La crisis de la vivienda asequible que está perjudicando la popularidad del gobierno canadiense tardará años en resolverse, incluso si la construcción alcanza un máximo de 80 años, declaró el sábado la ministra de Finanzas, Chrystia Freeland.
Sus comentarios fueron los primeros de un alto cargo de la administración liberal del primer ministro Justin Trudeau en reconocer la magnitud del desafío. Las encuestas muestran a los liberales por detrás de sus rivales conservadores, que culpan a Ottawa de la elevada inflación y del alza de los precios de la vivienda.
La vivienda es principalmente responsabilidad de las 10 provincias, así como de los principales municipios, y el papel de Ottawa se limita al asesoramiento político y a los incentivos financieros.