Corros, del run run del parquíé a Internet
Publicado en Expansión por Carmen Rosique
El 24 de abril se han cumplido dos díécadas del arranque del mercado electrónico en España. Supuso un cambio radical en la forma de operar, ya que se pasó de la contratación a viva voz, en los conocidos corros, a tener que introducir las órdenes en sistemas automáticos.
Han pasado 20 años y aunque los corros no han desaparecido del parquíé su presencia es testimonial. Atrás queda el tiempo en el que los inversores se agolpaban en el patio de operaciones de la bolsa a la espera de enterarse de las noticias más calientes del mercado. El run run del parquíé realmente sonaba así. "Había días en los que se juntaban hasta 2.000 personas", recuerda Domingo García Coto, director del Servicio de Estudios de Bolsas y Mercados (BME). "Buscaban más información de la que podían acceder desde fuera y que les llegaba así de forma más rápida para operar en los valores", añade García Coto.
Internet ha tomado ahora el relevo de los rumores del mercado y los inversores tienen una cantidad ingente de información de las empresas de la bolsa española con un click de ratón.
La popularización de la inversión a partir de la díécada de los 80 hizo que los inversores se volcarán con la bolsa y que el salto electrónico fuera inevitable. Entre 1985 y 1987 se multiplicó por siete el volumen de negocio, que entonces alcanzó la astronómica cifra para la íépoca de 90 millones de euros de media diaria. Es lo que se negocia ahora en un par de minutos en la apertura de la sesión.
La bolsa española buscó entonces el mejor sistema que hubiera disponible. El 24 de abril de 1989 se estrenó el mercado electrónico español y uno de los pioneros en Europa (sólo estaba el de París).
Ha sido la decisión más importante de la bolsa española, tal y como reconoce Jorge Yzaguirre, actual director de renta variable de BME.
Se llamaba CATS (Computer Assisted Trading System) y fue importado de la Bolsa de Toronto, Canadá. Era sistema más avanzado entonces. En el momento de su puesta en marcha Javier Ramos Gascón, el último síndico-presidente, llevaba las riendas del mercado bursátil. En junio de ese año, Ramos pasó el testigo a Pedro Guerrero, actual presidente de Bankinter, que mantuvo el cargo hasta 1991, tras el big bang que supuso la supresión e los antiguos agentes de cambio y bolsa y la creación de las sociedades y agencias de valores.
No fue fácil. Tuvo que lidiar con las reticencias de los intermediarios financieros, que estaban acostumbrados a negociar cara a cara. Como en el juego del mus, conocían sus señales y cambiar el registro no fue sencillo.
Tampoco lo fue vencer la reticencia de muchas empresas. Estaban acostumbradas a conocer la cara de quienes invertían en ellas y había un código no escrito de comportamiento que ahora iba a cambiar.
Valores que dieron el primer paso
Compañías que todavía cotizan, como Tubacex, y otras que ya no están en el mercado, como Altos Hornos, Nueva Montaña Quijano, Motor Ibíérica y Papelera Española fueron las primeras en negociarse electrónicamente. «No fue sencillo convencer a las compañías , que estaban acostumbradas a negociarse en corros de diez minutos, a que se atrevieran a estar durante horas», explica Yzaguirre, que resalta que la bolsa española fue pionera además al interconectar las cuatro bolsas (Madrid, Barcelona, Valencia y Bilbao). «Los volúmenes de negociación ya eran muy grandes y no tenía sentido tener un valor que podía cotizar en cuatro corros distintos a precios diferentes», afirma.
La bolsa optó por estas compañías porque no movían grandes volúmenes, para evitar problemas al negociar en un sistema nuevo. El primer día se registraron 2.700 operaciones y hubo algún bróker despistado que protagonizó la aníécdota cuando se dirigió al corro de Motor Ibíérica a la hora de siempre voceando la demanda de títulos.
Poco a poco se fueron incorporando más valores y en un año ya cotizaba de forma electrónica el 90%.
Cambio de horarios
En estos 20 años la rutina de los inversores ha cambiado tanto que ha afectado tambiíén al horario de negociación, que se ha ido estirando como una goma. En 1989 la subasta de apertura empezaba a las 10,00 y duraba una hora. La contratación se realizaba ente las 11,00 y las 17,00. A lo largo de estos años ha cambiado varias veces, pero desde 2000 se mantiene la subasta de apertura de 8.30 a 9.00, la negociación hasta las 17.30 horas. Se incluyó entonces una subasta de cierre de cinco minutos.
Con el nuevo sistema han perdido protagonismo los tradicionales corros, pero quíé duda cabe que los inversores han ganado transparencia y rapidez.