elpais.com/SANDRO POZZI - Nueva York - 16/05/2009
Si Chrysler es el modelo a seguir al reestructurar la industria de la automoción en EE UU, el futuro pinta bastante negro para General Motors (GM). Siguiendo sus pasos, el gigante de Detroit anunció ayer que su red de concesionarios en Estados Unidos quedará reducida a 3.600 establecimientos para final de 2010, frente a los 5.969 que venden sus coches en exclusiva; en total un 40% menos.
Las primeras cartas anunciando el drástico recorte se mandaron a 1.100 de sus concesionarios, calificados como los más pequeños en volumen de negocio o los menos rentables. La intención es que este proceso de empequeñecimiento se haga de una forma ordenada, para que puedan liberarse de los coches que aún tienen sin vender antes de cerrar definitivamente sus puertas.
Es la última maniobra de GM para reducir costes y evitar la bancarrota. La compañía tiene de plazo hasta final de mes para convencer a la Casa Blanca de que puede ser viable y poder acceder así a nuevas ayudas públicas. Un portavoz explicó que la nueva red de concesionarios debe adaptarse a un mercado con unas ventas anuales de 10 millones de vehículos. GM reitera que la bancarrota será inevitable si no se llega a un acuerdo con los acreedores para reducir en dos tercios la deuda de la compañía, y se pactan recortes de gasto con los sindicatos.