Como ocurre con cualquier inversión, el objetivo de una estrategia a largo plazo debe ser obtener el mejor rendimiento sobre el riesgo, pero para que haya un resultado positivo, los nuevos inversores deberán tener una mentalidad marcadamente diferente en comparación con la inversión a corto plazo, asegura Jan Loeys, de JPMorgan.
"He aprendido que el riesgo de cartera a largo plazo, que son las probabilidades de equivocarte en tus expectativas de rendimiento, es diferente y mucho menor que la volatilidad de los precios a corto plazo", apuntó.
"Si tienes mucho dinero, no estás apalancado y puedes absorber caídas significativas en tus ahorros/patrimonio, entonces deberías invertir principalmente en acciones y no preocuparte demasiado por los bonos. Es decir, optar por 80/20 o 90 /10"
Los fundamentos macroeconómicos pueden parecer factores importantes que determinan hacia dónde se dirigen los activos en el largo plazo, pero cualquier correlación que puedan tener con los precios tiende a limitarse al corto plazo.
Dicho esto, los inversores deberían estar abiertos a grandes transiciones globales que puedan tener un impacto en sus inversiones. En el futuro, esto puede incluir desglobalización, desdolarización y tasas de interés estructuralmente más altas.
Si ese "cambio de régimen" parece estar por llegar, los inversores deberían actuar rápidamente, antes de que se vuelva evidente y esté descontado.
¿Qué ignorar?
Evite la inversión temática, como la inversión basada en tendencias en aspectos como la digitalización, la tecnología financiera y los consumidores de los mercados emergentes. Estos tienden a tener un desempeño muy inferior al del mercado en general.
