Los blogs de consumo han crecido como la espuma con sus consejos sobre los artículos que es recomendable comprar, a veces previo pago de las marcas, aunque esta práctica puede acabarse con la entrada en escena de un nuevo actor: el Gobierno.
Daniel García, apodado “The consumer king†y colaborador del blog de temas de consumo Theconsumerqueen.com, está fascinado con la nueva aspiradora Platinum Collection Cordless Stick Vac de la marca Hoover.
“Desde que abrí la caja hasta el momento que aspiríé el suelo de la habitación de mi hijo, estuve gratamente sorprendidoâ€, escribe García en una de las críticas de productos del blog. “No se lo digas a mi esposa, pero con este aparato no me importa pasar la aspiradoraâ€, añade.
La fascinación de Daniel García por la nueva Hoover puede parecer real, pero un vistazo a la normativa legal del blog hace que nos asalten dudas sobre la sinceridad de la crítica.
Y es que, como la mayoría de los blogueros sobre temas de consumo, los colaboradores de Theconsumerqueen.com reciben pagos de diversos fabricantes a cambio de escribir sus comentarios.
“Aunque los dueños de este blog obtienen una compensación por sus artículos o publicidad, siempre damos nuestras opiniones honestas, creencias o experiencias sobre esos temas o productosâ€, aseguran los administradores del blog.
A pesar de que el lector ocasional no es muchas veces consciente, la mayoría de los responsables de blogs no escriben sólo por amor a la blogoesfera, sino que obtienen productos gratuitos y en ocasiones elevadas compensaciones económicas por sus artículos.
Actualmente, el bloguero decide si comunica a sus lectores de quíé empresas ha recibido dinero o regalos y, aunque muchos lo hacen, otros prefieren ocultarlo para obtener una mayor credibilidad entre los internautas.
La práctica se ha popularizado hasta tal punto que la Comisión Federal de Comercio de EEUU (FTC) ha decidido tomar cartas en el asunto y proyecta aprobar este verano nuevas directivas que permitan al organismo controlar más de cerca a blogueros y anunciantes.
Por primera vez en la historia, la FTC vigilará de cerca a los blogs sobre temas de consumo a la caza de relaciones comerciales ocultas para el lector y conflictos de intereses.
“Si entras a una tienda, sabes que el vendedor es un vendedorâ€, dijo a la prensa estadounidense Rich Cleland, de la división de prácticas publicitarias de la FTC.
“En internet, el consumidor debería saber si alguien tiene una motivación económica para decir lo que están diciendoâ€.
La nueva normativa no se limitará sólo a blogs convencionales, sino tambiíén a otros medios como la página de micro-blogging Twitter, donde algunos anunciantes pagan a usuarios para que escriban comentarios breves sobre productos.
Mercedes Levy, responsable del blog de temas de consumo Commonsensewithmoney.com, opina que es necesario los lectores tengan claras las motivaciones del bloguero.
“Me parece buena idea que las personas que escriben un blog hagan saber a sus lectores al respecto de este tipo de relacionesâ€, dijo a Efe Levy.
Sus lectores tienen acceso a los tíérminos del blog y en ellos Levy aclara que recibe compensación por escribir sus opiniones sobre “productos, servicios, websites y otros asuntosâ€.
Sin embargo, Levy no detalla su relación con cada uno de los fabricantes sobre los que escribe. “Comunicar cada una de las relaciones a los lectores interrumpe el flujo de comunicación entre los lectores y puede resultar confusoâ€, explicó.
Algunos blogueros consideran positivo que exista más uniformidad en las normativas y creen que ello beneficiaría tambiíén a los anunciantes, pero opinan que los estándares no deberían ser dictados por el FTC.
“Siempre es mejor que los blogueros se regulen a sí mismosâ€, dijo Robert Cox, presidente de la Asociación de Blogueros de Medios de Comunicación en New Rochelle, Nueva York.
Otros expertos creen que la falta de normativa unificada hace que se produzcan abusos y recuerdan que, en los medios de comunicación convencionales, los periodistas tienen normalmente tienen prohibido el aceptar regalos y deben devolver los productos tras escribir sus críticas.