La mayoría de las personas que no se sienten felices, atribuyen a factores externos su situación. Que su pareja los trata con indiferencia, que sus hijos son desobedientes y rebeldes, que sus compañeros de trabajo son insorportables, que sus padres no los quisieron lo suficiente, que el vecino de al lado los mira con burla, que el gobierno les complica la vida con los impuestos, que el míédico los atendió negligentemente, etc., etc., etc. Esas personas se convierten en verdaderos coleccionistas de quejas y reproches y el mensaje que transmiten es: la Vida me trata mal, es injusta, insensible, indiferente y cruel conmigo. ¿Serán realmente así las cosas?
¿Tú quíé opinas?
Yo opino que es exactamente al revíés: la Vida nos ama incondicionalmente y constantemente nos está brindando oportunidades para sentirnos bien. ¿Y por quíé entonces, tantas personas se sienten infelices? Porque ellas no se aman a sí mismas y por tanto, sabotean lo que la Vida les ofrece. No es que la Vida las trate mal, sino que ellas mismas se maltratan.
¿Te suena familiar?
En cada reencarnación venimos al mundo con un plan de vida creado por nuestra Alma y la gran finalidad de íél, es que sanemos los aspectos de la personalidad que en vidas anteriores nos causaron sufrimiento y aprendamos nuevas, diferentes y mejores maneras de vivir. Lo que nuestra Alma pretende es que aprendamos a vivir de un modo cada vez más sano y satisfactorio, que dejemos de actuar conductas que sólo nos han producido frustración y sufrimiento y desarrollemos actitudes que nos aproximen cada vez más al estado de Amor-totalidad-plenitud-alegría-paz-felicidad.
¿Y cómo se las ingenia tu Alma para facilitarte esos cambios que tú necesitas?: haciíéndote vivir determinadas experiencias, algunas de las cuales serán difíciles pero todas tendrán como objetivo común el que reacciones y decidas transitar nuevos y mejores caminos.
Tal vez tú pienses que no es necesario afrontar situaciones difíciles, para decidirnos a cambiar. Y sí, es necesario. Una de las cosas a las que más nos resistimos las personas es precisamente a eso, al cambio. Somos capaces de hacer cualquier cosa y soportar casi cualquier cosa, con tal de evitar cambiar.
¿O acaso tú no te has descubierto cayendo nuevamente en viejos errores o en conductas que ya antes te provocaron dolor?
Y estoy seguro de que en cada una de esas oportunidades, tú te propusiste sinceramente cambiar.
El punto es: ¿lo lograste?
La explicación de lo anterior, es que generalmente cuando nos planteamos cambiar lo hacemos buscando convertirnos en el ideal que tenemos sobre como "deberíamos" ser ... y seguramente fracasaremos, porque lo que nuestra Alma anhela es que cambiemos para no cambiar, que cambiemos para convertirnos en quienes realmente somos y no en una imagen que hemos ido construyendo en base a los mensajes que recibimos de los demás sobre sus expectativas a nuestro respecto.