La agencia de ráting Moody's podría seguir los pasos de S&P y bajar el ráting crediticio de España, según ha podido saber EXPANSIí“N. El cambio no se produciría a corto plazo, pero con el informe, Moody's empieza a preparar el terreno para una posible revisión.
Moody’s publicará hoy un informe en el que califica de “vulnerable†la calificación crediticia (ráting) actual que otorga a la deuda pública española, lo que puede abrir el camino a una rebaja de dicha calificación por parte de la agencia de medición de riesgos, que seguiría así los pasos de Standard & Poor’s.
En ese documento, los analistas de Moody’s estiman la posibilidad de que los países con máxima calificación (Aaa) puedan caerse de ese grupo de privilegio, y concluyen que España e Irlanda son los más cercanos al precipicio.
“Estos países van a verse forzados a tomar riesgos con sus finanzas públicas. Su ráting dependerá de la habilidad para diseñar un nuevo modelo de crecimiento y para ajustar las finanzas públicas al nuevo entorno con serias medidas políticas, apoyadas por un fuerte consenso nacionalâ€, dice el informe.
Moody’s ya ha puesto en revisión negativa la calificación de Irlanda, y por ahora mantiene estable la de España.
Menos competitividad
Pero a la luz del contenido del informe, las perspectivas de mantenimiento del ráting español no parecen halagí¼eñas. Moody’s considera que el volumen de deuda pública del país no alcanzará grados alarmantes si se compara con el de otros estados, pero ofrece una visión muy pesimista sobre las perspectivas de que la economía española se ajuste y recupere el crecimiento. En un ránking sobre la capacidad de ajuste económico de los 18 países con máxima calificación, Moody’s sitúa en último lugar a España, especialmente por la falta de competitividad de sus empresas.
“Para los países que han perdido un motor sustancial del crecimiento domíéstico (como la construcción en España), la habilidad para remontar depende en la competitividad externa y la flexibilidad del mercado laboralâ€, afirma Moody’s. Pero la agencia señala que España tiene una “competitividad cuestionableâ€, por lo que necesitará más tiempo para ajustarse y remontar.
Se trata de una visión similar a la que ofreció Standard & Poor’s al anunciar la rebaja de la triple A de España el 19 de enero pasado, la máxima calificación que otorga la agencia.
En tíérminos de volumen de deuda, Moody’s calcula el punto hasta el que las finanzas públicas podrían estirarse hasta 2011. En caso de que se alargue hasta ese año la ralentización del crecimiento económico y el Gobierno tenga que asumir parte de las píérdidas de la banca, la deuda de España alcanzaría el 75% del Producto Interior Bruto (PIB).
Se trata de un porcentaje similar al de Alemania y Francia, e inferior al de EEUU y Reino Unido. Pero la máxima calificación de estos países se considera más segura por parte de Moody’s por la mayor diversificación y flexibilidad de sus economías para salir adelante.
La principal consecuencia del aumento de apreciación del riesgo de la deuda pública española por parte de los inversores es el incremento del coste de financiación del Estado. En el último año, se ha multiplicado la diferencia entre la rentabilidad del bono español y el alemán. Ahora, el Gobierno de España debe pagar alrededor de un 1% más de rentabilidad al comprador de un título de su deuda que el de Alemania.
Tres clases de países dentro de la nota máxima
Moody’s considera que la intervención de los gobiernos en la crisis “genera cuestiones sobre la seguridad de los inversores en deuda públicaâ€. Para ayudar a analizar el riesgo de cada país, la agencia ha dividido los estados que todavía tienen la máxima calificación (Aaa) en tres clases. Los resistentes son Alemania, Francia, Canadá y los países escandinavos, en los que Moody’s no ve posibilidad de que la calificación sufra.
Por debajo están los capaces de aguantar, entre los que figuran Estados Unidos y Reino Unido, donde se va a producir un gran incremento de la deuda pública, pero cuyas economías tienen “capacidad de reacciónâ€. Por último, están los vulnerables, como Irlanda y España.