Definitivamente es molesto hablar de ello a estas alturas, pero el mundo está llegando a la realidad de que es posible que COVID nunca desaparezca.
En países como Irán, Rusia, Vietnam, Tailandia, Filipinas y Sudáfrica, los casos de COVID-19 están aumentando más rápido que nunca. Algunos países incluso están notificando un mayor volumen de casos que cuando la pandemia arrasó en el mundo en marzo pasado.
Y en países como China y Estados Unidos, un resurgimiento de casos amenaza la recuperación y los avances logrados durante el último año y medio. Es por eso que los líderes médicos, los fabricantes de vacunas y los políticos están comenzando a hacerse eco de los pedidos de vacunas de refuerzo de COVID.
El presidente de Moderna, Stephen Hoge, insinuó que los impulsores serían inevitables; Anthony Fauci dijo que EE. UU. debería prepararse para los refuerzos, pocos días después de que la FDA autorizara la administración de terceras dosis a personas inmunodeprimidas. Con eso, parece cada vez más probable que los refuerzos de vacunas estén disponibles para el público este otoño.
Es poco probable que la economía vuelva a cerrarse, pero el poder de permanencia de COVID puede amenazar a docenas de industrias y sectores. Se espera ampliamente que el invierno traiga un resurgimiento aún mayor del virus, lo que subraya la urgencia con la que los líderes mundiales están tratando de evitar otra crisis de COVID.
Sin embargo, con poco más de la mitad de los EE. UU. completamente vacunados, las vacunas de refuerzo podrían ser difíciles de vender para muchos estadounidenses.
