El futuro eléctrico requerirá un aumento masivo en el suministro de metales como el litio, el cobalto y el níquel, que son componentes esenciales de las baterías EV de hoy.
La escasez de minerales y metales raros podría aumentar el costo de la transición energética y, potencialmente, frenarla. Mientras tanto, las minas tardan años en construirse y pueden tener un impacto devastador en el suelo, el agua, la vida silvestre y las comunidades locales.
Afortunadamente, una nueva generación de nuevas empresas está trabajando en formas de minar de manera más eficiente y limpia, y de reciclar los metales y materiales que ya se han utilizado. Otros están desarrollando tecnologías que requieren menos materiales raros en primer lugar. Incluyen los tres ganadores de Pioneers de este año, Nth Cycle y Li-Cycle, que han ideado formas muy diferentes de reciclar baterías y materiales viejos, y Jetti Resources, cuya tecnología novedosa saca más provecho de las minas de cobre existentes. Puedes leer sobre ellos aquí .
Hay otros desafíos materiales. El mundo necesita soluciones ecológicas para industrias difíciles de reducir, como el acero y el cemento. En el boletín de hoy, destacamos a un ganador de BNEF Pioneer, Electra , que ha encontrado una manera de refinar mineral de hierro de grado inferior a temperaturas reducidas utilizando energía renovable intermitente para eliminar las emisiones. La startup Sublime Systems con sede en Boston, otra de las pioneras de este año, anunció a principios de este año que había recaudado $40 millones para desarrollar una nueva tecnología para producir cemento con bajo contenido de carbono.
Pero primero, observamos una empresa que está tratando de hacer que la cadena de suministro de vehículos eléctricos sea más sostenible mediante la extracción de litio en campos petroleros abandonados, una historia que también puede encontrar en el último número de la revista de Bloomberg Green.
Chris Doornbos se detuvo en el campo petrolero fundacional de Alberta en un Tesla Model Y azul bebé, un guiño no tan sutil a un nuevo orden mundial. Era una fresca tarde de enero en la provincia más contaminante de Canadá y una mordaz -5C (23F), y el ejecutivo minero de 40 años entrecerró los ojos en un trozo de tierra que los buscadores de mediados de siglo alguna vez habían rastreado en busca de petróleo. No parece mucho ahora, admitió, pero lo que cuenta es el litio debajo del suelo.
El campo petrolífero de Leduc se descubrió en la década de 1940, cuando un grupo de trabajadores de Imperial Oil Ltd. tropezó con un pozo tan abundante en petróleo que, en la primera perforación, arrojó una bola de fuego gaseosa a casi 15 metros (49 pies) en el aire. El descubrimiento efectivamente dio a luz a la industria del petróleo y el gas de Canadá. En poco tiempo, los buscadores estaban perforando miles de pozos en Alberta en busca de lodo negro. Las compañías petroleras perforaron más de 4.000 pozos solo en el campo Leduc.
Hoy muchos de esos pozos se han agotado y abandonado. Las cavidades se han llenado con cemento y algunas de las áreas recuperables ahora están ocupadas por agricultores de trigo. Lo que queda debajo de estas vastas extensiones, ahora que se acabó el petróleo, son grandes depósitos de agua salada conocidos como salmuera que contienen trazas de litio, el codiciado ingrediente de las baterías de los vehículos eléctricos . Las empresas mineras en etapa inicial, como la que dirige Doornbos, E3 Lithium Inc., están apostando a que algún día podrán extraer litio de esos acuíferos subterráneos a escala comercial.
