https://psicopedia.org/19199/teoria-de-la-estupidez-bonhoefffer/?fbclid=IwAR3Kxdvr3IgCG7ns3qQxCnDOuQHtXTgKCy7hCVR35uQklkzgjargUkqNT5YLa estupidez es más peligrosa que la maldad, según la teoría de Bonhoefffer
Dietrich Bonhoeffer fue un pastor luterano alemán que, durante el transcurso de la Segunda Guerra Mundial, fue un importante y visible opositor al nazismo. Luego de ser capturado y llevado a un campo de concentración, se dedicó a la reflexión para intentar establecer cómo personas comunes y “de bien” había accedido a cometer atrocidades semejantes, sesgadas por el régimen al poder en ese entonces.
Si quieres conocer acerca de Bonhoeffer y sus aportes a la Psicología Social mediante la teoría de la estupidez, entonces sigue leyendo.
La historia completa
“La estupidez es el enemigo más peligroso para las buenas personas, incluso más peligroso que la maldad”, estas fueron las palabras de Dietrich Bonhoeffer, y en sus reflexiones y teoría nos centraremos hoy.
En la época probablemente más oscura de la historia alemana, el pastor Bonhoeffer comenzó a dar discursos públicos en contra de las atrocidades que en ese momento se estaban cometiendo contra el pueblo de la Alemania sometida por Adolf Hitler.
Luego de años de lucha, llegó un día en que el pastor Bonhoeffer llegó a su casa y, su pesar, su padre le comentó que dos hombres estaban esperándolo en su habitación para llevárselo. Al caer prisionero del injusto y severo régimen nazista, comenzó a reflexionar acerca del cambio social que se había producido en su país a partir de la llegada de Hitler al poder.
Se debatió en sus pensamientos cómo podía haber sucedido que el pueblo alemán, poblado por gente común y corriente, personas de bien, de un momento para el otro se convirtiese en territorio de criminales dispuestos a cometer atrocidades sin piedad.
Se preguntó, si acaso esta gente que ahora cometía terribles crímenes siempre había sido malvada. Sin embargo, arribó a una conclusión diferente y sorprendente: no se trataba de maldad, el factor que llevaba a los alemanes a la crueldad y a perder la piedad era nada más y nada menos que la estupidez. A partir de allí es que a sus desarrollos se los conoce como “La teoría de la estupidez de Bonhoeffer”.
Cartas desde prisión
Fue así, en el contexto que te hemos narrado, como Bonhoeffer comenzó a escribir cartas desde prisión, explicando el por qué de la conducta alemana basándose en que las personas no eran malas, sino estúpidas. No hay que malinterpretar, sin embargo, la palabra estupidez desde los ojos de este pastor alemán opositor al régimen de Hitler.
Él se refiere con la palabra “estúpido” a personas sin criterio, que siguen órdenes sin acatar y sin evaluar las consecuencias de sus actos. Para él, fue así como las personas comunes y corrientes llegaron a cometer los peores crímenes de lesa humanidad.
Argumentaba en sus cartas, que contra el mal puede protestarse. Los pueblos se alían contra él. Sin embargo, contra la estupidez no existe nada que se pueda hacer. Las protestas y el uso de la fuerza, para Bonhoeffer, no tienen sentido frente a personas que no están dispuestas a escuchar, o no saben cómo hacerlo. A ello hace referencia cuando menciona en su teoría a la estupidez: a aquellas personas no dispuestas a escuchar, que actúan sin criterio ni raciocinio.
Para este pastor luterano, una persona estúpida es peligrosa, incluso más que alguien malvado. Sostiene esta idea, basándose en que estos no son conscientes de las consecuencias de sus actos, pudiendo desencadenar situaciones terribles sin siquiera contemplarlo.
Explica, además, que la estupidez es un problema social. Las personas que viven aisladas no muestran este inconveniente con tanta frecuencia como aquellas que viven en sociedad. Además, pareciera que existe una especie de “contagio” cuando en un grupo alguien estúpido manifiesta sus ideas, llevando al resto de los integrantes por el mismo camino.
Para Bonhoeffer, el poder infecta. Eso explicaría lo sucedido con el nazismo. Su fuerte difusión y apoyo por parte de grupos sociales podría resumirse al argumentar que, ante la fuerza de Hitler al mando, las personas lo siguieron por estupidez, y no por maldad, siendo esto incluso más peligroso, ya que favoreció su aceptación social sin cuestionarlo. Parecería según el autor, que, ante el poder, las personas caen viéndose privadas de su independencia y autonomía.
Los lemas, eslóganes, ideas son rápidamente apropiadas por estúpidos, argumenta Bonhoeffer. Puede parecer que al enfrentarse a ellos solo se trate de personas tercas, cuando en realidad solo son simples personas comunes y corrientes sesgados por una corriente de pensamiento que se ha apoderado de ellos.
Así, argumentaba en sus cartas, los estúpidos se vuelven herramientas, títeres ejecutores de las ideas de alguien más. Por ello son peligrosos, por su falta de dimensión y de visión de la realidad.
Dietrich Bonhoeffer y la teoría de la estupidez
Bonhoeffer sostuvo que solo un acto de liberación que comience a difundirse en sociedad podría remover la estupidez y destapar los ojos de una persona que no puede ver la realidad. Mientras esto no suceda, el estúpido permanecerá hipnotizado bajo el régimen que lo aprisiona.
Esperamos que a través de este artículo hayas logrado comprender las ideas de Bonhoeffer, un precursor y rebelde contra el opresor régimen nazista, quien falleció el 9 de abril de 1945 en el campo de concentración de Flossenbürg, tan solo dos semanas antes de que sus prisioneros fueran liberados, llegando el fin de la Segunda Guerra Mundial.
Los aportes de este pastor convertido en un autor fueron de mucha importancia para la Psicología Social. Esperamos que a partir de ahora lo tengas presente: la estupidez es más peligrosa que la maldad.
Recursos bibliográficos
Alonso, B. A. (1990). Honestidad intelectual y compromiso del cristiano Dietrich Bonhoeffer. Universidad Pontificia Comillas.
Bonhoeffer, D., & Rumscheidt, M. (2017). After Ten Years: An Account at the Turn of the Year 1942–1943. After Ten Years”: Dietrich Bonhoeffer and Our Times, 17-31.
Morris, K. E. (1984). Bonhoeffer’s Critique of Totalitarianism. J. Church & St., 26, 255.