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Autor Tema: Como tratar a personas difí­ciles  (Leído 2802 veces)

lauramsagra

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Como tratar a personas difí­ciles
« en: Junio 04, 2009, 11:29:19 pm »




COMPRí‰NDASE A Sí MISMO Y A LOS DEMíS
No hay manera de que usted pueda hacer cambiar a las personas difí­ciles para que, de pronto, sean agradables y receptivas. Ese cambio sólo se produce cuando las personas interesadas lo desean y trabajan para conseguirlo.

De modo que si usted no puede cambiarlas, lo único que puede hacer es cambiar su forma de reaccionar frente a ellas. A fin de cuentas, es usted quien resulta perjudicado y se enoja, mientras ellas siguen yendo a la suya y cometiendo errores.

Toda comunicación se basa en la reacción y en la respuesta a esa reacción. Así­ que, cambiando sus propias reacciones, tanto interna como externamente, logrará que las personas difí­ciles reaccionen a su vez de forma distinta (aunque sólo sea temporalmente). Incluso aunque esta guí­a no le ayude a eliminar por completo cualquier problema que pueda surgir, le servirá para suavizar la mayor parte de las situaciones y que íéstas le resulten más llevaderas.

A veces tendrá que ser bastante hábil a la hora de a estas personas. Aunque pueda desahogarse y gritarle a un hermano o hermana, es muy probable que tenga problemas si reacciona del mismo modo con su jefe. Gritar no es una buena forma de manejar situaciones ni siquiera con la familia, pero al menos no perderá el trabajo.

Cada uno reacciona de una forma diferente con las personas problemáticas, porque todos partimos de un punto distinto. No hay dos personas que se vean a sí­ mismas de la misma manera, una puede estar calmada y serena, otra demasiado segura de si misma, mientras que otra puede padecer de baja autoestima.

Es muy fácil sentirse herido, desvalorizado y desmoralizado por las palabras y las acciones de los demás; de hecho, eso es lo que pretenden y lo que les otorga su poder.

No obstante, si permite que le hieran está dejando que le ganen y eso no es bueno ni para usted ni para la siguiente desafortunada ví­ctima. La forma de superar las dificultades que van surgiendo es ser más inteligente que esas personas e influir en sus respuestas. Con frecuencia, podrá hacerlo sin que ni tan siquiera se den cuente de ello.

Cí“MO REACCIONA USTED ?



 
 


Si de todo aprendo, no hay paso equivocado.😉

lauramsagra

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Re: Como tratar a personas difí­ciles
« Respuesta #1 en: Junio 04, 2009, 11:32:19 pm »
Cí“MO REACCIONA USTED?
Quizá serí­a conveniente examinar primero sus propias reacciones con los demás. La respuesta instintiva, aunque a menudo comprensible, no siempre es la mejor desde ninguna perspectiva. Las personas difí­ciles están tan acostumbradas a emplear una serie de tácticas, que es muy probable que caiga de lleno en su trampa y les díé pie para que la ataquen. En lo que a usted concierne, es fácil que acabe enfadado, frustrado y decepcionado consigo mismo. Es mucho mejor pensar antes de reaccionar y aún mucho mejor si antes ha elaborado su estrategia.

Si sabe que está relacionándose con una persona que siempre es difí­cil y que trata a todo el mundo de la misma manera, intente no tomarse lo que dice como algo personal. No es realmente a usted a quien ataca: su actitud serí­a la misma con cualquier otra persona. Esto no justifica esa conducta en modo alguno, pero puede ayudarle a no sentirse tan incompetente.

Pregúntese quíé tipo de reacción tiene con una persona difí­cil que usted conozca. ¿Reacciona de forma muy negativa? Si es así­, ¿por quíé razón? Detíéngase a pensar racionalmente cuál deberí­a ser su forma de actuar. Estallando y entablando una feroz batalla verbal no se consigue nada; lo único que hace es ponerse a la altura de la persona que ha provocado tal situación.

Puede elegir el modo en que reacciona y responde ante la gente. Al ir trabajando con el-ella , comprenderá las opciones que tiene y aprenderá a reconocer cuál es la mejor y la más apropiada en cada caso. Podrá incrementar sus puntos fuertes (y se supone que disminuirán los díébiles) y aprenderá a no dejarse arrastrar hacia una respuesta que no le conduce a ninguna parte y que le deja agotado y desengañado de sí­ mismo.

