Los nuevos empresarios: la crisis dispara el negocio propio como alternativa
Jack y Suzy Welch / The New York
La recesión acabará en EEUU en algún momento de 2010. Desafortunadamente, es difícil ser más preciso. Por una parte, hay evidencias de que la economía no está empeorando y, como muchos han observado, unos cuantos brotes verdes están emergiendo de las ruinas de la crisis económica. Por la otra, los díéficits en el horizonte y las acciones propuestas por el Gobierno reducen nuestro optimismo acerca de la magnitud y ritmo de la recuperación. El pronóstico, entonces, tendrá que ser vago.
No obstante, podemos ser mucho más concretos acerca de pronosticar lo que las compañías pueden esperar cuando la economía finalmente mejore: un juego de contratación totalmente diferente. Cambiado y más duro.
Verá: esta recesión realmente ha afectado a la gente. La situación se desfondó tan rápidamente y afectó muy profundamente a mucha gente, sin que hubiera organizaciones indemnes y causando despidos en todas partes. Hace un año, un empleo en los negocios implicaba grandes promesas y una buena paga. Hoy, trabajar en los negocios es simplemente aterrador. Uno sencillamente ya no sabe quíé malas noticias le esperan cuando llega a trabajar por la mañana.
¿El resultado? Mucha gente ya no quiere trabajar para el líder. Quieren trabajar para ellos mismos, o para alguien que conozcan y en quien confíen. Una especialista en mercadotecnia en Chicago me dijo recientemente: "Mi esposo fue despedido. Redujeron a la mitad mis horas de trabajo. En cuanto podamos levantar un poco la cabeza, vamos a poner nuestro propio negocio. No vamos a permitirnos nunca más ser vulnerables".
Y no es la única. Una oleada de emoción está recorriendo el país. Ser empleado de alguien, dice ahora la gente, es estar sujeto a los caprichos de alguien.
Cambios contractuales
El efecto final de este fenómeno puede ser profundo. Cuando la economía se recupere muchas compañías, quizá por primera vez, tendrán que tratar con una lista de candidatos que no están particularmente emocionados por trabajar allí. ¡Como si sobrevivir a la recesión no fuera un desafío suficiente!
Afortunadamente, las compañías pueden prepararse ahora para esta dinámica diferente en la contratación. Todo lo que tienen que hacer es dejar de actuar como grandes compañías -burocráticas e impersonales- y empezar a crear un ambiente que sea rápido y vibrante.
Trabajar en compañías pequeñas y tiene un lado positivo, y las empresas grandes tendrán que imitarlo. Los equipos deben ser más pequeños, las organizaciones más planas y los valores de franqueza, informalidad e innovación, una parte integral de la cultura.
La gente en toda la organización necesitará sentir que lo que dice realmente importa, independientemente de su jerarquía y título. Y, quizá más importante, las empresas necesitarán entender que, cuando llegue la recuperación, muchos de sus empleados estrella dejarán de esperar que se les díé la autoridad para tomar decisiones o para ser promovidos por su buen desempeño. La alternativa -tener su propio negocio- tendrá mucho atractivo.
Ahora bien, no estamos diciendo que las grandes corporaciones no han tenido antes competencia en esta arena. En los años de bonanza de los 90, antes de que reventara la burbuja de las punto.com, los graduados en empresariales acudían al Silicon Valley en números sin precedentes. Las industrias prometedoras siempre atraen talento.
Pero la dinámica próxima no será una tendencia a corto plazo. Esta recesión ha dejado una cicatriz profunda en la psique de la fuerza laboral. Las recesiones previas parecían llegar más lentamente y los despidos ocurrían más gradualmente. Y las recesiones previas no dejaban a la gente culpando a las empresas, especialmente a las grandes corporaciones, por lo que salió mal en primer lugar.
Un futuro prometedor
Algo fundamental ha cambiado, y se verá en la forma en cómo elige la gente su siguiente trabajo. ¿Es eso algo malo? De hecho, puede ser lo opuesto.
Nuestra economía se verá estimulada si más gente se hace empresaria: si los propuestos incrementos en los impuestos sobre ganancias de capital no los agobian, esos empresarios serán un motor para la creación de empleo. Y las corporaciones sólo pueden mejorar si cambian en formas que atraigan a empleados con mentalidad empresarial. En la economía del futuro, velocidad, flexibilidad e innovación serán más cruciales que nunca.
Así que no, no puedo ser preciso acerca de cuándo terminará esta terrible recesión. Todo lo que sabemos es que ocurrirá finalmente y, entonces, los valientes nuevos empleados dominarán el día a día. Y sólo las valientes nuevas compañías los harán regresar a sus filas.