Si un estudiante de medicina y un futbolista escriben ‘lesiones cerebrales’ en un motor de búsqueda, lo más probable es que el primer resultado que obtengan sea: Lesión muscular-Wikipedia, la enciclopedia libre.
Al deportista quizás le servirán los datos desplegados, porque no busca información especializada, pero ¿quíé ocurrirá con el estudiante, cuyo interíés es otro?
Estas plataformas están diseñadas para entregar contenidos parecidos, aunque ambos tengan intereses dispares.
Lo que interesa ahora, en función de brindar mejores resultados, es lo que cibernauta indaga en la Web, cada vez que accede a ella; esa es la información que define sus intereses.
Por eso, Vinton Cerf, el ‘padre’ de Internet’ acertó al señalar que “los próximos buscadores nos conocerán mejor que lo que nosotros nos conocemosâ€.
Eso significa que serán capaces de aprender el itinerario de búsqueda de cada persona (lo que consulta más) para indagar en quíé información encaja más con su solicitud.
El otro gran reto es diseñar una plataforma de búsqueda que reaccione de forma correcta ante el sentido figurado de un tíérmino y que no obligue al usuario a precisar todas las condiciones de búsqueda.
Para Graciela Burbano, fiel usuaria de Google, sería ideal disponer de una herramienta que procese el requerimiento planteado como si dijera: “Ya comprendo lo que quieres decirmeâ€.
Esta profesora precisa, además, que cuando hace una búsqueda no tiene claro quíé palabra exactamente generará el resultado requerido.
Si un usuario escribe la palabra Ramstein, el buscador difícilmente sabrá establecer con claridad si lo que indaga el cibernauta es un grupo de música, una región o una canción.
Marco Jarrín, ingeniero en Sistemas, apunta que para personalizar la entrega de datos, los especialistas se basarán en varios parámetros. Uno de ellos es la dirección IP de la computadora, desde la cual se efectúa la búsqueda.
En ese caso hablaríamos de una personalización geográfica, es decir, alguien que está en Míéxico y busca la palabra águilas probablemente obtendrá información sobre un equipo de fútbol. No será igual si un usuario en Ecuador busca la misma palabra. Para Jarrín, la Web semántica - la siguiente versión de las herramientas actuales- tendrá estas características.
Se necesitará el apoyo de sistemas que procesen la información y la analicen. “De seguro emplearán la lógica matemática para realizar, de forma automática, deducciones que permitan obtener los datos que el cibernauta demandaâ€.
La otra manera de lograrlo es a travíés de los enlaces. Por ejemplo, si dos páginas son consultadas por la misma persona, en un período de tiempo, el hipervínculo existente entre ellas alcanzara un peso más importante.
Este será un parámetro más para dar mayor prioridad a la información que indaga.
Diseñar una plataforma con estas características es factible, tanto que hace un mes se anunció el buscador Wolfram Alpha (
www.wolframalpha.com) .
Los creadores de esta herramienta, cuyo desarrollo tomó cerca de siete años, afirman que ser algo diferente a los buscadores tradicionales. Ellos lo llaman un centro de conocimiento, cuyo principal propósito será calcular la respuesta a las preguntas que el usuario le haga.
De alguna manera, entenderá de mejor manera las inquietudes que formule el cibernauta.
Los usuarios de los buscadores actuales, como Google, han comprendido que estas herramientas no pueden limitarse a indexar la información y presentarla según su relevancia.
Saben que es necesario dar un paso más para aproximarse a la Web de la siguiente generación.