PABLO PARDO
4 de marzo.- Ha pasado casi una semana desde que anunciamos que Barack Obama acometía una redistribución histórica de la riqueza. La verdad es que no lo explicamos demasiado entonces. Cinco días despuíés, y despuíés de ojearlo con más calma, queda claro que el proyecto de Obama es cambiar EEUU de arriba abajo. Para ello no ha propuesto una sola gran medida, sino muchas pequeñas y medianas iniciativas. El objetivo es crear una nueva economía, debilitar los sectores económicos y sociales que apoyan más a los republicanos y favorecer a los que respaldan a los demócratas. Es justo lo que intentó George W. Bush en sus 5 primeros años de mandato, hasta que se convirtió en un presidente ornamental, como el inmenso candelabro judío que colocan junto a la Casa Blanca todos los años por Hanukkah.
Y esos cambios tienen consecuencias muy drásticas para el contribuyente de EEUU:
1) Un golpe a los inversores
a) Subir los dos tipos marginales más altos del IRPF del 35% y 33% al 39,6% y 36% en 2011. En realidad, eso es sólo dejar expirar las grandes bajadas de impuestos de Bush de 2001.
b) Aumentar la fiscalidad de las plusvalías y dividendos del 15% al 20% en el caso de los contribuyentes que se sitúen en esos tramos. A cambio, quiere eliminar toda la fiscalidad en plusvalías y dividendos obtenidos de inversiones en empresas cuya facturación no exceda los 50 millones de dólares (38,5 millones de euros);
c) Las desgravaciones de los contribuyentes de esos dos tramos más altos sólo se podrán aplicar como si el tipo marginal que pagan fuera del 28%.
d) El Impuesto de Sucesiones, una 'bestia negra' de los republicanos, que se refieren a íél como 'El Impuesto de la Muerte' (porque se aplica cuando muere alguien) no desaparecerá en 2010, como estaba previsto, sino que se mantendrá con su actual tipo del 45% para los patrimonios de 3,5 millones de dólares (2,69 millones de euros) o más.
e) Los directivos de hedge-funds que cobran una comisión de los beneficios tributarán por el IRPF, con lo que van a pagar un tipo bastante más alto que hasta ahora, cuando sus ingresos eran considerados plusvalías.
2) Un golpe a las energías tradicionales y a las grandes empresas
a) Los beneficios obtenidos en el extranjero tendrán un tratamiento fiscal peor;
b) Cambios contables en los beneficios y los inventarios que perjudicarán sobre todo a las petroleras y empresas extractoras de gas natural;
c) Creación de un mercado de emisiones de CO2. Es un típico mercado como el que ya existe en otros países, en virtud del cual el Estado vende derechos de emisiones de gases contaminantes; a continuación, las empresas los compran y venden en un mercado secundario. Las compañías que contaminen poco podrán deshacerse de sus permisos, con un beneficio; las que contaminen mucho deberán comprar más permisos, lo que repercutirá en sus costes.
Obama espera obtener 80.000 millones de dólares (63.500 millones de euros) en la venta de esos derechos de emisiones. De esa cantidad, planea dedicar casi 13.000 millones de euros a la investigación de energías limpias.
d) Drástico recorte de las subvenciones a los grandes productores agrícolas