¿Eres un hijo contenedor emocional, hijo esponja o hijo psicólogo? ¡Cuidado con eso!
https://reencontrate.com/tipos-de-hijos/?fbclid=IwAR1gGv0TJ50LJqcX7PKvVuY15H2NUVyB-1F9CNaTw4h2rozya2W7qhCTM0IEn psicología se pueden definir diferentes tipos de hijos, provenientes de familias donde el drama, el llanto, la manipulación y la victimización son protagonistas. Estos pueden llamarse “hijos esponja, los hijos psicólogos o hijos contenedores emocionales”, aunque puede haber variaciones y combinaciones de todos.
La mayoría de nosotros provenimos de padres inmaduros y emocionalmente limitados. Nadie estudió para ser progenitor, y las herramientas aprendidas para la crianza adecuada son básicamente nulas.
La mayoría de los padres, son personas con miedos, conflictos emocionales desde ligeros hasta muy fuertes, no saben ‘amarnos’ de la forma en que necesitamos ser amados. Esta es una afirmación que puede resultar ofensiva en nuestra cultura, pero reconocerla nos liberaría de mucho sufrimiento.
Tipos de hijos que generan los padres con conflictos emocionales:
Es importante aclarar que la gran mayoría de los padres que hacen daño a sus hijos, no son ‘malas personas’. Solo son niños que viven en cuerpos de adultos y, por lo tanto, tienen una capacidad emocional limitada.
Por eso es tan importante sanar nuestras heridas emocionales antes de emprender la hazaña de traer un hijo al mundo.
Algunos niños nacen con una estructura neurológica que los hace más maduros emocional o intelectualmente. Son niños sensibles y más abiertos a los estímulos externos.
Estos tienden a asumir el papel de “cuidadores emocionales o psicólogos” de sus padres. Ellos crecen demasiado pronto, dejando a un lado su inocente infancia para compensar las limitaciones e incapacidades de sus progenitores.
Esto no suele ser premeditado, al contrario, es un comportamiento sutil, inconsciente, que generalmente pasa desapercibido para los demás miembros de la familia
Los niños que suelen ser empáticos y perceptivos, viven con un radar permanentemente encendido, y pueden captar desde los olores más sutiles, hasta los detalles más los finos de los muebles. Más importante aún, captan los matices emocionales y las señales sutiles que las personas envían, pero que no verbalizan.
Cuando la energía en la habitación está densa, la sienten en su cuerpo. Cuando alguien está molesto, lo notan. Con esa intuición excepcional, no encuentran el lenguaje necesario para expresar lo que sienten, ni las habilidades de regular sus emociones. Entonces terminan abrumados, absorbiendo todas las energías y sutilezas de los demás, principalmente de sus padres.
La tendencia empática de un niño lo hace más vulnerable a las dinámicas familiares tóxicas, y es posible que se termine convirtiendo en el cuidador emocional de la familia o, peor aún, en una esponja emocional, un chivo expiatorio o un saco de boxeo.
Como piensa más y siente más, se ve afectado más fácilmente por su entorno y los que le rodean. Detecta cualquier agresión pasiva , mentiras ocultas e hipocresías, aunque por lo general esto no sucede en un nivel consciente.
Qué mala costumbre la de hablar de nuestros dramas frente al niño…
Actuamos como si el niño no existiera, como si no fuera un ser importante ¡como si el niño no comprendiera una sola palabra! La realidad es que los niños comprenden ¡TODO! Y el daño que le hacemos es grande…
Muchas veces, incluso, el adulto utiliza al niño como confidente, narrándole con detalles todo del drama interno que este lleva dentro, y busca consuelo en el niño. ¡Un niño nunca puede ser sostén anímico de sus padres, no es su competencia!
El orden jerárquico debe prevalecer.
Este orden incluso se manifiesta en la vida animal, los cuales mantienen una dinámica jerárquica en sus relaciones, donde el mayor protege al menor. Así prevalece el amor y la armonía.
