Las cajas españolas han recibido con entusiasmo la propuesta de Ahorro Corporación de crear una nueva firma inmobiliaria para canalizar los activos que acaben en manos de las entidades a consecuencia de la crisis económica. El grupo financiero ultima ahora la fórmula legal más adecuada para este vehículo.
Bruno Píérez - Madrid - 26/01/2009
Ahorro Corporación cuenta con el visto bueno de la mayoría de las cajas de ahorros que conforman su accionariado -las más importantes del país salvo La Caixa, Caja Madrid y Caixa Girona- para poner en marcha su nueva división inmobiliaria, según confirman fuentes del sector.
Las entidades han recibido con entusiasmo la propuesta del grupo de servicios financieros de crear una sociedad que canalice la gestión de los inmuebles que caigan en sus manos como consecuencia de la delicada situación económica que atraviesan las inmobiliarias.
Entre otras cosas porque, como recalcan en medios financieros, servirá para evitar que la asunción de estos inmuebles comprometa la solvencia de las cajas. No hay que olvidar que estas compras obligan a un importante desembolso de recursos propios, lo que acarrea un inmediato deterioro de sus índices de solvencia.
'El sector ha mostrado mucho interíés y ya estamos analizando la fórmula más adecuada para poner en marcha la sociedad', admiten en Ahorro Corporación.
Hasta ahora, la que ha suscitado mayor consenso es el modelo de las Socimi, las nuevas sociedades de inversión del mercado inmobiliario, cuyo marco regulador se debate estos días en el Congreso. Tienen la ventaja de que cotizan en bolsa y ofrecen jugosas ventajas fiscales; y la desventaja de que su aprobación puede demorarse varios meses por la tramitación parlamentaria.
La firma señala que la fórmula jurídica concreta está todavía en discusión y que, a día de hoy, 'no hay nada decidido' al respecto.
Ahorro Corporación concibió la nueva sociedad como un vehículo para las cajas de pequeño y mediano tamaño, que no disponen de la estructura para gestionar todos los inmuebles que se están viendo obligados a asumir. Sin embargo, la propuesta ha despertado el interíés de las grandes, que han adivinado un instrumento útil para colocar en el mercado aquellos activos que no encajan en las carteras inmobiliarias de sus propias sociedades, como admite un portavoz de una de las cinco mayores cajas del país.
Una alternativa que no convence al sector
Las Socimi, o sociedades cotizadas de inversión inmobiliaria, fueron presentadas por el Gobierno como una de sus recetas más audaces para resolver las disfunciones del mercado inmobiliario. Su funcionamiento es sencillo y se basa en la adquisición de inmuebles para su alquiler en el mercado libre.
Aunque su regulación está pendiente del trámite parlamentario, en principio podrían cotizar en Bolsa y gozarían de estímulos fiscales para su desarrollo.
Sin embargo, al sector inmobiliario no le convence el modelo. Las críticas se centran en los límites que se ponen a su endeudamiento (60%) y en la exigencia de que los activos permanezcan en cartera de las inmobiliarias al menos siete años, lo que 'impide la rotación de activos para optimizar la cartera', afirma el asesor jurídico de Metrovacesa.