta al propio sector inmobiliario, que requiere menos profesionales porque son menos los pisos que levantar. Pero, en segundo tíérmino, hay otros sectores productivos que vivían en un agradable matrimonio con el de la construcción y que ahora están a un paso del divorcio.
Reajuste del sector
El G-14, nuevo lobby creado por las grandes inmobiliarias españolas, calcula que cada casa que se pone en pie genera entre dos y tres empleos. En un momento en el que la edificación va a la baja y en el que de las cifras próximas a un millón de pisos al año se puede pasar al medio millón, el resultado es claro: en riesgo hay alrededor de un millón de empleos durante 2008 y 2009, años en los que se prevíé que se produzca el ajuste.
Menos visados
Al menos, estos cálculos se deducen de la diferencia de visados. Un indicador que en 2006 marcó la cifra ríécord de 820.000 vivendas, frente a las 667.000 del pasado ejercicio. Resultado: 459.000 puestos de trabajo menos, aplicando la regla de tres del G-14.
En dos años, teniendo en cuenta que lo peor se augura para 2009, podría rozarse el millón de puestos de trabajo, entre directos y los de sectores que viven en buena medida directamente de la construcción, ya sean cementeras o azulejeras, entre otros, por no hablar de las propias agencias inmobiliarias, que han proliferado en los últimos años al calor del desarrollo del sector y que ahora se encuentran con que no hay tanto piso que intermediar.
Un ejemplo reciente del impacto que tiene la recesión inmobiliaria en toda la economía lo protagonizó el pasado fin de semana Roca. El fabricante catalán de productos de cuartos de baño comunicó su decisión de congelar cualquier inversión en España. Una drástica medida que se suma al recorte de 21 empleos el pasado mes de octubre y al despido de otros 14 trabajadores el 2 de enero. Y esto puede ser sólo el inicio.
En el 2008 caerá
En 2006 el crecimiento del sector de la inversión residencial fue del 6,4 por ciento. En 2007 se quedó en el 3 por ciento y para 2008 el Servicio de Estudios de BBVA augura que este sector registrará una caída del 3,5 por ciento. Otro termómetro lo supone el críédito para la compra de vivienda, que registrará en 2008 el nivel más bajo de los últimos seis años.
Basta, asimismo, con echar un vistazo por los balcones de las casas o las oficinas de las inmobiliarias para comprobar cómo los carteles de "se vende" llevan ya colgados demasiado tiempo. Lejos queda ya la íépoca en que las casas se vendían prácticamente solas o en la que el plazo desde que una vivienda se sacaba al mercado hasta que se cerraba su adquisición no superaba los cuatro meses.
Un hueco al optimismo
Sin embargo, no todos comparten cifras tan contundentes como las que maneja el G-14, bien es cierto que sujetas a que las peores hipótesis se hagan realidad. El propio BBVA augura que, en empleo directo, el parón inmobiliario le puede costar 250.000 puestos de trabajo a la construcción entre 2008 y 2009, y otros 250.000 en empleos indirectos.
UGT, por su parte, admite que puede haber píérdida de empleos en el sector, pero pide que se tomen medidas para paliarlo, según indica un portavoz de la federación de Construcción del sindicato.
Exige a las Administraciones, tanto central como autonómicas y locales, que pongan en marcha potentes planes de infraestructuras para compensar el frenazo del sector inmobiliario. Por otra parte, destaca la importancia del desarrollo de un segmento del mercado residencial desatendido hasta la fecha, el de la vivienda protegida, en el que UGT ve el flotador al que aferrarse en un momento de crisis como el actual, lo que permitiría salvar empleos y ayudar en el acceso a un hogar a los sectores con más dificultades