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Autor Tema: Matusalíén  (Leído 1165 veces)

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Matusalíén
« en: Junio 16, 2009, 06:33:46 pm »
 
Matusalíén



La muerte es, sin duda, la más terrible de las barreras a las que el hombre se ve enfrentado. Así­ tambiíén, uno de sus más antiguos combates ha sido tratar de retrasar el instante fatí­dico.

Es por esto que, según las íépocas, el hombre se volvió hacia prácticas mágicas, luego hacia el ocultismo. En nuestros dí­as, la ciencia tomó el relevo. Pero la imaginación humana tambiíén se alimentó de relatos cuyos personajes viví­an indefinidamente.

La longevidad atribuida a Matusalíén, uno de los patriarcas antediluvianos del Gíénesis, es tambiíén proverbial. De hecho, los 969 años que le atribuyen los escribas en las Escrituras constituyen casi la única información que se tiene sobre este personaje. Le confieren una especie de ríécord, puesto que cuentan que su bisabuelo, Adán, vivió 930 años, su abuelo, Set, 912 años, y su padre Henoch, 365 años. Sin embargo, este último no murió sino que fue «llevado» por Dios despuíés de una vida perfecta. Al hijo de Matusalíén, Lamech, le confieren sólo 177 años, pero la descendencia recuperó su vigor con Noíé, el híéroe del Diluvio, que murió a los 950 años. Esa es la leyenda.

Existen dos hipótesis sobre la interpretación de estas longevidades fabulosas que no son, por lo demás, contradictorias. La primera supone que los años concedidos a los patriarcas son, en realidad, el número de meses de sus vidas: se obtiene de esta manera alrededor de 77 años para Adán, 76 para Set, más o menos 81 años para Matusalíén, 30 años de existencia terrestre para Henoch y 79 años para Noíé. En cambio, según este cálculo, Lamech habrí­a vivido apenas quince años. Los escribas habrí­an efectuado esta conversión con el fin de exaltar a estos hombres dignos de admiración.

Según otra teorí­a desarrollada por los especialistas de la Biblia, estas vidas sobrenaturales habrí­an sido inventadas para establecer genealogí­as sin lagunas que cubrieran con pocos nombres largos perí­odos prehistóricos. Esta manera de proceder se repite con el sacerdote caldeo Beroso, quien en su historia de Babilonia, escrita alrededor de 280 años antes de Cristo, afirma que los reinados de los diez reyes de las íépocas fabulosas no abarcan menos de... 432.000 años. 



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Re: Matusalíén
« Respuesta #1 en: Junio 16, 2009, 06:34:31 pm »
Los limites de la vida humana

De manera más comprobable, la historia nos da a conocer, de tiempo en tiempo a travíés de los siglos, la existencia de personas que sobrepasaron ampliamente la esperanza de vida de sus íépocas. Esta se ha alargado en proporciones extraordinarias desde !a Prehistoria, pero el «despegue» esencial se produjo reciíén en el siglo XIX. De hecho, un hombre vive hoy en dí­a tres veces más que el de Cromañón. Por otra parte, las investigaciones recientes ubican la barrera biológica de la especie humana en alrededor de 110 años. Estimación que sufre excepciones: en 1958, un colombiano habrí­a alcanzado la respetable edad de 160 años. Ríécord conmemorado por la Oficina de Correos colombiana con una estampilla que tení­a por leyenda: «¡El hombre más viejo del mundo!»

Esta noción de barrera biológica fue dada a luz por un americano, el Pr. Leonard Hayflick: sus experiencias in vitro parecen probar que las cíélulas se comportan como si tuvieran una especie de reloj interno que determina de antemano durante cuánto tiempo vivirán y seguirán dividiíéndose.

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Re: Matusalíén
« Respuesta #2 en: Junio 16, 2009, 06:35:18 pm »
¿La ciencia versus el «reloj biológico»?

