Material extraído de la presentación del libro Código: ALMA de
Felipe Prezioso
el 15 de abril de 2002 en el Museo Gustav Moreau (Paris)
auspiciado por Fondation Struganoudt
http://www.prezioso.net Los antiguos romanos denominaban "nemo" a las personas sin identidad conocida, y era extensible a los esclavos, prisioneros de guerra, o desterrados.
"Nemo" significa nadie; ausencia; vacío; borrado.
¿Cómo se describe un recinto vacío, sin nadie dentro?
¿Acaso un ser sin alma no está vacío?
El Egonismo denomina "Condición Nemo" a todos los seres nacidos sin alma.
¿Dónde se encuentran los seres de Condición Nemo?
En todas partes; ellos han estado sobre la Tierra desde la primera hora; cuando la humanidad desplegaba sus posibilidades evolutivas los seres Nemo ya estaban allí.
Son la obra estándar de la Naturaleza material; son los envases vacíos, la producción inútil de una cinta embotelladora, que precinta y etiqueta envases sin contenido; por fuera idíénticos a los llenos, pero por dentro vacíos.
Los seres "Nemo" son los mediocres que componen el sustrato social de la humanidad; son todos aquellos conformistas sin motivaciones superiores.
Son la denuncia de Nietzsche formulada en el Nihilismo y son los millones de seres que pululan por el mundo reclamando el derecho a un lugar, a una calidad de vida mejor; son aquellos que exigen ser admitidos dentro del sistema globalizado y perverso; porque sienten que íéste es su lugar y su única posibilidad; entonces luchan exclusivamente por satisfacer todas sus expectativas materiales.
Entre los seres "Nemo" hay víctimas y victimarios.
Se encuentran en todos lados y no son privativos de una raza o condición social; los hay ricos y pobres, malos y buenos; pero a todos los aúna el vacío existencial que produce en sus corazones un gran miedo a la vida y a la muerte.
Ese miedo los impulsa a creer en mentiras complacientes, que les hablen de una vida eterna garantizada de manera simple y sin problemas.
Los hay de todo tipo y nivel de inteligencia.
Los más, son estúpidos y acallan su miedo a la muerte con la fe, mientras que los más lúcidos y decididos optan por desarrollar capacidades de íéxito material, siguiendo el lema de "solo se vive una vez".
Y tambiíén están los que toman el camino de la delincuencia en sus más variadas formas; los que asesinan, los que roban, los que se erigen en falsos dirigentes políticos, en funcionarios, en empresarios, los que controlan las iglesias, los comerciantes inescrupulosos, en suma, todos aquellos corruptos que para lograr sus ambiciones materiales no miden consecuencias morales, íéticas, ni mucho menos espirituales.
Pero están los abúlicos, quietos, rutinarios, predecibles, consumidores cautivos, exponentes de una sociedad alienada y sin grandeza.
Son los seres dormidos que no pueden formularse un cuestionamiento espiritual por carecer de la motivación necesaria, y porque intuyen que si lo hicieran, no tocarían fondo.
En todos ellos prevalece una premisa consoladora y simple: "¿Para que mirar hacia dentro, si hay tanto para ver hacia fuera?"
Son los que heredarán la Tierra; porque a ella pertenecen.
Carecen de la angustia existencial, propia de los seres espiritualizados; en su lugar, sienten necesidades y ansiedades materiales que satisfacen de acuerdo a sus posibilidades.