En Washington hay un debate muy intenso sobre la manera en que puede financiarse el plan de salud que desea el presidente Barack Obama y está surgiendo la idea de imponer más impuestos.
La Casa Blanca y muchos legisladores demócratas están preocupados por el costo de un plan universal de salud que puede costar más de $1 billón (trillón) durante a próxima díécada.
Pero un impuesto violaría la promesa realizada por Obama durante la campaña electoral de no aumentar los impuestos a la clase media.
Ahora Obama ha propuesto recortar los gastos en Medicare y Medicaid en $600 millones para el 2019, pero eso no cubre todo el gasto y por eso se debate la idea de nuevos impuestos.
Durante la campaña electoral el entonces candidato republicano, John McCain, propuso un impuesto sobre los beneficios del seguro de salud, que fue criticada desde el campo demócrata.
Sin embargo, se cree que el presidente de la Comisión de Finanzas del Senado, el demócrata Max Baucus, está listo para proponer un nuevo impuesto sobre los beneficios de salud que millones reciben a travíés de planes auspiciados por sus empleadores.
Pero la Secretaria de Salud, Kathleen Sebelius, atacó esa idea recordando que 180 millones de personas reciben beneficios a travíés de los planes de salud de sus empleadores.
Obama ha planteado nuevamente un plan que propuso en febrero: limitar las deducciones detalladas en las declaraciones de impuestos de los 3 millones de personas que tienen mayores ingresos.
El principal estratega de la casa Blanca, David Axelrod, dijo que Obama “cree que es la manera mas justa para hacerlo ya que coloca la carga entre quienes pueden mejor afrontarlaâ€.
No obstante, muchos demócratas, especialmente en el Senado, han manifestado reservas a la idea diciendo que prefieren un impuesto que puede obtener algún apoyo republicano.
El director de política impositiva del Instituto Cato, una organización libertaria, Chris Edwards, dijo que “los demócratas están tratando de determinar si pueden concretar ellos solos la reforma al sistema de salud, sin el apoyo republicano, o si necesitan adoptar algunas ideas republicanas para lograr un plan de saludâ€.
Agregó que “cobrar impuestos sobre los beneficios de saludâ€, puede ser una clave para un acuerdo bipartidistaâ€.
Un impuesto a los beneficios de salud “realmente puede socavar la confianzaâ€, dijo Gerald Shea, asistente del presidente de la Central Obrera AFL-CIO.
Agregó que si realmente hay un deseo de ayudar a la clase media ¿quíé significa cobrar más por el cuidado de la salud que ya nos está costando muchísimo?â€
La organización Cuidado de la Salud Ahora para Amíérica, que cuenta con el apoyo de los sindicatos, encargó una encuesta sobre el tema. La tarea fue realizada por la experta demócrata Celinda Lake y el resultado fue que el 80 por ciento se oponen a un impuesto a los beneficios de salud mientras que el 63 por ciento apoya la idea de limitar las deducciones en las declaraciones de impuestos de aquellos con mayores ingresos.
Y eso tendrá eco para quienes ya están pensando en las elecciones parlamentaras del 2010.