Apariciones enigmáticas
Pero continuemos con el testimonio del cronista español Bernal Díaz del Castillo. En le capítulo XCIV (‘Cómo fue la batalla que dieron los capitanes mexicanos a Juan de Escalante, y cómo le mataron a íél y el caballo y a otros seis soldados, y muchos amigos indios Totonaques que tambiíén allí murieron´), relata cómo la aparición de una enigmática figura decide la victoria a favor de los españoles (a quienes los indios llaman ‘teules´):
"Y preguntó Montezuma que, siendo ellos muchos millares de guerreros, que cómo no vencieron a tan pocos teules. Y respondieron que no aprovechaban nada sus varas y flechas y buen pelear; que no les pudieron hacer retraer, porque una gran tecleciguata de Castilla venía delante de ellos, y que aquella señora ponía a los mexicanos temor, y decía palabras a sus teules que los esforzaba; y el Montezuma entonces creyó que aquella gran señora que era Santa María y la que le habíamos dicho que era nuestra abogada, que de antes dimos al gran Montezuma con su precioso Hijo en brazos." El caso de la Virgen no es aislado, sino que otra figuras misteriosas y caídas del cielo ayudaron a convencer al indio de que no tenía nada que hacer contra el invasor. Y, ¡asómbrate lector!, vuelve a hacer su aparición aquí en apoyo de la cruzada cristiana aquel blanco caballero que sobre corcel blanco pasaba por San Jorge en la lejana Europa, en los enfrentamientos con los moros.
Así el extremeño Pedro de Valdivia relata lo siguiente en carta dirigida a Carlos I de España y V de Alemania, y refiriíéndose a un ataque de los nativos contra su fuerte establecido en lo que hoy es tierra chilena, en el año 1541:
"Y parece nuestro Dios quererse servir de su perpetuación para que sea su culto divino en ella honrado y salga el diablo de donde ha sido venerado tanto tiempo; pues según dicen los indios naturales, que el día que vinieron sobre este nuestro fuerte, al tiempo que los de a caballo arremetieron contra ellos, cayó; en medio de sus escuadrones un hombre viejo en un caballo blanco y les dijo: ‘Huid todos, que os matarán estos cristianos´, y que fue tanto el espanto que cobraron, que decidieron huir."
"Dijeron más: que tres días antes, pasado el río Biubiu para venir sobre nosotros, cayó una cometa entre ellos, un sábado a medio día, y desde el fuerte donde estábamos la vieron muchos cristianos ir para allá con muy mayor resplandor que otras cometas salir, e que caída, salió de ella una señora muy hermosa, vestida tambiíén de blanco, y que les dijo: ‘Servid a los cristianos, y no os enfrenteis a ellos, porque son muy valientes y os matarán a todos.´ Y como se fue de entre ellos, vino el diablo, su patrón, y los acaudilló, diciíéndoles que se juntasen muy gran multitud de gente, y que íél vendría con ellos, porque viendo nosotros tantos juntos, nos caeríamos muertos de miedo."
Con ligerísimas variaciones en la forma de exposición, se encuentra este mismo relato en la relación de hechos y noticias que Pedro de Valdivia envía a sus apoderados en la Corte. Con gran lucidez dice ahí el cronista: "Parece tenerla nuestro Dios de su mano y servirse de nosotros en la conquista y perpetuación de ella."