Todo esto no significa que tenga que decir siempre que sí­ o ceder ante quienes tratan de influir en su conducta. Ni siquiera implica que no pueda enfadarse. Por supuesto que puede. La ira es una emoción natural y con frecuencia justificada y no hay nada de malo en ella; lo que importa es el uso que hace de la misma y cómo la expresa. Media un abismo entre estallar en un ataque de rabia y decir a la otra persona (tranquilamente y con control): «Estoy furioso porque...».

Esta última forma es asertiva y mucho más eficaz, puesto que es probable que su oyente se entere de lo que usted le quiere decir. Si grita y vocifera, la otra persona hará lo mismo y ninguno de los dos se enterará de lo que dice el otro.

Para comprender mejor sus reacciones ante las personas difí­ciles, hágase las siguientes preguntas:

¿Desea realmente estar bajo el control de los demás?

Muchas veces es eso lo que sucede y el único que lo sufre es usted. La persona difí­cil sigue a su aire, convencida de que ha vuelto a ganar.

Del mismo modo, si permite que la conducta manipuladora de los demás le lleve a una reacción ex trema y forzada, el único que va a salir perjudicado es usted mismo. Con esto no sólo no conseguirá la res puesta que desea, sino que se sentirá exhausto por sus emociones y decepcionado con su propia conducta.

¿Cual es su reacción cuando se en/renta a alguien que está furioso con usted?
¿Manifiesta tambiíén su furia? ¿Se pone a la defensiva y da excusas que la otra persona no escuchará, o se echa atrás y se escabulle? Todas estas reacciones son negativas, tanto si su ira está justificada como si no. Por otra parte, lo más probable es que se sienta enojado, no sólo con la otra persona, sino con usted mismo por actuar como lo ha hecho.

¿Habla consigo mismo deforma negativa?
Ya sabe, el tipo de reflexión como: «Me da miedo esa entrevista, siempre me pongo en ridí­culo» o «Realmente, odio los lunes». Si tiene que acudir a una entrevista, lo único que puede hacer es prepararse lo mejor que pueda e intentar estar lo más calmado posible el dí­a en cuestión. En lo que respecta a los lunes, hubo una semana pasada y va a haber una semana próxima, de modo que es mejor que se vaya acostumbrando.

Este tipo de pensamiento negativo hace perder mucho tiempo. Tanto si la entrevista (o el lunes) va bien como si no, habrá estropeado el compás de es pera con sus temores.

¿Cómo responde a la crí­tica?
Hay personas a las que les encanta criticar a los demás. Les hace sentirse bien y les da sensación de poder. Al igual que un bravucón sólo atormentará a una ví­ctima fácil, cuanto mayor sea la reacción de la persona afectada, más se ensañará el crí­tico con ella. Del mismo modo que sucede con el bravucón, los que critican tienden a ser cobardes morales que se dedican a desprestigiar a los demás para ocultar sus propias inseguridades y tener una opinión más alta de sí­ mismos. (Aquí­ no estoy hablando de una crí­tica genuina y fundada, expresada de forma constructiva, sino de los que disfrutan haciendo que los demás se sientan infravalorados.)

¿Se pone inmediatamente a la defensiva cuando recibe tales crí­ticas? Quizá supone que la crí­tica está bien fundada (¡cómo le gustarí­a eso a la otra persona!) y se toma muy a pecho todos sus comentarios sin detenerse a analizar su validez. Tal como irá descubriendo, hay formas de frenar la crí­tica maliciosa y hacer frente asertivamente a la situación.

¿Tiene siempre una visión negativa?
Repita muchas veces que «todo ha ido mal desde que me cambiíé de casa» y así­ sucederá. Convíénzase de que está teniendo «uno de esos dí­as» y lo tendrá. Su visión negativa no sólo le hará ver el lado negro de las cosas, sino que tambiíén hará aflorar los aspectos más negativos en los demás.

