Una corrección que no llega
Publicado en Expansión por Josíé Antonio Fdez. Hódar
Se espera una caída de la bolsa como agua de mayo. Los bajistas, para restañar sus heridas. Los alcistas que vendieron, para volver a comprar. Los que entraron con mucho miedo, para llenar las alforjas, y los que están fuera, para coger el tren a tiempo.
Pocas veces hemos visto tanta unanimidad
Todos los partícipes del mercado, y quienes no están en íél, esperan esa corrección que, por supuesto, tendrá que venir, pero que no parece tener prisa alguna. Los bajistas que han podido aguantar, y no han cerrado cortos, esperan como agua de mayo un batacazo bursátil que les devuelva el sueño y que los números rojos de sus carteras se transformen en negros.
Los que han cerrado cortos, deprisa y corriendo, en pleno tirón alcista, ya saben como las gasta el mercado. Hace dos semanas, el sábado 28 de marzo, terminamos esta sección aconsejando a los bajistas no ponerse cortos, pero el pesimismo que trasmiten muchos analistas, que siguen mirando a la bolsa con gafas de economistas, les invita a perseverar en el error, aunque se dejen la piel y los ahorros en el empeño.
"Los inversores se van de vacaciones con la maleta cargada de acciones y con la esperanza de que lo peor ya estíé visto"
La bolsa tiene que corregir, por supuesto, pero el Ibex 35 se desmelenó el jueves y trepó hasta los 8.650 puntos. Estas carreras no terminan bien, pero la ansiada corrección no se presenta, aunque caigan chuzos de punta sobre la economía.
Los alcistas están divididos en dos grupos. Por un lado, aquellos a los que las plusvalías les quemaban en las manos y han vendido. De ellos decía Kostolany que quien se contenta con ganar mil dólares no merece ganar un millón. Estos esperan que los precios bajen cerca de su punto de venta y no se atreven a comprar lo vendido un 20% o un 30% más caro. Y luego están los que no han vendido, pero entraron con miedo y no cargaron las alforjas en mínimos. Ahora se arrepienten de no haber comprado más y se suman a los que esperan un recorte.
¿Y los que están fuera? Esos no van a entrar hasta que la bolsa estíé a punto de caramelo para bajar. Lo harán cuando prensa, radio y TV lancen las campanas al vuelo y las ganancias sean tema de apertura de los telediarios. Pero ese momento no ha llegado y tendrá que llover mucho para que llegue.
Si se dan cuenta, la bolsa ha logrado aunar voluntades y tener a todos, por una u otra razón, descontentos. De momento, el enfado no es mayúsculo porque se está dando críédito a las recomendaciones de muchos profesionales que aconsejan aprovechar las subidas para vender. Pero si no vuelven a hundirse las bolsas, se van a acordar de los antepasados del gurú. Pero esto hay tenerlo asumido. Aquí no se equivoca el que compró o dejó de comprar, o el que vendió o dejó de hacerlo. No señor. Juan particular no se equivoca. La culpa de nuestros errores siempre la tendrá otro.
Algunos inversores no entienden las subidas porque las miran desde el plano económico. Y la economía está en plena recesión, mientras que las bolsas ya han sufrido un crash. Ahora moderan excesos bajistas e intentan recuperar los niveles de principio de año. Llegados a esta cota habrá que mirar por el retrovisor para ver por donde viene la economía, y actuar en consecuencia.