Como podemos observar, el Míétodo abarca un amplio campo de aplicación en el aspecto psicopedagógico, orientado especialmente al aprendizaje escolar, al de la música, a la integración de lenguas y al ámbito de la comunicación.
En definitiva, el Míétodo Tomatis no cambia al niño, no lo hace más inteligente o más tranquilo, sino que actúa de manera que le permite aprovechar todas sus posibilidades de inteligencia, memoria, atención, etc. que por algún motivo estaban bloqueadas.
Cuando el niño no escucha tampoco integra el lenguaje. Es como si viviera en un país extranjero sin conocimiento del idioma pero con la necesidad de comunicación. Tiene que hacer grandes esfuerzos, muchas veces inútiles o como mínimo muy arduos, para poder comprender y descodificar el mensaje que se le transmite. Esto le provoca mucho cansancio y estríés, así como el deseo de desconectar con la dificultad que implica para íél el seguimiento de, por ejemplo, las clases del colegio.
Las dificultades a las que se enfrentan estos alumnos diariamente son muchas, tanto las que tienen que ver con la expresión oral como con la expresión escrita, ya que las letras son sonidos que se reproducen gráficamente. A medida que se multiplican los intentos de corrección por parte de los padres y profesores, el cansancio, la frustración, y el sentimiento de fracaso van aumentando y acaban por llevar al alumno a una desmotivación total hacia el aprendizaje en general.
Es entonces cuando aparecen las dificultades para mantener la atención y, por lo tanto, para memorizar o mecanizar aprendizajes. Si además existen anomalías en la percepción de ciertas frecuencias o sonidos, el desarrollo del lenguaje y de la relación del niño con el mundo exterior puede verse todavía más perjudicado.