Las constructoras pintan su Torre de Babel en la cuenta de resultados
Por Ruth Ugalde en el Economista
Muchas veces, las cosas no son blancas ni negras, sino grises. Sobre todo, cuando entra por medio la contabilidad, una ciencia definida por el Diccionario de la Real Academia como el "sistema adoptado para llevar la cuenta y razón en las oficinas públicas y particulares". El problema es que existen muchas cuentas, y todavía más razones.
En el caso de las seis grandes constructoras cotizadas españolas, este amplio abanico convierte en una autíéntica Torre de Babel sus respectivas cuentas de resultados, que los analistas intentan adelantar sin mucho consenso. Lógico, porque cada uno habla un idioma diferente y la traducción no siempre es exacta.
Desinversiones
Por ejemplo, si Acciona consigue llegar a un acuerdo con Enel para venderle Endesa la próxima semana, podrá presentarse ante el mercado el último día de este mes, como tiene previsto, con una deuda de apenas 3.033 millones de euros, frente a los 17.543 millones que reconoce ahora.
Sacyr tambiíén está haciendo encajes de bolillos con sus dos principales desinversiones: la concesionaria Itínere y la participación del 20% en la petrolera Repsol YPF. La primera fue vendida el pasado 1 de diciembre al fondo de infraestructuras de Citi. O, mejor dicho, prevendida, porque la constructora no percibirá ni un euro hasta mediados de 2009, como pronto. Sin embargo, el acuerdo sellado con Citi le permitirá adelgazar la cifra de deuda con la que cerró el pasado ejercicio en 5.013 millones, reduciendo sus compromisos hasta 13.500 millones.
Una jugada similar llevó a cabo ACS el pasado ejercicio, cuando acordó la venta del 45% que tenía en Unión Fenosa. De esta cantidad, la constructora sólo se ha desprendido realmente del 10% y aspira a poner la firma definitiva sobre el otro 35% en las próximas dos semanas.
Sin embargo, desde que llegó al acuerdo de venta con Gas Natural, la constructora redujo a la mitad su cifra de endeudamiento, al sacar del perímetro de consolidación su participación en la elíéctrica. Así, mientras que al cierre del primer semestre de 2008 reconocía unos compromisos financieros de 18.442 millones, tres meses despuíés sólo se apuntaba una deuda de 9.296 millones. Pero algunos analistas todavía no reconocen en sus estimaciones estas cifras, porque prefieren ser cautos y esperar a que, efectivamente, la gasista adquiera el 45% de Fenosa.
Se hacen esperar
Este diferente lenguaje tambiíén va a dar mucho de quíé hablar en la cuenta de resultados de Ferrovial, que algunos expertos del mercado ven ya en números rojos. De hecho, el consenso le confiere unas píérdidas de 62 millones de euros. Cifra que desde la constructora descartan comentar, aunque aseguran tener la esperanza de poder cerrar el año en positivo.
Pero eso no síé sabrá, al menos oficialmente, hasta la última semana de febrero, ya que todas las constructoras han optado por posponer hasta entonces sus presentaciones de resultados.
Es cierto que, en general, estas compañías suelen apurar los plazos. Sin embargo en esta ocasión ha sido especialmente significativo, ya que todas han dejado para los últimos dos días la presentación de resultados. Lógico, teniendo en cuenta el amplio abanico de flecos abiertos y susceptibles de ser interpretados de diferente forma.
Por ejemplo, ¿quíé pasaría si en las próximas dos semanas Sacyr consiguiera encontrar un comprador para el 20% de Repsol? Pues que de un plumazo pasaría a tener apenas 7.000 millones de deuda. Sin embargo, la constructora prefiere no reconocer en sus cuentas que se trata de un activo en venta porque, a diferencia de Itínere, en esta ocasión necesita tenerlo atado y bien atado, ya que la petrolera es su única fuente de beneficios y, si la saca de balance antes de tiempo, la foto le sale más fea.