Si la noción de barrera biológica corresponde a una realidad, sólo la manipulación geníética permitirá eludir el infranqueable obstáculo que representa hoy en dí­a. ¿Alcanzará algún dí­a la ciencia este resultado? Si así­ fuese, habrá puesto entonces un pie en un terreno hasta hoy reservado a lo divino. Por ahora, el hombre se contenta con explorar la ví­a del trasplante de órganos defectuosos por equivalentes artificiales. La miniaturización de la electrónica lo hace cada vez más factible y podemos imaginar que un dí­a algunos conejillos de Indias podrán convertirse en «cyborgs», es decir, en unos cerebros con envolturas totalmente artificiales y altamente desarrollados. En su libro Cuando el hombre se convierte en máquina (1971), el periodista cientí­fico americano David Rorvik presenta esta mutación como un gran paso adelante para la humanidad... o más bien hacia la inhumanidad, no pueden evitar de replicar algunos.



Información relacionada: Historias de inmortales

El tema de la inmortalidad, o en su defecto el de la longevidad extrema, obsesiona la imaginación del hombre desde los tiempos más antiguos. Ya, en la mitologí­a asirobabilónica, en la Epopeya de Gilgamesh, en el tercer milenio antes de Cristo, se evoca la posibilidad. Atraviesa discretamente la historia de la literatura hasta el siglo XIX, luego se desarrolla en el seno de una corriente fantástica que lo trata en general como una maldición. Obras importantes, como El judí­o errante, de Eugíéne Sue (1845), el ciclo de She, Laquedebeserobedecida, de sir Henry Rider Haggard (18871923), Drácula, de Bram Stoker (1897), o series muy populares en su íépoca, tales como la consagrada al enigmático Dr. Nikola de GuyBoothby (18951901), ilustran la búsqueda de un sueño que revela ser, a fin de cuentas, una pesadilla fí­sica y mental. En el siglo XX, la evolución de la ciencia ofrece nuevos recursos.

Pero la literatura sigue dominada por la idea de que una longevidad extrema no procura más que aburrimiento y que íésta no se adquiere sino que al precio de compromisos moralmente inaceptables: así­ el sabio Fausto no duda en pactar con el diablo a cambio de una nueva juventud. Este mito se repite en la íépoca contemporánea, por ejemplo, en El Maestro y Margarita, novela del escritor soviíético Mikhaií­ Boulgakov (18911940), iníédita hasta 1966. La moraleja de estas obras es la misma: no se puede ir impunemente contra las leyes de la Naturaleza...

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Re: Matusalíén
« Respuesta #3 en: Junio 16, 2009, 06:36:11 pm »
Magia, ocultismo y longevidad

Para luchar contra los estragos del tiempo en el organismo, los hombres se han visto tentados a menudo a recurrir a lo sobrenatural.



El vampirismo

Contrariamente a una idea preconcebida, el vampiro no es un difunto sino un «nomuerto» (ese es el sentido de nosferatu), un ser inmovilizado en la frontera que separa la vida de la muerte. El vampiro ha adquirido la longevidad, a menudo contra su voluntad, al ser ví­ctima de otro vampiro. Esta forma de semiinmortalidad tiene todo de una condena y el «verdadero» vampiro es más cercano al monstruoso Nosferatu que al seductor Drácula, las dos caras dadas por el cine al mismo híéroe del escritor Bram Stoker.



La Magia negra

Una longevidad deseada puede resultar de un pacto consumado con fuerzas oscuras. Se pretende que algunos grandes brujos de la macumba, la magia negra brasilera, hayan vivido más de dos siglos. Autores de ciencia ficción, como el americano Lovecraft, han imaginado, por otra parte, una forma de «vampirismo» psí­quico que permitirí­a a seres humanos envejecidos rejuvenecerse atiborrándose con la energí­a vital de personas jóvenes.



La Magia real

Esta es la de los grandes ocultistas, de los alquimistas. En efecto, la alquimia se presenta como una tentativa de reconquista a travíés del conocimiento de los antiguos secretos de los privilegios perdidos a causa del pecado original. Entre estos privilegios figura en primer lugar el de la inmortalidad. Durante siglos los alquimistas trataron entonces de reencontrar el secreto del elí­xir de una larga vida, «el oro potable», que supuestamente les permitirí­a atravesar los siglos realizando su fin último: la transmutación del cuerpo y el retorno a la inmortalidad adámica. La tradición pretende que algunos alquimistas famosos como Nicolás Flamel, el conde de SaintGermain, Artepio, el alquimista árabe de la Edad Media o Fulcanelli lograron esta transmutación.

Fuente: Enigmas del mundo