Si se da cuenta de que se está comportando de ese modo, vale la pena detenerse a hacer un balance de su situación. ¿Quíé es lo que verdaderamente ha ido mal desde que se mudó de casa? Haga una lista y estúdiela, ¿Habrí­an sucedido, de todos modos, en su anterior domicilio algunas de las cosas de la lista? Ahora haga una lista de todo lo que ha ido bien des de que se encuentra en su vivienda actual, cosas que de otro modo quizá no se hubiera detenido a examinar en profundidad desde su pozo de oscuridad. Estoy segura de que, si es sincero, podrá descubrir una serie de hechos de mayor o menor importancia para añadir a su lista de factores positivos, (Al menos se siente lo bastante bien como para sentarse a escribirla.)

Aun cuando mire la lista de las cosas negativas, ¿tiene la culpa de todo la casa, el dí­a, el tiempo o cualquier otra cosa a la que usted haya decidido culpar? Intente ser más positivo y anote las cosas buenas a medida que van sucediendo, incluso las que parezcan más insignificantes. Realmente funciona.

¿Se guarda sus sentimientos, sean buenos o malos?
¿Le cuesta decir «te quiero» o «no me gusta lo que has hecho»? Es posible que no le cueste decir una cosa pero sí­ la otra. Muchas personas han sido educadas en la creencia de que siempre han de ser amables y no han de decir nada que siente mal a los demás, Eso está bien, pero no cuando conlleva aceptar malos modales o un trabajo mal hecho. No hay nada malo en expresar lo que se siente siempre que se haga sin agresividad y de forma productiva. Nunca perderá a los buenos amigos, y los que no lo son de verdad los perderá de todos modos.

Al disfrazar sus emociones sólo conseguirá hacer se daño y acumular estríés. Su opinión de sí­ mismo bajará aún más a medida que su sentimiento de incapacidad aumente. Tambiíén se creará problemas, ya que los demás (especialmente las personas difí­ciles) o ni siquiera se fijarán en usted o lo elegirán como blanco de sus ataques.

¿Quizás usted cree que ha de decir lo que piensa sin que importen las consecuencias?
Párese un momento a reflexionar sobre cómo se siente cuando otras personas actúan de ese modo. ¿Realmente desea hacer sufrir a los demás?

Decir lo primero que pasa por la cabeza sin pensar en los efectos que ello tendrá sobre los demás ha ce que la gente se aleje de nosotros. Es posible que acabe creyendo que el mundo está en su contra, Este es un sentimiento muy triste de por sí­, pero lo peor es cuando uno se da cuenta de que ha sido íél mismo quien lo ha provocado. Te puedes encontrar atrapa do en una espiral de emociones negativas que es muy difí­cil frenar.

TIPOS DE CONDUCTA

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lauramsagra

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Re: Como tratar a personas difí­ciles
« Respuesta #2 en: Junio 04, 2009, 11:34:27 pm »


TIPOS DE CONDUCTA
La mayorí­a de las personas con las que se relaciona, ya sea en el trabajo o en su vida privada, manifestarán uno de estos tres tipos de conducta generales: serán (principalmente) agresivas, pasivas o asertivas. Si quiere relacionarse adecuadamente con la gente, ha de ser capaz de reconocer estos estilos de conducta y conocer los míétodos para minimizar su efecto negativo. Una parte importante de este proceso es asegurarse de que usted se encuentra en la categorí­a de los «asertivos».

Vamos a ver los tres tipos básicos y cómo podemos reconocerlos al instante.
 

LA PERSONA AGRESIVA

La persona agresiva es la que intimida verbalmente que tan sólo se preocupa de satisfacer sus necesidades y que frecuentemente hiere a los demás.

Este tipo de persona disfruta del poder y cree que puede hacer que la gente corra para cumplir sus órdenes, pero ese goce no suele durarles mucho. Puede que no lo admita nunca, pero en el fondo sabe que se está aprovechando de quienes son más díébiles o están en una posición en la que nada pueden hacer; por ejemplo, un jefe que es agresivo con un empleado nuevo y que no puede replicar porque se arriesga a perder su trabajo.

Convencida de que es la única que puede tener razón en cualquier situación y que lo único que importa son sus necesidades, la persona agresiva re cuerda a los demás continuamente lo inteligente, fuerte o importante que es. De igual modo que la intimidación fí­sica suele ocultar una naturaleza cobarde, este tipo de alarde a menudo enmascara sentimientos de inferioridad o de inseguridad. Además de convencer a otros de su superioridad, tambiíén intenta por todos los medios convencerse a sí­ misma.

