Wynn: Así que, en donde el campo magníético es menos denso, ¿la gente está más abierta al momento?
Gregg: Está abierta al cambio, punto. Eso no significa que el cambio sea bueno, malo, correcto o incorrecto. Es importante tenerlo claro sobre esto. La conciencia del pueblo determinará cómo se producirá ese cambio.
Daríé un ejemplo irónico. Hay una línea de contorno cero que corre justo a travíés del Medio Oriente. En realidad corre casi directamente por debajo del área que llamamos el Canal del Suez, justo hacia arriba adentro de Israel, justo a lo largo del litoral del Mar Rojo. Sí, justo en esa área hay una línea de contorno cero. Esto supone que la zona esta avocada al cambio. Pero nuevamente, cómo llega ese cambio —ya sea pacífico y constructivo o iracundo y destructivo— está determinado por la conciencia de la gente que vive allí.
Wynn: Por tanto ¿no bueno o malo en cualquier forma?
Gregg: Precisamente. Sencillamente es una oportunidad para el cambio. Al mismo tiempo, las líneas de contorno magníético más altas notadas en cualquier parte del planeta Tierra han estado tradicionalmente en porciones de la antigua Unión Soviíética, Rusia y Siberia. Sabemos que en esa parte del mundo ha estado emplazado un sistema y que mientras el cambio ha ocurrido, fue lento y doloroso, llegando a largo plazo, con una cantidad de sufrimiento. Pero cuando ese cambio sucedió, hubo un efecto de cascada, y sucedió casi de la noche a la mañana.
Por tanto son muy interesantes las correlaciones entre la conciencia humana, las oportunidades para la innovación, para el cambio, para hacer las cosas de una manera nueva y los magníéticos de nuestro mundo.
La Tierra tiene muchas áreas de alto y bajo cambio.
Wynn: Nuestros lectores van a querer saber cómo pueden ellos mejor enfrentar los cambios que están llegando a nuestro mundo en su conjunto.
Gregg: Seríé tan conciso como pueda. Creo que la respuesta a eso está quizás encapsulada en las palabras de aquíéllos quienes nos precedieron, los antiguos Esenios, en un texto que es de más de 2.500 años. Nos recuerda nuestra relación con el mundo que nos rodea, y simplemente dice que el mundo que nos rodea no es nada más ni nada menos que un espejo de en lo que nos hemos convertido en nuestro interior.
Por lo tanto cuando contemplamos un mundo que parece colíérico, cruel e irreflexivo, que produce sufrimiento a nuestros hermanos y hermanas por todo el mundo —desde esta perspectiva, ese mundo es un espejo de en lo que nos hemos convertido como individuos, familias, sociedades y naciones. No es correcto, incorrecto, bueno ni malo. Es simplemente un reflejo de quienes somos. La condición del planeta es un mecanismo de retroalimentación.
Así que si queremos ver cambios en nuestro mundo, debemos convertirnos en ese cambio en nuestras vidas cotidianas. Si queremos ver paz, entendimiento tolerante, compasión y perdón a nivel global, debemos convertirnos en eso. En la mesa de la cena. Con nuestras familias. Debemos convertirnos en eso en nuestras escuelas.
Debemos demandar que se nos considere mediante la paz, la compasión y la comprensión. Eso no tiene por quíé ser tedioso o aburrido. Puede seguir siendo muy emocionante, pero no tiene que ser despiadado, irreflexivo, cruel o inhumano.
En nuestras vidas diarias, a cada momento de cada día, hacemos una elección que ya sea que afirma o niega la vida en nuestros cuerpos. Porque estamos vinculados mediante esta rejilla. Nuestras elecciones individuales todas se depositan en la respuesta colectiva a nuestro futuro.
Si queremos ver un cambio colectivo, debemos convertirnos individualmente en ese cambio .