El Tiempo del No-Tiempo
La primera profecía nos habla del Tiempo del No-Tiempo, un período de 20 años, llamado por ellos 1 Katún -los últimos 20 años de ese gran ciclo solar de 5.125 años. Es decir, desde 1992 hasta el año 2012. Profetizaron que durante ese tiempo, manchas del viento solar cada vez más intensas aparecerían en el Sol. Desde 1992 la humanidad entraría en un último período de grandes aprendizajes, de grandes cambios. Dijeron que nuestra propia conducta de depredación y contaminación del planeta contribuiría a que estos cambios ocurrieran. Cambios que van a suceder para que comprendamos cómo funciona el Universo y avancemos hacia niveles superiores, dejando atrás el materialismo y liberándonos del sufrimiento.
La primera profecía anunció que 7 años despuíés del comienzo del último Katún, es decir, en 1999, comenzaría una íépoca de oscuridad que nos enfrentaría a todos con nuestra propia conducta. Mencionaron que las palabras de sus sacerdotes serían escuchadas por todos nosotros como una guía para despertar.
Los mayas profetizaron que el comienzo de esa íépoca estaría marcado por un eclipse de Sol que coincidió con una alineación planetaria sin precedentes en la historia. Predijeron que ese eclipse ocurriría el MIí‰RCOLES 11 DE AGOSTO DE 1999. Ese año fue uno de los más movidos de la historia de los últimos 5.125 años. A partir de esta fecha comenzaron a correr los últimos 13 años. La última oportunidad para nuestra civilización, los últimos momentos para realizar los cambios que nos conduzcan al momento de la regeneración espiritual y a una nueva Era Dorada Planetaria.
Para los mayas absolutamente todo es número, y el tiempo de los 13 números sagrados comenzó en agosto de 1999. Predijeron que, a partir de ese eclipse, las fuerzas de la naturaleza actuarían como el catalizador de una serie de cambios tan acelerados y de tal magnitud que el hombre se vería impotente para contenerlos.
Al igual que los mayas, nuestros científicos contemporáneos aseguran que el eclipse de agosto de 1999 fue muy especial. Ese día la Tierra estuvo en su posición más cercana al Sol y la Luna en la posición más lejana a la Tierra, por eso al interponerse en el camino del Sol no alcanzó a taparlo completamente y sólo tapó su centro. Además, por la noche de ese mismo día se produjo una lluvia de estrellas, tambiíén llamada las Perseidas. Para terminar las coincidencias, prácticamente todos los planetas y el Sol se encontraron en posición Cruz Cósmica con centro en la Tierra. Curiosamente en esa cruz cósmica los signos del zodíaco ocupados por los planetas eran: Leo, el león; Escorpio, el águila; Acuario, el hombre; y Tauro, el toro. Son los símbolos de los 4 evangelistas, de los 4 custodios del trono que protagonizan el Apocalipsis según San Juan.
Este eclipse es, por lo tanto, muy significativo. Para las antiguas culturas los eclipses eran un símbolo de cambio en el orden natural de las cosas. Además la sombra que proyectó la Luna sobre la Tierra al eclipsar al Sol tuvo un recorrido bastante misterioso: atravesó Europa pasando exactamente por los Balcanes, por Kosovo; luego pasó por Medio Oriente, Irán e Irak, despuíés se dirigió a Pakistán e India. Es decir, la oscuridad pasó por todos los sitios de conflicto potencial en el planeta.
Cosmología Maya
La cultura, la ciencia, la religión y el arte maya están basados en su relación con el Sol. Creían que sólo a travíés del Sol se podían comunicar con Hunab-Ku, el Dios que esta en todas partes. Para los mayas, Hunab-Ku es un organismo gigantesco que nos contiene a todos en su interior. Afirman que su corazón y su mente están en el centro de nuestra galaxia y que sólo a travíés del Sol se podían comunicar y dirigirse espiritualmente a íél. Por eso su interíés fundamental en el Sol, en Kinich-Ahau.
Los mayas construyeron sus maravillosas ciudades, sus sitios ceremoniales y sus pirámides al sur de Míéxico, en la Península de Yucatán, Honduras y Guatemala. Allí dejaron grabados en las piedras sus mensajes del tiempo, los recorridos del Sol, de la Luna, de Venus y el camino para que la humanidad se dirija hacia el crecimiento y la luz de una nueva Era, no hacia el materialismo y la autodestrucción.