Con frecuencia, descubrirá que la persona agresiva es una persona solitaria. Su conducta tiende a alejar a los demás, tanto en los negocios como en la vida privada. Puesto que siempre ha de estar reafirmándose a sí­ misma y demostrando a quienes le rodean que es la mejor, la más inteligente y la más interesan te, es tremendamente crí­tica con quienes tiene a su alcance.

Pensar que todo lo que va mal es culpa de otro es una gran forma de potenciar su ego, pero no la hace muy popular. Aunque pueda sentir una gran necesidad de tener amigos, lo más probable es que no lo admita: a los amigos se les ha de tratar como a iguales y es difí­cil que reconozca que alguien más me rece ese trato.

Este tipo de personas suelen tener mucha energí­a y vitalidad. Si pudieran aprender a utilizarla de un modo positivo todo irí­a bien. Por desgracia, suelen hacer uso de ella de forma destructiva. Algunas personas confunden la agresividad con la fuerza y creen que si dan muestras de algún otro tipo de conducta les tomarán por blandengues o que darán la impresión de no saber lo que quieren.

Cuando la agresión alcanza lí­mites extremos se con vierte en violencia (agresión fí­sica). Aquí­ nos dedicaremos sólo a la agresión verbal, que es la más común.

La persona agresiva no sólo no se gusta a sí­ misma, sino que produce un efecto negativo en aquellos que la rodean. El hecho de saber que les están tratando injustamente, puede hacer que se sientan furiosos o frustrados, cosa que supone una considerable dosis de estríés y tensión para la ví­ctima del agresor.

Aunque los que están en la lí­nea de fuego sepan muy bien que las acusaciones y comentarios de su agresor son injustos y que están fuera de lugar, no podrán evitar sentirse heridos e incluso humillados por ello. A nadie le gusta parecer estúpido o que le corrijan delante de otros y, claro está, esto es lo que hace la persona agresiva. Su sentido del poder aumenta si hay mucha gente viendo cómo ejercer su autoridad y no a otro ser «inferior».

Puesto que pensar en un acontecimiento suele provocar más estríés que el hecho en sí­, quienes han de relacionarse con una persona agresiva puede que tengan la sensación de vivir siempre a la espera de que estalle en cualquier momento. En el mejor de los casos, esto puede provocarles ansiedad o inhibición; en el peor, puede conducir a un exceso de estríés que a su vez puede desembocar en una enfermedad psí­quica o fí­sica, Por supuesto, al agresor le gusta que todos estíén esperando a que caiga el próximo chaparrón. Eso da más poder y autoridad.

Teniendo todo esto en cuenta no es de extrañar que todo aquel que pueda se aleje de dicha persona a la menor posibilidad. Esto aumenta su sentimiento de soledad y de ser «diferente» o «especial», y provoca que actúe con mayor agresividad. Es un cí­rculo vicioso.

Cualquiera que se relacione habitualmente con un agresor no tendrá dificultades en reconocer a este tipo de persona a simple vista; no obstante, hay algunas «pistas» en su lenguaje corporal y verbal que le harán delatarse inmediatamente, incluso ante un extraño.
 

Lenguaje verbal: la persona agresiva dirá cosas como...

. Mejor que...

. No puedes hacer nada...

. Has de.

. Haz lo que te he dicho.

. Quiero que...

. ¡Empieza ya!

 

Lenguaje corporal

. Está de pie quieto.

. Tiene una postura rí­gida.

. Cruza los brazos.

. Grita.

. Señala con el dedo

. Toca clavando un dedo.

. Golpea su mesa de despacho.

 

 LA PERSONA PASIVA

 
 
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lauramsagra

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Re: Como tratar a personas difí­ciles
« Respuesta #3 en: Junio 04, 2009, 11:35:33 pm »
LA PERSONA PASIVA

En el lado completamente opuesto nos encontramos con la persona pasiva, que tiende a sacrificar constantemente sus necesidades por los demás. Es un buen blanco para que la gente se aproveche de ella, incluso hasta los que no son agresivos por naturaleza. Sencillamente, parece que el pasivo fomente esta actitud en las personas con las que se relaciona.

