Reuters
Washington.- La recuperación económica global ha comenzado, pero para sostenerla Estados Unidos deberá orientarse a las exportaciones y Asia a las importaciones. Olivier Blanchard, economista jefe del Fondo Monetario Internacional (FMI), analiza así cuál debería ser el futuro rumbo de la economía global, pues teme que la producción económica potencial podría ser menor que antes del inicio de la crisis financiera.
"La recuperación no será simple", explica Blanchard en un artículo. "La crisis ha dejado cicatrices profundas, que afectarán tanto a la oferta como a la demanda por muchos años".
El consumo estadounidense, que representa un 70% de la economía del país y una gran porción de la demanda global, no recuperará rápidamente la fortaleza previa a la crisis porque los hogares suman píérdidas de billones de dólares derivadas del derrumbe de los mercados de acciones y viviendas.
Además, ahora es clave el concepto de ahorro. La crisis financiera ha hecho que los estadounidenses sean más conscientes de los "riesgos de cola", eventos de ocurrencia improbable, pero que cuando se presentan, tienen consecuencias devastadoras, según Blanchard.
Esto significa que los consumidores estadounidenses difícilmente volverán a gastar con total libertad, de modo que tanto Estados Unidos como sus socios comerciales deberán afrontar ajustes. Así, las economías emergentes de Asia, en especial China, deberán tener más protagonismo.
"Desde el punto de vista de Estados Unidos, una reducción del superávit de cuenta corriente de China ayudaría a incrementar la demanda y sostener la recuperación estadounidense", señala. "Esto resultaría en un aumento de las importaciones de Estados Unidos, que ayudaría a sostener la recuperación mundial".
Pero para que China aumente la demanda domíéstica, tendrá que ofrecer una red de seguridad más fuerte e incrementar el acceso de las familias al críédito, lo que alentará a sus consumidores a ahorrar menos y gastar más. "Tanto un aumento de la demanda de importaciones de China como un alza (del yuan) incrementarán las exportaciones netas de Estados Unidos", apunta.
Problemas para absorber el paro
Blanchard afirma que la mayor parte de los países verá un crecimiento económico positivo en los próximos trimestres, aunque probablemente sea demasiado tenue como para reducir el desempleo, que no tocaría un máximo hasta bien entrado el próximo año.
Buena parte de ese crecimiento obedece a los estímulos fiscales y la recomposición de inventarios, dos factores que deberán terminar, mientras que el estímulo tiene un costo para el crecimiento en el futuro.
"En casi todos los países, el costo de la crisis se ha sumado a la carga fiscal, y un alza en los impuestos es inevitable", dijo Blanchard. "Todo esto implica que quizás no retornemos al antiguo camino de crecimiento, que la producción potencial podría ser menor de lo que era antes de la crisis", añade.
Si el cambio hacia más exportaciones de parte de Estados Unidos y más importaciones de parte de Asia fracasa, el futuro será mucho más sombrío.
En ese caso, una díébil recuperación en Estados Unidos probablemente conduciría a una intensa presión política para extender los estímulos fiscales hasta que la demanda privada se recupere.
Si los funcionarios del Gobierno se resisten a esa presión, la recuperación en Estados Unidos será muy lenta, afirmó. Si ceden a la presión, los altos díéficit fiscales persistirían, planteando dudas sobre la sostenibilidad de la deuda, los bonos del Gobierno y el dólar.
Bajo ese oscuro escenario, el dólar podría depreciarse "de una manera desordenada, dando lugar a otro episodio de inestabilidad y de alta incertidumbre, lo que podría descarrilar la recuperación", advirtió Blanchard.