Maya viene de Mayab, que significa sitio del planeta Tierra llamado Yucatán. Para los hindúes Maya significa ilusión, para ellos todo lo que cambia es ilusión, lo que permanece, lo eterno, es el espíritu. Maya tambiíén significa mente, magia, madre. Maya, Maia y María son una misma palabra; curiosamente la madre de Buda se llamaba Maia y la madre de Jesús, María. Nuestro mes de Mayo lleva ese nombre en honor a la diosa romana Maya, la diosa de la primavera, del florecimiento. En filosofía esotíérica, la palabra Maya representa a una mente que se libera del cuerpo para moverse a grandes distancias con plena consciencia.
¿Tendrá este último significado algo que ver con la desaparición de casi todo el pueblo maya en el año 830 dC? Aunque hay muchas teorías sobre la desaparición misteriosa de esta gran civilización, algunos dicen que desaparecieron de manera voluntaria y consciente, abandonaron sus ciudades y sus casas en el momento de mayor desarrollo de su civilización.
Los mayas descubrieron, gracias a sus estudios sobre el Sol, que el Sistema Solar entero se movía. Llegaron a la conclusión de que el Universo tiene ciclos, períodos de tiempo repetitivos que comienzan y terminan como el día y la noche. Se dan cuenta que nuestro Sistema Solar se desplaza en una elipse que lo aleja y acerca al centro de la galaxia. Es decir, que el Sol y todos los planetas se mueven en ciclos en relación con Hunab-Ku, la luz central de la galaxia.
Encontraron que esa elipse, ese giro completo, ese ciclo que realiza el Sistema Solar, dura 25.625 años. A este ciclo lo podemos llamar Día Galáctico. Cuando el recorrido llega a la mitad, es decir, tras 12.800 años, estamos cerca del centro de la galaxia, de la luz, iluminados en el día de la galaxia. En la otra mitad del recorrido, los otros 12.800 años, nuestro Sistema Solar esta cada vez más lejos de la luz central, es decir, en la sombra, en la noche de la galaxia. Hay día y noche en la galaxia, sucede lo mismo que en nuestro planeta pero en una escala mucho mayor; cada día y cada noche duran 12.800 años.
Descubrieron que cada gran ciclo contiene, a su vez, ciclos menores que tienen las mismas características que los ciclos mayores. El Día Galáctico de 25.625 años está dividido en 5 ciclos de 5.125 años cada uno. El primer ciclo es la Mañana Galáctica, el segundo ciclo es el Mediodía Galáctico, el tercero es la Tarde, luego viene el cuarto ciclo la Tarde-Noche o Anochecer y por fin, la conclusión, el quinto ciclo, la Noche Galáctica que vuelve a dar paso a un nuevo amanecer, a otros 5 ciclos y así eternamente.
La primera profecía nos dice que en 1999 el Sistema Solar empezó a salir del último de esos ciclos, que nos encontramos en el fin de la noche, saliendo de la oscuridad y a punto de entrar en el amanecer de la galaxia. Dice que al final y al comienzo de estos ciclos, o sea, cada 5.125 años, el Sol central de la galaxia emite un rayo de luz muy intenso. Mediante este brillo sincroniza a todos los planetas y soles. Es como el latir lumínico del corazón de la galaxia, palpita cada 5.125 años.
Ese resplandor inmenso es el período de transición que marca el final de un ciclo y el comienzo de otro, dura 20 años. Ahora nosotros nos encontramos en el TIEMPO DEL NO-TIEMPO, es un momento evolutivo, una etapa corta pero intensa dentro de los grandes ciclos donde suceden cambios muy rápidos para impulsarnos hacia una nueva etapa de evolución como individuos o como humanidad.
Los mayas nos hablan de un ritmo, de un orden que existe en el Universo. El hombre maya es bastante poderoso: domina y posee el número que le permite hacerse dueño del tiempo. Su cuenta le permite saber que todos los planetas tienen ciclos y giros invariables. Estamos en el período del No-Tiempo y como individuos debemos tomar una decisión que nos afectará a todos. Si continuamos en este curso negativo de odio de los unos por los otros, de destrucción de la naturaleza, de miedo y egoísmo, iremos directo a la destrucción, al caos y desapareceremos como especie pensante del planeta. En cambio, si tomamos consciencia y nos damos cuenta que todos formamos parte de un organismo gigantesco y vivo, que debemos respetarnos los unos a los otros, que debemos sanar a la madre tierra y ocuparnos de su limpieza, iremos directo al crecimiento positivo. La naturaleza, nuestro Sol, la galaxia, están esperando nuestra decisión. De nosotros depende el sentido que adoptará el cambio de los tiempos, si será una etapa de dolor y destrucción o, por el contrario, nos encontrará unidos en una misma consciencia positiva dirigidos hacia el siguiente peldaño evolutivo.