Ahora se vive pendiente del último dato
Publicado en Expansión por Josíé Antonio Fernández Hódar
No se trata de que falte perspectiva, lo que falta es credibilidad. Se quiere pensar que la recuperación está en marcha, que ya se ha visto lo peor y que, salvado el sistema financiero, la economía irá tomando la buena senda. Ahora, sólo falta creíérselo.
Poner de acuerdo a alcistas y bajistas es una tarea inutil . Y es normal que así sea. Para que exista mercado y unos compren lo que otros venden tiene que ocurrir que los primeros crean que los precios va a subir y los segundos apuesten por una caída de los mismos.
Cuando el número de bajistas supera al de alcistas, las cotizaciones retroceden. Pero si el desequilibrio es muy notorio y casi todos los inversores se han situado en el bando bajista, se suele decir que al mercado no le queda otro camino que subir, ya que todos los que tenían que vender han vendido. Esto es relativamente cierto. Puede ocurrir, y sospechamos que esta es una de esas ocasiones, que hay ganas de entrar y dinero para hacerlo, pero se esperan precios inferiores.
Los síntomas de debilidad que muestran los índices bursátiles dejan poco lugar a las dudas. El mercado está cansado y necesita tomarse un descanso, bien moviíéndose de forma lateral o bien regresando sobre sus pasos. Nos decantamos por esta última posibilidad apoyados sólo en el análisis tíécnico del gráfico, como si se tratase del electro del enfermo que pone delante de los ojos del especialista una dolencia cardíaca.
En los gráficos bursátiles del Dow Jones y del S&P 500 se observa una formación tíécnica precursora de un cambio de tendencia. La misma formación se evidencia en el EuroStoxx 50, el CAC-40 y en el DAX 30. Estas coincidencias no son casuales. En los meses previos al crack de 1987 los índices bursátiles del uno y otro lado del Atlántico dibujaban una formación terrorífica, si se confirmaba, como finalmente ocurrió. Se trataba de un techo en expansión, cuyo dibujo son des líneas divergentes, una uniendo los techos crecientes y otra, los mínimos decrecientes. Parecía una trompeta.
Un viejo bolsista , para quien el análisis tíécnico era como leer las rallas de la mano, decía con frecuencia en plan jocoso: teníéis razón, es la trompeta que anuncia el final del mundo. El crack le sacó del mercado para siempre jamás. Y es que con estas cosas vale la pena aplicar, por si acaso, el dicho gallego: non credo a meigas , mais haberlas hailas
La tranquilidad, si se le pude llamar así al hecho de pensar en una bolsa que amenaza con tomar el camino de vuelta, es que las formaciones actuales se pueden medir. El retroceso, está en función de su tamaño. Y el de íéstas, es pequeño. Bajar sí, pero nada del otro barrio, y menos, ir a buscar los mínimos de marzo, como esperan los más pesimistas. í‰stos tendrían razón si la salida de la recesión económica fuese en “Wâ€, pero los datos macro no permiten, al menos de momento, ni hablar de una “Lâ€.
El dinero inquieto que entra y sale de la bolsa lo está haciendo a golpes de la última noticia publicada y con la vista puesta en Wall Street. Y si esta bolsa a mitad de sesión gira al alza, compran y luego intentan averiguar el por quíé. Venden si los índices norteamericanos giran a la baja. Porque si bajan será por algo, y no es cuestión de esperar a ver quíé pasa.