Neurológica, psicológica y emocionalmente, los hijos no se encuentran en condiciones de comprender o apoyar los conflictos de sus padres. Al romper el orden de jerarquías, le hacemos un daño tremendo. ¡Los padres deben proteger a sus hijos, y no al revés!
En el momento en que buscas protección en tu hijo, lo estás debilitando. Esto hará que llegue a una adultez carente de las herramientas necesarias para gestionar sus emociones y valerse por si mismo. Los tipos de hijos que son psicólogos de sus padres, terminan rotos por dentro, con conflictos internos profundos que arrastrarán en sus futuras relaciones.
Las familias disfuncionales son las más propensas a criar tipos de hijos rotos
Son familias cuyos progenitores son personas con fuertes conflictos emocionales no resueltos. Inmaduros, depresivos, inseguros, conflictivos, víctimas de la vida y las circunstancias.
Suele ser muy común en familias de madres solas, donde la gran carga emocional va directamente aplicada en el hijo mayor. Estos niños crecen pareciendo maduros. Resuelven los problemas, ayudan en casa, asumen los dramas de sus padres, tratan de alegrar la vida de ellos, pero por dentro viven en eterna desolación
Los niños son niños, y se debe respetar su tiempo de crecimiento emocional. Un niño no puede ser maduro a menos que se vea obligado a serlo.
Cuando ves un niño que intenta alegrar a los demás haciendo payasadas, ten por seguro que estás frente a un pequeño que sufre. Ellos tratan de remendar a su neurótica familia, cuidan a los padres olvidándose de su infancia valiosa, esa que ya no volverá.
Un padre o madre tóxico, es aquel que consulta sus decisiones con sus hijos pequeños, el que le habla de sus miedos y sus necesidades, sin darse cuenta de que los niños van absorbiendo esa energía conflictiva y queda atrapada en ellos ocasionándole daños de por vida.
Cada edad tiene su etapa psicológica y su nivel de responsabilidad emocional. Forzar estas etapas es criar niños infelices y conflictuados.
Los diferentes tipos de hijos con padres tóxicos, pueden manifestar sus conflictos con sobrepeso. Todo ese llanto interior, esos líquidos propios y de la familia que debieron salir, han sido contenidos. Con el tiempo también comienzan a presentar depresiones que nadie notará. Obviamente ellos no llegan a ser prioridad en la familia, ni sus necesidades son atendidas.
Estos niños serán adultos llenos de miedo, preocupados, tensos y deprimidos. Tenderán a seguir corriendo detrás de sus padres, resolviendo los asuntos familiares, y descuidando su vida particular. Especialmente a sus propios hijos, pareja, hogar…
Ellos irán desplazando sus sueños y necesidades, son los enfermeros de la familia, los proveedores. Son contenedores emocionales que no dejan espacio para sus propias necesidades.
Asumen como suyas las limitaciones de sus padres. Siendo éstos ya adultos mayores, y tal vez estén capacitados para valerse por si mismos, pero son inmaduros y prefieren apoyarse en sus hijos.
Sanar es una necesidad, para no perpetuar el conflicto en sus propios hijos.
Es necesario recuperar su propia voz, su YO personal. Para ello es necesario que este tipo de hijos se de cuenta de que han sido abusados emocionalmente, y deseen sanar.
Una asistencia psicológica adecuada es una opción necesaria. Esto les ayudará a entender su condición y buscar herramientas adecuadas para enfrentarse a si mismos.
Una terapia alternativa muy eficaz de liberación es la de realizar nuestro árbol genealógico. Es identificar las emociones tóxicas que venimos arrastrando de algún ancestro y liberarlo. Esos conflictos no nos pertenecen y podemos repararlos honrando y devolviéndolas a su dueño, con amor.
Por: Loubna Hatem ∼ reencontrate.com