Bloomberg
El fin del auge inmobiliario está disminuyendo la propiedad de vivienda como vía hacia la riqueza y profundizando las divisiones económicas.
La conmoción que repercutió en los mercados inmobiliarios mundiales cuando los bancos centrales aumentaron rápidamente las tasas de interés el año pasado ha dado paso a una nueva y fría realidad: la bonanza inmobiliaria que impulsó la riqueza de millones de personas ha terminado.
Los mercados de todo el mundo están atrapados entre costos de endeudamiento marcadamente más altos (que probablemente llegaron para quedarse) y una escasez de viviendas que mantiene los precios elevados. Esto ha hecho que la vivienda en muchas áreas sea aún menos asequible, mientras que los propietarios con préstamos en reposición enfrentan una tensión financiera cada vez mayor.