En otras generaciones se suponí­a que las mujeres tení­an que ser sumisas; pero desde hace relativamente poco tiempo se ha aceptado que la mujer sea asertiva y competitiva. En este sentido, el progreso de la mujer se ha visto entorpecido por la acción de hombres que ocupan puestos prominentes y que, por edad o por educación, siguen aferrados a las viejas ideas 'obre el «lugar que ha de ocupar la mujer».

En tales empresas aunque la mujer tenga talento, sea eficiente y responsable, es extraordinariamente difí­cil que llegue a la cima. Sin embargo, es posible que a medida que los miembros de esta vieja jerarquí­a se vayan retirando, las mujeres tengan más oportunidades de compartir las responsabilidades profesionales con los hombres.

La persona pasiva sufre enormemente a causa de sus sentimientos de inseguridad e inferioridad. Carece de autoestima y no confí­a en sí­ misma o en sus habilidades. Cada vez que entra en contacto con el agresor se refuerzan sus sentimientos de inferioridad. Tiende a aceptar las crí­ticas sin preguntarse si son justificadas o no.

Puesto que se da cuenta de que deja que los de más se aprovechen de ella -y lo hace habitualmente-, la persona pasiva suele experimentar bastante ira. Sin embargo, esta ira no se dirige hacia la persona o personas que se están aprovechando de ella, si no hacia sí­ misma por permitirlo. No obstante, no suele hacer nada al respecto, cree que «no vale la pena», que nunca la van a tomar en serio ni podrá hacer lo que quiere. Esto, a su vez, provoca una grave frustración: a fin de cuentas, a nadie le gusta sentirse impotente y mucho menos si se está convencido de que se lo «merece».

La persona pasiva normalmente es bastante buena ocultando sus sentimientos. Va por la vida haciendo ver que todo va bien, mientras siempre está angustia da y teme que sólo sea una cuestión de tiempo el que alguien la ponga en evidencia por su incompetencia. Como podrá imaginar, esto es un regalo para el agresor, que sólo está buscando a alguien que acepte la culpa de todo lo que va mal. ¡Quíé loterí­a encontrarse con la ví­ctima propiciatoria, alguien que realmente crea que todo es culpa suya!

Una persona pasiva tambiíén se aparta de los de más, porque siente que no merece relacionarse con seres superiores y que íéstos tampoco querrán conocerla. No cree que nadie quiera escucharla, porque cualquier cosa que desee expresar serí­a trivial, insignificante o errónea.

Intente hacerle un cumplido a una persona pasiva y se dará cuenta de que no puede aceptarlo. Transforma todo elogio en una frase negativa. Por ejemplo, si usted le dice: «Me gusta mucho lo que llevas puesto, te sienta muy bien». En lugar de responder con un simple «gracias» es más probable que conteste: «¿Este trapo viejo? Hace siglos que lo tengo», haciíéndole sentir tambiíén como un idiota (es decir, negativo).

Debido al estríés y la ansiedad constante que la en vuelve, por no mencionar el miedo a «ser descubierta», este tipo de persona carece de energí­a y de entusiasmo por la vida. No tiene tiempo para emplearlo en sí­ misma y se pasa la vida intentando hacer lo que cree que gusta a los demás.

Seguramente pensará que, excepto el agresor, todo el mundo siente solidaridad hacia el pasivo y quiere ayudarle a que tenga una mejor opinión de sí­ mismo y a que aumente su confianza. De hecho, la mayorí­a de las personas empiezan de este modo, pero llega un momento en que la solidaridad se convierte en indignación. La gente empieza a desear que imponga, que haga lo que quiere de una vez y tome decisiones propias y, como esto no sucede, acaban sintiíéndose irritadas y perdiendo el respeto que tení­an por esa persona y la tratan de acuerdo con su conducta.

Estar siempre en contacto con una persona pasiva puede ser exasperante. Hace falta mucha energí­a para tratar a alguien que siempre es negativo de palabra y de hecho. Es una experiencia agotadora, que te deja exhausto y te obliga a esforzarte para mantener tu propia actitud positiva. El resultado es que la mayo rí­a de las personas intentan evitar a estos sujetos, a menos que no puedan remediarlo, lo que aumenta sus sentimientos de aislamiento e inferioridad.

Tambiíén se puede reconocer a la persona pasiva por su lenguaje verbal y corporal tí­pico.
 

Lenguaje verbal

. ¡Oh, Dios mí­o...!

. Siento mucho tener que molestarle...

