El Banco Central Europeo iniciará en julio la compra de bonos garantizados que permitirá inyectar 60.000 millones de liquidez a las entidades financieras hasta junio de 2010. La máxima autoridad monetaria decidió ayer mantener los tipos en el 1% y auguró que el PIB caerá en la zona euro entre el 4,1% y el 5,1%.
El presidente del Banco Central Europeo, Jean-Claude Trichet, anunció ayer que la entidad iniciará la compra de bonos garantizados (covered bonds) a partir de julio. El BCE destinará 60.000 millones a esta operación y prevíé mantenerla hasta junio de 2010. La medida servirá para inyectar liquidez al sistema bancario. Los llamados covered bonds son bonos emitidos por instituciones financieras y garantizados por deuda hipotecaria o críéditos a instituciones públicas.
La medida, que supone una intervención sin precedentes de la entidad presidida por Trichet, beneficia especialmente a Alemania, Francia y España, que son con diferencia los países que más utilizan este tipo de productos financieros.
El BCE ha impuesto varios requisitos para comprar los bonos, que pueden estar vinculados con activos tanto de entidades públicas como privadas: las emisiones deben alcanzar, al menos, los 500 millones de euros y deben cumplir con los criterios de la directiva de inversión colectiva en valores mobiliarios. La norma exige que los bonos sean expedidos por entidades financieras, estíén sujetos al control de un regulador y gocen de un marco legal.
El BCE adquirirá estos productos tanto en el mercado primario como en el secundario y deberán tener al menos una calificación media-alta doble A. Trichet quiere evitar la adquisición de activos contaminados o que representen un alto riesgo. Ante la posibilidad de incrementar la partida para la compra de bonos o de ampliar la adquisición a otro tipo de activos, Trichet se mostró parco y aseguró que no hay ninguna decisión tomada. La operación de compra de bonos restó ayer protagonismo a la decisión que tomó el BCE de mantener los tipos de interíés en el 1%, una medida que el mercado y los analistas ya habían previsto. El precio oficial del dinero en la eurozona permanece en su cota más baja de la historia. Aun así, Trichet no descartó recortes futuros. "No se ha decidido que ya estemos en el nivel mínimo", dijo.
Por otra parte, el BCE rebajó ayer sus estimaciones. Para este año, el equipo de Trichet augura una contracción del PIB en la eurozona de entre el 5,1% y el 4,1%. Tres meses antes, el BCE cifraba la caída en un 2,7%. Y, por aquel entonces, pronosticaba que la economía se estancaría en 2010. Ahora, prevíé que puede llegar a caer hasta un 1%. A pesar de todo, Trichet espera que la economía registre crecimientos positivos a partir de mediados del año próximo. El BCE no prevíé la llegada de la temida deflación aunque estima que la inflación armonizada se situará este año entre el 0,1% y el 0,5%.
El Banco de Inglaterra paraliza las inyecciones de liquidez
No hubo sorpresas. El Banco de Inglaterra mantuvo ayer por tercer mes consecutivo los tipos de interíés en el 0,5%, el mínimo histórico de la entidad. Un dato que ya habían descontado los analistas, que esperaban que la entidad pusiera punto y aparte a sus inyecciones de liquidez.
En un comunicado, la institución confirmó que no reforzará por ahora su programa de "alivio cuantitativo" de la economía, en el que ha gastado hasta el momento 125.000 millones de libras (143.000 millones de euros).
El Banco de Inglaterra, por lo tanto, está a la espera de que se confirme una ligera recuperación del sector industrial e inmobiliario. Pese a ello, Ian McCafferty, asesor de la Confederación de la Industria Británica, considera que la entidad supervisora "probablemente" se verá obligada a ampliar la dotación del programa en los próximos meses.
Trichet niega que la presión política condicione sus decisiones
El presidente del Banco Central Europeo, Jean-Claude Trichet, aparcó su tradicional mesura y ambigí¼edad para asegurar con rotundidad que la autoridad monetaria no acepta presión de ningún tipo: "Todas las decisiones del BCE se toman con plena independencia y no existe ninguna presión que pueda condicionar nuestra política". Respondía así a las palabras de Angela Merkel que el martes aseguró que el BCE se había "plegado a la presión internacional al aceptar la compra de cíédulas hipotecarias".
El presidente del BCE reveló que ayer habló telefónicamente con Merkel, quien reconoció su independencia. Trichet insistió durante la rueda de prensa de ayer en este punto. "No bajamos tipos cuando el canciller alemán nos lo pidió en 2004, como tampoco los hemos bajado cuando otros líderes nos han pedido cambiar nuestra política".