por Lisa Juca
África se ha convertido en el coto de caza de gas más reciente de Europa. La decisión de Moscú de detener los suministros a Polonia y Bulgaria ha agudizado las preocupaciones sobre la adicción energética rusa del bloque.
El primer ministro italiano, Mario Draghi, ya se apresuró a firmar acuerdos con Argelia, Egipto y la República del Congo para frenar la dependencia de su país de Moscú.
Las vastas reservas de combustibles fósiles de África, la proximidad a Europa y el creciente mercado de gas natural licuado (GNL) pueden tentar a otros líderes.
La política inestable y la infraestructura limitada complican las cosas.