. Me pregunto si usted podrí­a...

. Lo siento; lo siento mucho...

. Pero... pero...

 

Lenguaje corporal

. No mira nunca a los ojos.

. Mantiene los puños cerrados o retuerce las manos.

. Se encorva.

. Se lamenta o habla muy bajo.

. Se echa hacia atrás cuando le hablan.

 

LA PERSONA ASERTIVA

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lauramsagra

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Re: Como tratar a personas difí­ciles
« Respuesta #4 en: Junio 04, 2009, 11:37:05 pm »


LA PERSONA ASERTIVA
La persona asertiva es la que se preocupa de ella misma, de sus derechos y de los derechos las otras personas. Le gusta conocer a los demás en un plano de igual dad en lugar de querer estar por encima de ellos.

La persona asertiva suele ser la única de los tres tipos que acaba consiguiendo las metas que se ha propuesto. La agresiva en un principio puede creer que ha ganado, pero al final habrá sembrado un ambiente tan malo a su alrededor que nadie le será leal y no tendrá en quiíén confiar. La persona pasiva por lo general no se propone ninguna meta, porque está con vencida de que nunca podrá alcanzarla.

El respeto hacia los demás y ser consciente de que tambiíén tienen sus derechos y necesidades es lo que distingue a la persona asertiva. Su meta es que todos salgan ganando, y por eso está dispuesta a negociar y a comprometerse de forma positiva.

Cuando hace una promesa siempre la cumple y íésa es la razón por la que quienes están a su alrededor confí­an en ella. Puesto que está en contacto con sus propios sentimientos, puede explicar a los demás cómo se siente -aunque sus sentimientos sean negativos por algo que le han hecho o dicho- y hacerlo sin ofender a nadie.

Interiormente la persona asertiva se siente en paz consigo misma y con los que tiene cerca. Se enfrenta a cada nuevo reto de una forma positiva, gracias a su confianza y a la conciencia de sus propias limitaciones.

Está preparada para asumir ciertos riesgos cuando se trata de poner en práctica nuevas ideas e invertir en nuevas empresas. A veces las cosas no funcionarán como esperaba, pero una persona asertiva sabe que todo el mundo puede equivocarse y que hay que aprender de los errores. La asertividad significa que no es necesario robar las ideas a nadie o dar una puñalada por la espalda. Cuando las cosas van bien sabe reconocer su íéxito y sentirse orgullosa -que no es lo mismo que alardear- de lo que ha conseguido.

Es una delicia relacionarse con una persona asertiva. Su entusiasmo puede ser contagioso y a menudo inspirará a los demás para que tengan una visión más positiva. Puesto que no es manipuladora y no hace las cosas a escondidas, los que están a su alrededor confí­an en ella y cooperan.

Su serenidad interna le permite estar más tranquila y, por ende, tiene mayor capacidad para dirigir su energí­a a cualquier meta que se haya propuesto. Puesto que raramente tiene altibajos emocionales, su conducta ante los demás es coherente y la comunicación siempre está abierta.

Por lo que hemos dicho se entiende que una persona asertiva casi siempre se encuentra bien consigo misma. Gracias a ello hace sentirse bien a los demás.

Con ella se sienten seguros y confiados, porque la comunicación en ambos sentidos les permite saber quíé es lo que se espera de ellos y en quíé punto se encuentran. Las intrigas y los pequeños juegos de poder quedan reducidos a la mí­nima expresión, por lo tanto todos están más concentrados en alcanzar una meta común.

El respeto hacia uno mismo y hacia los demás es una parte fundamental de la actitud asertiva. A su vez, ese respeto se suele reflejar a su alrededor, exhortando a sus colaboradores a cooperar al máximo. Cualquier íéxito, grande o pequeño, anima a que todos se esfuercen aún más para realizar bien cualquier tarea.

El lenguaje verbal y corporal por el que se puede reconocer a la persona asertiva incluye los siguientes puntos:
 

Lenguaje verbal

. Siento que...

. Me gustarí­a...

. ¿Cuál es tu opinión?

. ¿Cuál crees que es la mejor forma de abordar...?

. Creo...

. Vamos a...

 

Lenguaje corporal

. Tiene una pose erguida pero relajada.

. Su mirada es firme y mantiene el contacto visual.

. Tiene sentido de la compostura.
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